Pistas milagrosas de quita y pon
A menudo, los fabricantes de suelos asocian la imagen de un muelle a las propiedades de una superficie. El concepto se transmite f¨¢cilmente: disipar la energ¨ªa del impacto, protegiendo al cuerpo de los efectos de las fuerzas de reacci¨®n del suelo, y devolver esta energ¨ªa almacenada en la deformaci¨®n, facilitando la impulsi¨®n. Un suelo que amortig¨¹e al m¨¢ximo perjudicar¨¢ la impulsi¨®n. Basta con pensar en la arena de la playa o en una colchoneta. No consideramos una cama el¨¢stica o cualquier otro mecanismo que d¨¦ una ayuda externa al atleta, pues en ellos el atletismo, tal como lo conocemos, no ser¨ªa posible. As¨ª, al certificar suelos, la federaci¨®n internacional (IAAF) limita sus grosores, la reducci¨®n de la fuerza que proporcionan y su deformaci¨®n. Hace 40 a?os se usaban las pistas de ceniza, que fueron cambiadas por pol¨ªmeros de variadas capacidades el¨¢sticas. Los suelos han evolucionado y con ello las normas.
Hace un a?o, el estadio Nagai de Osaka mud¨® la piel de sus calles sin recurrir a la superficie que ha vestido los Mundiales desde 1995 y los ocho ¨²ltimos Juegos. "La pista es milagrosa", es uno de los comentarios recibidos. A veces sale a la luz el t¨®pico de las pistas r¨¢pidas. Pero los cient¨ªficos han denunciado que se piensa m¨¢s en su rapidez que en su amortiguaci¨®n de los impactos. Las caracter¨ªsticas ideales de un suelo para un velocista no son las mismas que para un fondista. El primero requiere que sea poco deformable y que devuelva r¨¢pidamente la energ¨ªa que almacena en el impacto, mientras que el segundo precisa que sea c¨®modo, con mayor amortiguaci¨®n, y que le proteja de lesiones. La IAAF describe que el suelo debe reducir la fuerza de impacto (probada con atletas mec¨¢nicos) entre un 35% y un 50%. El biomec¨¢nico Roger Barlett denunci¨® que en Atlanta 96 se busc¨® su m¨ªnima expresi¨®n (36%) consiguiendo una pista r¨¢pida, pero que por su dureza nunca fue deseada para entrenarse. Un a?o despu¨¦s era un campo de b¨¦isbol.
Benno Nigg destaca que las pruebas de certificaci¨®n son s¨®lo mec¨¢nicas. Pero un atleta no se comporta como una masa pasiva que se suelta a cierta altura para evaluar el impacto. Por ello, aconseja las pruebas de tipo biomec¨¢nico, que eval¨²en la interacci¨®n suelo-calzado-atleta. En esta l¨ªnea, Juan Vicente Dur¨¢, ingeniero del Instituto de Biomec¨¢nica de Valencia, incluy¨® las plataformas de fuerzas bajo el suelo, aceler¨®metros en la tibia y en la frente y an¨¢lisis del movimiento mediante c¨¢maras para medir las repercusiones del pavimento sobre los sujetos y no s¨®lo sus deformaciones.
Si el suelo de Osaka es o no r¨¢pido lo sabremos seg¨²n las marcas. Si acredita su rapidez, ojal¨¢ no lo haga a costa del sufrimiento del esqueleto de los ya de por s¨ª escu¨¢lidos fondistas. Y es deseable que su superficie no sea de quita y pon para que pueda ser aprovechada tanto en competiciones como en entrenamientos.
Xavier Aguado J¨®dar es biomec¨¢nico de la facultad de Ciencias del Deporte, Universidad de Castilla-La Mancha (xavier.aguado@uclm.es).
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