Locking Shocking. Moda y 'performances'
Sus desfiles parecen intervenciones art¨ªsticas, y sus inquietudes tienen cabida en los museos. ?scar Benito y Ana Gonz¨¢lez forman una de las parejas m¨¢s individualistas de cuantas participan en Cibeles. En su discurso, la stendencias se mezclan con las videoinstalaciones y la creaci¨®n radical.
En alg¨²n punto del trayecto entre arte y moda, los barrios madrile?os en los que crecieron (Usera y Vallecas), la creaci¨®n radical y la viabilidad mercantil se halla Locking Shocking. En un lugar equidistante entre las personalidades de Ana Gonz¨¢lez, de 37 a?os, "cerebral, con los pies en la tierra" y, por tanto, locking (en ingl¨¦s, gerundio de cerrar), y ?scar Benito, de 36, vallecano "totalmente emocional" y que se atribuye la parte shocking (chocante) de la pareja.
La suya es una moda basada en las experiencias personales, anclada con fuerza y nula frivolidad en su educaci¨®n como licenciados de Bellas Artes. Una propuesta que conjuga ropa no apta para esp¨ªritus d¨¦biles, videoinstalaciones y dem¨¢s intervenciones art¨ªsticas y referencias de alta cultura (Marina Abramovich o William Burroughs han inspirado su trabajo) en un ¨¢mbito, el de la moda espa?ola, en el que los que dan risa suelen ser los que se ponen serios.
"Mucho m¨¢s que una firma de ropa, nuestro trabajo ha pretendido ser siempre una met¨¢fora de nuestras vidas"
"La modernidad se ha devaluado por el 'moderneo'. La modernidad real reside en tu discurso pol¨ªtico, en tus ideas"
Tambi¨¦n son un producto inequ¨ªvoco del Madrid de mediados de los noventa. El del aburrimiento de la posmovida y la asimilaci¨®n atropellada del concepto de las nuevas tendencias. Fue entonces cuando, reci¨¦n salidos de la Facultad, adquirieron nombre como dise?adores de complementos fuera de lo com¨²n, para los que emplearon pelo humano y cuyas campa?as publicitarias participaban del mismo esp¨ªritu art¨ªstico que les ha llevado a exponer, no precisamente faldas y pantalones, entre otros, en el Museo de Arte Contempor¨¢neo de Castilla y Le¨®n (Musac).
El a?o de debut de Locking Shocking en la Pasarela Cibeles, 2002, fue tambi¨¦n el de David Delf¨ªn, cuyas modelos, encapuchadas, acapararon las primeras planas con tintes de esc¨¢ndalo nacional. Locking Shocking, por su parte, se alzaron con el premio L'Or¨¦al para j¨®venes dise?adores y apuntalaron una trayectoria en la que han demostrado que nunca estuvieron de vacaciones en la transgresi¨®n. La ¨²ltima de sus colecciones, presentada en febrero pasado en Cibeles y bautizada Bipolar por el empleo exclusivo de dos parejas de colores (dorado y blanco; negro y plateado), no fue m¨¢s que otra prueba de ello.
Todo lo cual los convierte, muy probablemente, en un fen¨®meno ¨²nico en la moda espa?ola. Pero no en unos anacoretas. Ana es presidenta de AD?, Asociaci¨®n Art¨ªstica de Dise?adores Nacionales de Moda de Espa?a, creada hace un a?o para englobar la propuesta de un grupo de dise?adores (casi siempre j¨®venes) a los que les une un cierto acercamiento al trabajo, pero sobre todo el no formar parte de ACME (Asociaci¨®n de Creadores de Moda de Espa?a), las siglas tras las que se agrupan un pu?ado de modistas (casi siempre consagrados) que reciben puntuales subvenciones del Ministerio de Cultura y suelen identificarse con la parte m¨¢s asentada de este negocio.
En el luminoso taller del centro de Madrid en el que trabajan convenientemente separados en la pr¨®xima colecci¨®n, las declaraciones de uno y otro se atropellan para detallar el viaje de "los chicos de barrio esos del arte que se metieron a la moda".
