El honor, por encima de la expresi¨®n
A¨²n estando totalmente de acuerdo con la conclusi¨®n que alcanza en su tribuna el eminente jurista Jos¨¦ Jim¨¦nez Villarejo (Libertad de expresi¨®n, honor y justicia, EL PA?S, 17 de agosto de 2007), esto es, en que son impecables jur¨ªdicamente el comportamiento de oficio del fiscal y a instancia de ¨¦ste, del juez, en relaci¨®n con la publicaci¨®n de la vi?eta de los Pr¨ªncipes en la revista El Jueves me atrevo, con osad¨ªa de lego, a poner en cuesti¨®n uno de sus argumentos principales.
Sostiene Jim¨¦nez Villarejo que "no existe derecho alguno, fundamental o no, que sea ilimitado". Y, en este contexto, al derecho (fundamental) a la informaci¨®n recogido en el art¨ªculo 20 de la Constituci¨®n espa?ola le llama "derecho a la libertad de expresi¨®n". Discrepo por partida de doble osad¨ªa: los derechos, todos, fundamentales o no, son ilimitados. Son las libertades las que tienen l¨ªmites. Y el derecho recogido en el art¨ªculo 20 de la CE es el derecho a recibir la informaci¨®n, por supuesto, ilimitado, al igual que los derechos al honor, intimidad y propia imagen -tambi¨¦n fundamentales- recogidos en el art¨ªculo 18 de la CE.
Hay colisi¨®n entre derechos -y ¨¦sta del 18/20 es la colisi¨®n m¨¢s repetida e interesante en las democracias- s¨®lo si uno se empe?a en llamar libertad de expresi¨®n u opini¨®n (de la que son sujetos los que expresan) al derecho a (recibir) la informaci¨®n (de la que somos sujetos los lectores, oyentes, televidentes o interlocutores). El art¨ªculo 20, mal que les pese a los malos periodistas, no regula la libertad de expresi¨®n. No existe ning¨²n derecho a informar, el derecho que existe es a la informaci¨®n. No hay colisi¨®n, como en este caso, si lo que se enfrenta es un derecho inalienable como es el del honor (igual o m¨¢s a¨²n si es el del Pr¨ªncipe heredero) con la libertad de expresi¨®n, que no es un derecho, sino una libertad por tanto limitada: gana y debe ganar el honor siempre, como derecho. Si el honor o intimidad de alguien se ve afectado, no hay expresi¨®n que valga, otro cantar ser¨ªa si colisionara con el derecho a ser informados de la circunstancia que involucra su honor, que es donde se plantea la colisi¨®n habitual.
Me parece magn¨ªfica la iniciativa de Jim¨¦nez Villarejo de abrir el debate por esta l¨ªnea jur¨ªdica en vez de la utilitarista de las consecuencias con la que se ha jugado al despiste. Quiz¨¢ el pr¨®ximo paso para evitar lesiones a m¨¢s derechos fuera del legislador, pero no repens¨¢ndose el secuestro por su efectividad (argumento de aplicaci¨®n en todo caso achacable a la diligencia al realizarlo o a la no presentaci¨®n de iguales protecciones contra todos los medios digitales y f¨ªsicos que reproduc¨ªan la vi?eta), sino planteando reglamentos (y quiz¨¢ un Estatuto de la Profesi¨®n Period¨ªstica no meramente autorregulatorio) que expliciten situaciones y que desarrollen el texto y esp¨ªritu constitucional en este conflicto.
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