"Son cosas que nos pasan a los que somos pobres"
Muchos pobladores de las colonias de la ciudad de Chetumal perdieron sus hogares en las inundaciones causadas por el Dean
Hace apenas cinco d¨ªas, la Cruz Parlante le dijo al Teniente Sim¨®n Mis que una sequ¨ªa quemar¨ªa las tierras de los mayas. Nada insinu¨® sobre el hurac¨¢n. Nada se advert¨ªa en el aire. El Teniente, una autoridad militar-religiosa, confi¨® en lo dicho por la Cruz Parlante, el s¨ªmbolo adorado por los mayas en el municipio de Felipe Carrillo Puerto desde que llegaron a la regi¨®n desde Yucat¨¢n, a finales del siglo XIX.
"Dijo que nos esperaba una sequ¨ªa, pero el hurac¨¢n no lo pronostic¨®. Dios es grande y ¨¦l sabe lo que hace", traduce un joven del maya al espa?ol las palabras del Teniente Sim¨®n. Faltaban 10 horas para que Dean, el hurac¨¢n que corre a m¨¢s de 255 kil¨®metros por hora, impactara en la zona centro-sur del Estado, en los pueblos de pescadores y de ind¨ªgenas mayas que pueblan Quintana Roo, Yucat¨¢n y Campeche. La Cruz Parlante todav¨ªa no les dice por qu¨¦. Pero los mayas vivieron una madrugada donde el viento meci¨® sus chozas y el agua aneg¨® sus campos.
La mayor¨ªa de los mayas se neg¨® a salir de sus casas, en la zona m¨¢s pobre del Estado
Y es que la mayor¨ªa de los mayas se neg¨® a salir de sus casas, enclavadas en la zona m¨¢s pobre del Estado; de las 1.800 personas que se esperaban, s¨®lo 300 hab¨ªan llegado a los albergues.
Incluso, en Chomp¨®n, los soldados forcejearon con la gente. De los tres autobuses enviados por el Gobierno, s¨®lo uno regres¨® con pasajeros. En esta regi¨®n maya la resistencia es lo que m¨¢s se come. En un costado del templo Chan Santa Cruz hay un mural donde se advierte que la fuerza amenazante es el neoliberalismo, no los huracanes o sequ¨ªas. "En Reforma somos 300 y s¨®lo 30 dejamos casas, otros se resistieron a irse, ni a los soldados hicieron caso. Se quedaron porque temen que les roben o porque no creen que llegue", dijo Eustolia Ruiz. En el refugio, los ni?os eran los ¨²nicos tranquilos. Juan Daniel de la Cruz, de ocho a?os, explicaba qu¨¦ es un hurac¨¢n: "Es como un monstruo de viento y agua, pero que s¨®lo tiene un ojo, por eso no ve bien d¨®nde llega y destruye casas y ¨¢rboles". Su hermano de seis a?os contaba sus recuerdos del hurac¨¢n Wilma, de hace dos a?os. "Feo. Tumba ¨¢rbol, casa, la gente lo ve cuando viene".
El Dean entr¨® pasada la medianoche a 65 kil¨®metros de Chetumal, la capital de Quintana Roo, a unas cinco horas de los balnearios de Canc¨²n y de la Riviera Maya, a los que apenas salpic¨® una lluvia intermitente. La capital, fronteriza con Belice, maldurmi¨® con el temor. Muchos pobladores se fueron a los albergues habilitados por el Gobierno estatal. Amenazaba el viento con volar techos y casas y el agua con inundar la parte baja de la ciudad. A las dos de la madrugada, el Gobierno cort¨® la luz como medida preventiva que evitara alg¨²n cortocircuito; eso ennegreci¨® m¨¢s la noche. Habitantes de la populosa colonia Los Monos, que se encuentra en medio de una zona pantanosa, regresaron ya con la luz del d¨ªa del martes a sus hogares. Encontraron sus casas entre charcos de agua, y los techos fueron usados como alfombra para caminar.
"Se sacud¨ªa horrible la casa y tuve que salir huyendo antes de las cuatro de la ma?ana. Hoy que regreso, veo que casi lo perd¨ª todo", coment¨® Ascencio Gonz¨¢lez, originario de Michoac¨¢n, en el centro del pa¨ªs. "Ahora tendremos que reparar la casa".
Jes¨²s Vela, quien abandon¨® su casa a mediod¨ªa del lunes para refugiarse junto con su esposa y cuatro hijos en la vivienda de un familiar, encontr¨® sus pertenencias en el agua. "Son cosas que no se pueden evitar y tienen que pasar a¨²n cuando somos pobres", lament¨®.
Francisco Reyes Mu?oz, conocido como el Mono Mayor en la colonia, hizo las cuentas: unas 70 viviendas fueron devoradas por el Dean.
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