Con todo esto de AD?... ?andan queriendo matar al padre?
Ana Gonz¨¢lez. No dir¨ªa tanto. Se est¨¢ dando el relevo que ya tocaba. Es un momento de apertura para ellos. La creaci¨®n de AD? les ha abierto los ojos a nuevas marcas y ha permitido nuevas v¨ªas de di¨¢logo. Ellos mismos saben que debe haber un relevo.
?scar Benito. No tiene sentido, de todas maneras, que haya dos asociaciones vinculadas a una sola pasarela.
Entonces, ?cu¨¢les son las diferencias entre una y otra asociaci¨®n? ?Van m¨¢s all¨¢ de las puramente econ¨®micas?
?. B. Las diferencias son todas.
A. G. Nosotros tratamos de articular propuestas art¨ªsticas y de mercado. Porque se trata tambi¨¦n de vender. Creemos que podr¨ªamos ir todos juntos como una sola plataforma a las ferias de Par¨ªs o Mosc¨², por ejemplo. Demostrar que no hay ning¨²n problema en que hagamos causa com¨²n. Nosotros mismos hemos demostrado que no se trata s¨®lo de pillar las subvenciones, sino de buscar viabilidades comerciales. Dotar a esto de una intenci¨®n comercial.
En cualquier caso, hace s¨®lo dos a?os que producen sus colecciones. Lo cual quiere decir que antes, lo visto sobre la pasarela nunca acababa en las tiendas. ?Tanto tard¨® en llegar esa necesidad de dotar a todo esto de una intenci¨®n comercial?
A. G. Es que no ten¨ªamos dinero. En este negocio debes pagar todo por adelantado. Los tejidos, las modistas, el tallaje, el escalado, el corte. Todo eso lo produces, y despu¨¦s de servirlo... ?cobras a los noventa d¨ªas! Tienes que estar pagando por anticipado cuatro meses y medio. O tienes un buen fondo o, si no, no puedes hacer nada.
?. B. Tuvieron que llegar los socios capitalistas. Claro, porque t¨² no puedes vender si no vas a servir. Todo el dinero que pod¨ªamos generar lo invert¨ªamos en nuevos desfiles. Hasta que lleg¨® el dinero ajeno, nuestra misi¨®n fue la de crear marca. Una imagen potente que resultase atractiva. Hasta entonces, el dinero era nuestro y de nuestras familias.
?Es parte de la madurez que se espera de la moda espa?ola? ?Que se extienda entre sus creadores algo tan sencillo como el inter¨¦s por vender?
A. G. En las primeras colecciones est¨¢s m¨¢s ¨¢vido de aplausos que de otra cosa. Quieres sorprender. Cr¨®nicas en las revistas. Fotos. Y luego dices: yo lo que quiero es mi ropa en la calle. Y o¨ªr: "Me gusta tal o cual prenda... me queda incre¨ªble".
?. B. Si no, haces una colecci¨®n y la dejas en una vitrina de un museo y ya est¨¢. El fin de la ropa es llevarla. As¨ª que s¨ª, es un proceso de madurez. Dicho todo lo cual, creo que nuestra ¨²ltima y muy poco comercial colecci¨®n, una de las m¨¢s experimentales que hayamos hecho, contradice todo esto. Es dura, afilada y muy complicada. Justo como el invierno en el que fue concebida. Mucho m¨¢s que una firma de ropa, Locking Shocking ha sido siempre una met¨¢fora de nuestras vidas. Si bautizamos con un nombre cada colecci¨®n, es porque est¨¢ relacionado con una etapa determinada.
?Por ejemplo?
A. G. Naufragio [primavera de 2005]. No ten¨ªamos un duro. Est¨¢bamos con el agua al cuello. Pensamos que ser¨ªa la ¨²ltima. Llega un momento y una edad en que no puedes estar pidiendo favores a tu familia. Sobre todo porque a las nuestras no les sobra el dinero precisamente. Pensamos: "Si vamos a hundirnos, que sea de gala". Empleamos unos tejidos car¨ªsimos, confeccionamos la colecci¨®n m¨¢s grande que hayamos hecho, la ¨²ltima parte era toda cosida a mano... Muy oper¨ªstico. Hicimos un v¨ªdeo en el que el agua nos iba cubriendo hasta que casi llegaba a ahogarnos. Al final aparec¨ªa una luz en el horizonte que nos salvaba y el agua bajaba.
