EE UU y M¨¦xico negocian un acuerdo sin precedentes para acabar con el narcotr¨¢fico
Ayudas millonarias y transferencia de tecnolog¨ªa tratan de blindar 3.000 kil¨®metros de frontera
Estados Unidos y M¨¦xico ultiman un acuerdo de gran calado para el combate contra los carteles de la droga. Ayudas multimillonarias, transferencia de tecnolog¨ªa y programas de capacitaci¨®n cimentar¨¢n, a lo largo de los pr¨®ximos seis a?os, un proyecto de seguridad regional, el m¨¢s ambicioso negociado hasta ahora, que pretende ganarle la partida al crimen organizado en los 3.000 kil¨®metros de frontera com¨²n.
En M¨¦xico no habr¨¢ intervenci¨®n estadounidense directa sobre el terreno
El nuevo Gobierno mexicano de Felipe Calder¨®n est¨¢ decidido a arrimar el hombro, pero exige reciprocidad: Washington deber¨¢ batirse contra el consumo dom¨¦stico de estupefacientes y contra las redes que, desde su territorio, facilitan armas y dinero a las mafias mexicanas.
Despuntaba la medianoche del 19 de enero de 2007 cuando tres aviones de la Fiscal¨ªa mexicana aterrizaron en Tejas. Entre los pasajeros, costaba reconocer al jefe del cartel del Golfo, el feroz Osiel C¨¢rdenas, alias El Matamigos, con el uniforme gris de presidiario, encogido entre dos agentes de ¨¦lite forrados con pasamonta?as y chalecos antibalas.
La competencia no estaba m¨¢s lustrosa: H¨¦ctor El G¨¹ero Palma, fundador del cartel de Sinaloa; Ismael Higuera, alias Mayel, del cartel de los Arellano, y Gilberto Garza, del cartel de Ju¨¢rez, le segu¨ªan esposados y cabizbajos. Momentos despu¨¦s, ese ramillete de capos mexicanos y otros 11 narcotraficantes quedaban en manos de la justicia estadounidense.
Esta escena, inusitada hasta entonces, no va a ser tan infrecuente en el futuro. El acuerdo antidroga que Estados Unidos y M¨¦xico negocian desde marzo, bajo celosa reserva, abrir¨¢ plenamente los cauces de cooperaci¨®n entre los dos pa¨ªses vecinos. Sobre la mesa est¨¢ en estos momentos la partida de ayuda que las autoridades mexicanas van a recibir de Washington, y que ser¨¢ analizada hoy por los presidentes de ambos pa¨ªses, George W. Bush y Calder¨®n, en una reuni¨®n previa a la cumbre trilateral de Am¨¦rica del Norte, que Estados Unidos, M¨¦xico y Canad¨¢ celebran en la ciudad de Quebec.
La lista incluye el acceso a instrumentos de alta tecnolog¨ªa, la financiaci¨®n para equipos de monitoreo, radares, sistemas de escucha y encriptaci¨®n, y la capacitaci¨®n de recursos humanos. "No se trata de una negociaci¨®n para conseguir unos cuantos juguetitos", recalca un alto funcionario mexicano, que pide el anonimato. "El paquete de apoyo antinarc¨®tico forma parte de un esquema integral de cooperaci¨®n", agrega. ?De cu¨¢nto dinero se est¨¢ hablando? "De una cifra sustancialmente superior a los 27 millones de d¨®lares (unos 20 millones de euros) que recibe M¨¦xico anualmente", responde esquivo. Otras fuentes consultadas cifran el presupuesto en unos mil millones de d¨®lares (737 millones de euros) para el sexenio del Gobierno de Calder¨®n.
Esa cantidad es una quinta parte de lo que Estados Unidos ha invertido desde 1999 en el llamado Plan Colombia, con el que las autoridades mexicanas marcan distancias para no crear anticuerpos en un pa¨ªs que ha enarbolado la independencia como bandera hist¨®rica, y donde todo lo que huela a injerencia levanta ampollas.
A diferencia del programa andino, en M¨¦xico no habr¨¢ intervenci¨®n estadounidense sobre el terreno. "Eso ni se ha planteado", se?ala el alto funcionario. "Y el Plan Colombia tiene un fuerte componente militar porque implica el combate contra grupos armados irregulares que est¨¢n en simbiosis con los narcotraficantes. ?se no es nuestro caso".
El caso mexicano es, de cualquier manera, dram¨¢tico. Por ese territorio cruza el 70% de la droga (coca¨ªna, marihuana y metanfetaminas) que llega a Estados Unidos. La reorganizaci¨®n de los siete grandes carteles y las disputas por el control de las entradas por las costas del Pac¨ªfico y del Golfo dej¨® el a?o pasado un reguero de 3.000 cad¨¢veres y episodios espeluznantes, como el trasiego de cabezas cortadas o las im¨¢genes de grabaciones de asesinatos colgadas en Internet. El crimen organizado est¨¢ enquistado en las instituciones y en los cuerpos de seguridad.
Nada m¨¢s asumir la presidencia, en diciembre pasado, el conservador Felipe Calder¨®n despleg¨® a 20.000 agentes federales en las ¨¢reas calientes de Michoac¨¢n, Guerrero y Baja California para intentar arrebatar el control del territorio a los narcotraficantes. En enero, ca¨ªa Pedro D¨ªaz Parada, due?o y se?or del cartel de Oaxaca, protegido durante tres d¨¦cadas por autoridades de ese Estado del sur de M¨¦xico. Y con las extradiciones de los capos, acostumbrados a dirigir el negocio c¨®modamente desde las prisiones mexicanas, el Gobierno dio, seg¨²n el experto Jorge Fern¨¢ndez, un golpe trascendente al narcotr¨¢fico. Estas iniciativas alentaron el acuerdo que ahora se negocia con Estados Unidos, y que deber¨¢ estar listo antes de octubre, para que la Casa Blanca lo env¨ªe al Congreso.
Las negociaciones se han vertebrado en tres cap¨ªtulos. Por un lado, el combate de M¨¦xico contra el crimen organizado en su propio territorio. Un segundo cap¨ªtulo detalla las iniciativas conjuntas para proteger la zona fronteriza. Adem¨¢s de mejorar el trabajo de inteligencia, se pondr¨¢n en marcha unidades mixtas, como las que ya funcionan en materia migratoria, integradas por personal de absoluta confianza. La tercera pata del pacto son los compromisos que adquirir¨¢ Estados Unidos en su propio territorio, y que pasan, explican fuentes oficiales, "por reducir los ¨ªndices de consumo de drogas, y aumentar de forma cr¨ªtica el control y la aplicaci¨®n de la justicia a los grupos que se dedican a introducir en M¨¦xico armas, precursores qu¨ªmicos para la fabricaci¨®n de drogas y dinero en efectivo. No ha sido f¨¢cil, pero lo van asumiendo".
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