"Vi calcinada a una mujer con su hijo en brazos"

"Es una cat¨¢strofe b¨ªblica: vi a gente quem¨¢ndose viva en su coche". Christos Kafiras, gobernador de Ilia, la zona m¨¢s afectada del Peloponeso, no encontr¨® palabras m¨¢s suaves para describir la tragedia tras visitar Zaharo, el pueblo tranquilo del Peloponeso convertido en zona cero. Nadie encontr¨® palabras m¨¢s suaves: los testigos y las im¨¢genes mostradas por la televisi¨®n griega variaban en los acentos, pero compart¨ªan el horror.

"He visto el cuerpo quemado de una mujer con su hijo, tambi¨¦n quemado, en brazos. Es terrible", explicaba un testigo, Stathis Kokaliaris, a un canal griego citado por la BBC. Kokaliaris derivaba su ira hacia la supuesta pasividad del Gobierno, y no era el ¨²nico: "Cog¨ª a mis hijos, nietos y esposa, les llev¨¦ al mar y yo volv¨ª. Todas las viviendas estaban en llamas y nadie acudi¨® en auxilio. No hemos recibido ni la m¨¢s m¨ªnima ayuda", se lamentaba Fitis Stavropoulos.

"Todas las viviendas estaban en llamas y nadie acudi¨® en auxilio", cuenta un testigo

Las autoridades contaban los muertos, pero advert¨ªan de que el balance -46 v¨ªctimas anoche- pod¨ªa crecer. Hay casas quemadas en las que entrar y muchos fuegos fuera de control.

Algunos afectados contaban a la televisi¨®n su situaci¨®n en directo: "Puedo escuchar las llamas detr¨¢s de la puerta; no hay agua en ning¨²n lado y no hay ayuda. Estamos solos", explicaba, seg¨²n Reuters, un habitante de Andritsena, una de las zonas m¨¢s da?adas en el este del Peloponeso. Esta sensaci¨®n de soledad era la m¨¢s repetida, pese a que el Gobierno asegur¨® haber puesto todos sus medios: "No tengo familia aqu¨ª; est¨¢n en Atenas. Mi marido ha muerto y yo pas¨¦ toda la noche sola, sin ver a nadie. ?C¨®mo pod¨ªa salir si no tengo transporte?", cont¨® a la BBC Dimitra Vlasopolou, que estaba de vacaciones en una de las zonas afectadas.

El p¨¢nico se apoder¨® tambi¨¦n de los habitantes de Atenas, que se sintieron amenazados por las llamas del monte Imitos. Algunos fueron evacuados y, tras lo que iba conoci¨¦ndose del Peloponeso, los nervios aumentaban: "Estamos terriblemente tristes por el Peloponeso, pero esto es tambi¨¦n devastador", acertaba a decir Angeliki Spanou, residente de uno de los barrios atenienses evacuados.