?. B. Ten¨ªa una doble lectura. Porque en un naufragio te mueres o te conviertes en un superviviente. En esa ¨¦poca le¨ªamos mucho a Robinson Crusoe. Hay una parte en la que el personaje se da cuenta de que Dios lo ha elegido entre todos los tripulantes para sobrevivir. Nosotros hac¨ªamos esa analog¨ªa. Todo esto es una mierda, pero la marca sigue. Nuestras familias dec¨ªan: "Madre m¨ªa, con lo mal que lo est¨¢is pasando y todav¨ªa una colecci¨®n m¨¢s".
?Qu¨¦ decisi¨®n pareci¨® peor a sus padres: dedicarse al arte o a la moda?
A. G. Siempre nos han apoyado mucho. En todo caso, ellos han visto que fue todo para bien. Con Naufragio lleg¨® el primero de los dos socios capitalistas que hemos tenido, y gracias a ese desfile nos dieron el premio Marie Claire [que concede un comit¨¦ de periodistas espa?oles especializados]...
?. B. ...Y no al joven dise?ador, sino al dise?ador a secas. Fue muy importante. Por otra parte, es un premio muy conservador que se otorga en un lugar muy conservador: la casa del embajador de Francia. Algunos pensar¨ªan: "?Y ¨¦stos qu¨¦ hacen aqu¨ª?". Tambi¨¦n hubo un salto en nuestra proyecci¨®n art¨ªstica. Al poco, presentamos el proyecto Regret, para el Musac.
?En qu¨¦ consisti¨®?
A. G. Creamos unas r¨¦plicas nuestras en tres dimensiones, en l¨¢tex, con la ayuda del equipo de efectos especiales que trabaja habitualmente en las pel¨ªculas de Guillermo del Toro. Fue toda una experiencia el d¨ªa en que fuimos al taller y nos vimos all¨ª. Est¨¢s acostumbrada a tu reflejo plano, en el espejo, pero en las tres dimensiones...
?. B. Cada uno estaba dentro de una vitrina. Hab¨ªa pinchos de carnicero de los que colgaban trozos de cara, pellejos... Y nos un¨ªan unas esposas. Todo muy metaf¨®rico... Coincidi¨® con el momento de nuestras vidas en el que nos divorciamos.
?Divorciamos?
A. G. S¨ª, decidimos que era mejor una separaci¨®n civilizada. Antes pas¨¢bamos todo el d¨ªa juntos. Compart¨ªamos los amigos. Acab¨® por ser insoportable. Ahora mantenemos amistades separadas.
?. B. Era otro tipo de relaci¨®n.
?Se acuerdan del d¨ªa en que se conocieron?
A. G. Fue en la Facultad, en una clase de dibujo. Haciendo unas pr¨¢cticas con modelos.
?Fue amistad a primera vista?
A. G. ?Qu¨¦ va! Nos llevamos fatal desde el principio. Discutimos mucho. Pero creo que tenemos tantas cosas en com¨²n (m¨²sica, gustos art¨ªsticos, la moda) que todo eso ha podido.
?. B. Incluso ahora, que estamos separados [risas]...
?Han pensado en dar salida comercial a sus proyectos art¨ªsticos? Con tanto 'boom' coleccionista como parece haber, ser¨ªa el momento...
A. G. Es cierto eso que dice del boom. He estado en las tres grandes citas de este verano [Venecia, Basel y Kassel], y los compradores hac¨ªan cola casi como en el d¨ªa de las rebajas. En todo caso, hay muchos complejos en el mundo del arte con permitir que entren elementos ajenos. Van de abiertos, pero en el fondo no lo son.
