Los reyes no son los padres
"En Estados Unidos siempre puedes encontrar una fiesta. En Rusia, la fiesta siempre te encuentra a ti". ?sta es una de las m¨¢s c¨¦lebres frases de Yakov Smirnoff, c¨®mico ucranio afincado en Nueva York que, por lo restrictivo de las coordenadas geogr¨¢ficas de la sentencia, parece que jam¨¢s pis¨® suelo espa?ol. El apellido es real.
Como en la canci¨®n de Charlene, hemos estado en el para¨ªso, pero parece que no hemos estado en nosotros (el pop y el psicoan¨¢lisis son extra?os compa?eros de cama). As¨ª, decidimos dedicar la ¨²ltima semana de este verano de nuestro descontento, que se vuelve glorioso invierno con este apag¨®n barcelon¨¦s, a abandonarnos a recorrer todo tipo de celebraciones nocturnas con la loable intenci¨®n de encontrar nuestro lugar en el universo l¨²dico, una tarea cada vez m¨¢s complicada. Los a?os pasan, dejando un inquietante rastro de m¨¢rtires capilares, que a diferencia de Hansel y Gretel no nos sirven para volver a casa. Las modas cambian antes de que puedas gritar "ese triquini es m¨ªo", y el revival empieza a recuperar cosas que t¨² ya viviste la primera vez. Las resacas que anta?o fueron sainetes; hoy parecen tragedias isabelinas.
PARTICIPE. Ma?ana, fiestas patronales de los pueblos. http://blogs.elpais.com/blog_party/ |
La primera parada es la fiesta de cumplea?os de Elvis. Vive. El martes cumple un a?o. Pero como esta fiesta, obviamente, no est¨¢ dedicada al ni?o, sino a padres y amigos, se celebra en domingo, que es el d¨ªa en que a la canguro le iba bien. Los padres ser¨¢n los reyes, pero el Papa sigue siendo el canguro.
Ahora suena: Falling and laughing, de Orange Juice, una banda de Glasgow que hac¨ªa pop cuando lo que se llevaba era el punk, y que, m¨¢s o menos, se pas¨® a la m¨²sica negra cuando lo que mandaba era el pop. Nos gusta.
La fiesta se celebra en una enorme terraza en un piso alejado de las leyes del bus tur¨ªstico. Se trata de uno de esos antinaturales espacios en los que la terraza posee el doble de metros cuadrados que el habit¨¢culo. La alineaci¨®n es m¨¢s que interesante. Zidanes y pavones. Los que acaban de volver de la Toscana con un insoportable rastro de felicidad en su semblante. Los que ayer no durmieron, y parece que hoy tampoco. El padre. La madre. Casi todos parecen instalarse en ese territorio delimitado por los minutos de la basura de los veinte y el glorioso inicio de la cuenta atr¨¢s (al m¨¢s puro estilo Europe) de los treinta. Look arregladamente desastrado, entre la segunda mano estilosa y la insistencia porque las acciones de H&M lleguen a su m¨¢ximo hist¨®rico a pesar de la crisis hipotecaria norteamericana. Padres rockeros que tratan de aunar sus todav¨ªa vivas pulsiones underground con las nuevas responsabilidades. Un ¨¦xito posible y de rabiosa actualidad, te comentan. Los padres siempre tratan de convertirse a su causa, aunque lleven una camiseta rota de un viejo filme de John Waters. A diferencia del m¨²sico brit¨¢nico Billy Bragg, quien a la pregunta de qu¨¦ sentido ten¨ªa mezclar pol¨ªtica y pop respond¨ªa "con verg¨¹enza y las habituales excusas", los padres que encontramos aqu¨ª y ahora, entre latas vac¨ªas de cerveza y planes para una noche larga, responden a todas las dudas sobre la paternidad con seguridad, orgullo y "abuela". "A ¨¦stos no es que les cueste crecer", comenta una asistenta a la fiesta. "Es que han visto que no tienen por qu¨¦ hacerlo. ?Otra cerveza?".
?Y el ni?o? Este que corre por ah¨ª es Gene Vincent. Elvis duerme.
La hora de los regalos confirma la naturaleza alternativa del evento. Como las cervezas, los presentes son de marca blanca. A pesar de los esfuerzos de algunos fabricantes de juguetes por forzar un brusco cambio de paradigma, lo t¨®xico, de momento, se reserva para los mayores. Este ni?o no sabe d¨®nde se ha metido, y de aqu¨ª a unos a?os cuando se vea con una camiseta talla 1 a?o de David Bowie, se va a re¨ªr mucho de sus padres y sus amigos. Ha llegado la canguro y la alineaci¨®n, formada por dise?adores que no dise?an, artistas que no exponen y escritores que no escriben (es estupendo no tener que ser joven para ser un joven creador) se dirige a un pub irland¨¦s donde ponen f¨²tbol argentino. A pesar de paternidades varias, alopecias agresivas y dem¨¢s signos que sugieren otra aproximaci¨®n al ocio nocturno, seguir¨¢n bebiendo cerveza como si no hubiera un ma?ana y teniendo conversaciones que parecen sacadas de un filme de Ted Demme o Hal Hartley.
Ahora suena: Best imitation of myself, de Ben Folds Five. Incluida en el primer disco de este extinto combo que convirti¨® el legado de Billy Joel en algo aceptable, esta canci¨®n es una de las m¨¢s divertidas e incisivas reflexiones sobre el hecho de negarse a crecer.
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