El cine resucita el espacio de los Borja
La pel¨ªcula sobre la familia de los papas valencianos atrae a nuevos curiosos al Palau Ducal de Gandia
Hace dos a?os, en octubre de 2005, el Palau dels Borja de Gandia acogi¨® la presentaci¨®n del rodaje de la pel¨ªcula Los Borgia, de Antonio Hern¨¢ndez. Acudieron a la cita la mayor¨ªa del reparto, con caras tan populares como Paz Vega, principal gancho medi¨¢tico y promocional. Fue para este municipio, principalmente conocido como destino tur¨ªstico de playa y poco acostumbrado a este tipo de eventos, todo un acontecimiento social. Un a?o despu¨¦s se estrenaba la pel¨ªcula basada la leyenda negra de la rama de la saga nobiliaria valenciana m¨¢s mitificada, la del Papa Alejandro VI, sus hijos y sus intrigas. ?Qu¨¦ qued¨® de aquel acontecimiento? ?Ha aumentado el inter¨¦s por el v¨ªnculo de la ciudad con una parte de la familia nobiliaria valenciana m¨¢s internacional? Balbina Sendra, licenciada en Historia del Arte y gu¨ªa del palacio, asegura que tras el estreno de la pel¨ªcula se not¨® cierto incremento en el n¨²mero de visitantes, pero no exagerado. Sendra destaca como curiosidad que sirvi¨® para atraer a vecinos del propio municipio, que hab¨ªan pasado incontables veces por delante de la fachada pero no hab¨ªan sentido la curiosidad de visitar el edificio, declarado monumento hist¨®rico-art¨ªstico nacional en 1964.
El palacio de Sant Francesc de Borja, biznieto del Papa Alejandro VI, recibe una media de 200 visitas diarias, 30.000 al a?o
Acudimos a una visita guiada para conocer el perfil del visitante del Palau Ducal, uno de los d¨ªas m¨¢s calurosos de este mes de agosto. Nos encontramos con un grupo de lo m¨¢s heterog¨¦neo, desde extranjeros con la gu¨ªa en mano, a un turista solitario, varias parejas de amigos, y una familia procedente de C¨®rdoba formada por los abogados Ana Soldado y Miguel Mantrana y sus dos hijos. Pasan unos d¨ªas en el municipio cercano de Oliva y a pesar del calor y la humedad que carga el ambiente, han decidido renunciar a la playa y visitar el palacete. Es la primera vez que veranean en la zona y aseguran que siempre que viajan aprovechan para empaparse de la historia del lugar y visitar los monumentos m¨¢s importantes. Miguel enumera el patrimonio y la historia de Gandia y reprocha que se hayan dejado perder elementos hist¨®ricos como la antigua muralla y el Castell de Bayr¨¦n. El matrimonio es aficionado a la historia y Miguel llega con la lecci¨®n aprendida y conoce los entresijos de la vida de San Francisco de Borja. Sobre el palacio mantiene ciertas reticencias. "Los Jesuitas lo compraron en ruinas as¨ª que debe ser todo una reconstrucci¨®n", advierte.
Asunci¨®n Vicieu y unos amigos se suma al grupo. Es jubilada, reside en Madrid y lleva 30 a?os veraneando en Gandia, pero hasta ahora no se hab¨ªa interesado por el Palau Ducal. Fue en un viaje a Italia donde conoci¨® la historia de los Borgia y sus v¨ªnculos con X¨¤tiva, Valencia y Gandia, y le despert¨® la curiosidad por todo lo relacionado con la familia. Balbina asegura que el mito de la rama italiana y las intrigas de la familia son los principales reclamos de los visitantes. Por eso en la introducci¨®n a la visita guiada advierte al grupo que se va a hablar sobre la relaci¨®n del palacete con Francisco de Borja, el cuarto duque de Gandia, biznieto del Papa Alejandro VI, con una vida no menos interesante que la de su bisabuelo y antecesores. Un breve apunte biogr¨¢fico: Francisco de Borja (Gandia, 1510, Roma, 1572) fue el primog¨¦nito de los duques Juan de Borja (nieto del Papa Alejandro VI) y de Juana de Arag¨®n (nieta de Fernando El Cat¨®lico). Fue virrey de Catalu?a y cuarto duque de Gandia. En 1539 escolt¨® el cuerpo de la emperatriz Isabel de Portugal a su tumba en Granada y, cuenta la leyenda, que al ver el cuerpo descompuesto de la mujer le caus¨® tanto impacto que decidi¨® "nunca m¨¢s servir a un se?or que se pudiera morir". Tras la muerte de su mujer, la noble portuguesa Eleanor de Castro, con quien tuvo ocho hijos, decidi¨® entrar en la Compa?¨ªa de Jes¨²s, de la que fue nombrado Padre General en 1565. Fue proclamado beato en 1624 por el Papa Urbano VIII, y santo por Clemente XI, en 1671. Los jesuitas compraron en 1890 el edificio en el que pas¨® una parte importante de su retiro espiritual, el Palau Ducal de Gandia, que estaba al borde de la ruina.
El palacete conserva parte de la cer¨¢mica, como el mosaico de Los cuatro elementos y las pinturas originales en lienzo atribuidas a Gaspar de la Huerta en una de las salas principales, la Sala Daurada, que han sido restauradas. Miguel Mantrana se percata en una de las estancias de que en una de las urnas se encuentra el lecho donde falleci¨® el santo, un catre que la Compa?¨ªa de Jes¨²s en Roma cedi¨® al Palau Ducal y que se encontraba depositado en la iglesia Il Ges¨´ de Roma. Una de las salas m¨¢s atractivas para el grupo es la peque?a capilla en la que el santo se retiraba a rezar. Mantrana y su familia reconocen al salir del edificio que la visita les ha sorprendido gratamente y que el monumento se encontraba mejor conservado de lo que esperaban. La media de visitas diarias supera las 200, m¨¢s de 30.000 personas al a?o. Los Borja contin¨²an siendo un reclamo y un atractivo para los ciudadanos del siglo XXI.
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