?. B. Y f¨ªjate las libertades que se cogen ellos con la moda. Tracey Emin con Vivienne Westwood, sin ir m¨¢s lejos. Nosotros siempre hemos sido los chicos de la moda que se dedican al arte.
A. G. A lo mejor un d¨ªa nos hartamos, mandamos a tomar por culo la moda y nos dedicamos al arte. Es tan asfixiante que hay d¨ªas en que te dan ganas.
Porque la moda no es arte...
A. G. La manera de mostrar ciertas cosas de moda puede ser arte.
?. B. Como a m¨ª me gusta la m¨²sica y el arte mucho m¨¢s que me interesa la moda... pues trato de impregnar mi trabajo con todo eso siempre que Ana me lo permita. Lo impregno todo lo que puedo con mi esencia. Yo no soy un modista. Si cargas la ropa que haces con tus emociones, ?por qu¨¦ no va a ser arte, por qu¨¦ no voy a expresar algo a ese nivel aunque sea ropa?
A. G. A nuestro ¨²ltimo desfile vino Agust¨ªn P¨¦rez Rubio [subdirector del Musac], y al final nos dec¨ªa: "?Es que esto es una performance!". Se trataba de la lucha de color entre dos colores. Del dorado al blanco. Del plata al negro. En todas las piezas, los tonos peleaban por prevalecer...
Se suele asumir que ustedes no siguen las tendencias...
A. G. El que diga que no las sigue, miente. No se trata de copiar lo que se lleva ahora. Lo que est¨¢ claro es que tienes que vender. Lo que se ve en la pasarela sufre despu¨¦s una adaptaci¨®n para llegar a las tiendas. Otra cosa interesante es saber que cuando vas a la feria de tejidos para empezar a trabajar, te encuentras con lo que hay... Un mont¨®n de telas rojas, por ejemplo. Y simplemente porque hay excedentes. Tenemos menos libertad de lo que pensamos.
?. B. En Espa?a, en todo caso, parece que no te dejen hacer una cosa muy arriesgada y exclusiva. En otros pa¨ªses s¨ª te lo entienden, pero no aqu¨ª.
?Todo ir¨ªa mejor en el extranjero?
A. G. Seguro. Lo dif¨ªcil, evidentemente, es llegar y mantenerse. En otros pa¨ªses, una vez que llegas, ya no te cuesta tanto mantenerte. A ver, no nos quejamos de Madrid, ni de las oportunidades que nos ha dado Cibeles. El asunto es que su proyecci¨®n, por mucho que nos encante, no es como la de otras pasarelas internacionales.
?. B. Sales fuera de Espa?a y no conocen absolutamente nada de tu trabajo.
A. G. En moda funciona siempre as¨ª. Todos sacan siempre a sus amigos. Pasa lo mismo con el arte. El comisario de la ¨²ltima Bienal de Venecia se ha fijado en lo que se est¨¢ haciendo en los l¨ªmites del arte, en ?frica, en sitios en los que nadie se hab¨ªa fijado. Y lo han criticado, claro, porque la gente quiere ir a una cita as¨ª y conocer todo lo que va viendo. Para no sentirse agredida por lo desconocido.
?. B. Porque el mundo del arte y de la moda es muy burgu¨¦s.
?Est¨¢n diciendo que si alguien se fijase en la moda espa?ola, se la tomar¨ªa en la misma consideraci¨®n que la de otros pa¨ªses como Reino Unido?
?. B. Desde luego, pero deber¨ªa ser alguien con la suficiente proyecci¨®n medi¨¢tica.
A. G. Y no s¨®lo eso. Alguien deber¨ªa invitar a esa persona a ver lo que sucede aqu¨ª. Traerlo.
?Y qui¨¦n deber¨ªa pagar el viaje?
A. G. Las administraciones p¨²blicas. Ese tipo de encuentros se propician todo el rato en el arte.
?. B. Algunas veces ha venido gente del Vogue y tal, y no ha tenido ninguna repercusi¨®n...
A. G. Porque se vienen con la idea de sol, las playas, la luz... y no se enteran de nada. A nosotros nos acaban de invitar a la pasarela de M¨¦xico. No nos va a servir para nada. Yo ir¨ªa a establecer v¨ªnculos comerciales, no a pasarlo bien, a rellenar un hueco en la pasarela. Hay que invertir dinero en eso. No invitar a los periodistas, sino hacer algo en un plano entre instituciones.
?. B. No todo tiene que resultar interesante. Ni siquiera todas las marcas pretenden esa expansi¨®n internacional. Pero quiz¨¢ haya cinco que s¨ª. C¨®gelas, ll¨¦valas a Par¨ªs, ay¨²dalas a conseguir compradores y estar¨¢s potenciando la nueva moda espa?ola y la imagen de pa¨ªs tambi¨¦n.
A. G. Todos sabemos c¨®mo lo han hecho en Amberes. No han creado una pasarela belga, sino que se los han llevado de all¨ª. A Par¨ªs, a Londres...
?Creen que en Espa?a hay tanto potencial como hab¨ªa all¨ª cuando surgieron 'los seis de Amberes', el grupo de dise?adores entre los que se cuentan Dries van Noten o Anne Demelemeester y que revolucionaron la moda en los noventa?
?. B. Hay muchas marcas que no. Todos lo sabemos. Pero otras s¨ª pueden tener una vida fuera de Espa?a. En Amberes hab¨ªa verdaderos genios. Aqu¨ª todo es m¨¢s individualista. All¨ª funciona el apoyo. El que triunfa en Espa?a es porque se lo ha currado por su cuenta. Va muy ligado a nuestras ra¨ªces. Cibeles al final es la ¨²nica plataforma, pero nadie la conoce fuera.
?No ser¨¢ porque lo que all¨ª desfila no lo merece?
?. B. No. Hay muchas marcas muy interesantes.
?Son conscientes del peligro que conlleva tanta queja? Quiz¨¢ el p¨²blico pueda identificarles como un sector quejumbroso, y eso podr¨ªa jugar en su contra, como ha sucedido en cierto modo con el cine?
A. G. Es posible que muchos nos vean como gente que se queja continuamente, que siempre anda mendigando una ayuda, pero... si piensas en la agricultura, por ejemplo... las ayudas que reciben para que al final acaben tirando los excedentes son enormes. ?ste es un negocio que puede dar mucho dinero. Cada temporada invertimos mucho. Y bueno, es verdad que resultamos quejumbrosos, pero es que no podemos hacerlo solos.
?Se consideran modernos?
A. G. Es que lo moderno es muy antiguo. Ha pasado de moda el t¨¦rmino. Nos gusta mucho m¨¢s la palabra contempor¨¢neos.
?. B. El t¨¦rmino est¨¢ devaluado. Por el moderneo. Hay gente que aunque vaya megafashion, luego es muy convencional. La modernidad est¨¢ en tu discurso pol¨ªtico, en tus ideas sociales. Y en ese sentido s¨ª somos modernos, claro. Sinceros.
Individualistas.
A. G. S¨ª. Vamos a nuestra bola. Somos muy autobiogr¨¢ficos. Aunque tambi¨¦n sabemos ser sociales. Y trabajar en grupo para conseguir objetivos para todos.
?Se puede ser transgresor al dise?ar una etiqueta de vino, ¨²ltimamente una ocupaci¨®n casi consustancial a la profesi¨®n de dise?ador de moda?
A. G. S¨ª, ?por qu¨¦ no? Siempre que te dejen. No siempre se da el caso.
?Qu¨¦ sensaciones les provoca la ciudad de Madrid?
?. B. Nos quedamos con una definici¨®n de [la artista alavesa] Ana Laura Al¨¢ez, quien siempre dice que es una chatarra que funciona. Es una expresi¨®n que nos encanta, nos gusta tanto como la propia ciudad.
?La han conocido en tiempos m¨¢s divertidos?
A. G. No es m¨¢s divertido ahora que antes, nos vamos haciendo mayores, la gente liga ahora por el fotolog... Pero la cosa no cambia tanto.
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