El golpeo industrial
Sneijder remat¨® al Atl¨¦tico con una exhibici¨®n de t¨¦cnica holandesa
Guti mir¨® a Sneijder. All¨ª, a 30 metros en el medio campo, estaba el ¨²ltimo jugador que le hab¨ªa quitado la titularidad. En la escuela del Ajax le llamaban Pitbull, no se sabe si por su mand¨ªbula prominente, por esos ojos que prometen nobleza, o por el cuerpo compacto, ligeramente encorvado hacia delante y bien asentado sobre unos cuartos traseros cortos, s¨®lidos, y arqueados.
Sneijder empez¨® a moverse hacia el ¨¢rea con aceleraci¨®n constante. Sus zancadas recordaron a las del perro de caza. Cortas y ligeras. As¨ª fue como el nuevo fichaje del Madrid avanz¨® hacia su primera noche de gloria, en la Liga reci¨¦n iniciada, en el Bernab¨¦u. Formando sociedad con Guti, su potencial adversario en la competencia por un puesto en la media punta, Sneijder tumb¨® al Atl¨¦tico en el cl¨¢sico de Madrid.
"En principio, donde me siento mejor es por detr¨¢s del delantero", reconoce el jugador
"Es el paradigma de su escuela. Con el control orientado gana tiempo", le ensalza Portugal
De los cuatro holandeses reci¨¦n incorporados al Madrid, el media punta del Ajax es el que re¨²ne m¨¢s condiciones propias del f¨²tbol de los Pa¨ªses Bajos. "La escuela holandesa es la escuela del control y el pase", observa Miguel ?ngel Portugal; "sobre todo del control". El ex entrenador del Racing y actual responsable t¨¦cnico del Madrid, especializado en ojear el mercado, no cree que los holandeses impriman un car¨¢cter especial al equipo por el mero hecho de constituir el 30% de los titulares potenciales. "El car¨¢cter lo da el entrenador", dice.
"Son jugadores disciplinados, comprometidos, m¨¢s ordenados que imaginativos", explica Portugal. "Hacen lo que se les pide. Sneijder es el paradigma de su escuela. Toca r¨¢pido porque controla muy bien el bal¨®n. El control orientado le ayuda a ganar tiempo. All¨ª lo entrenan desde peque?os hasta que se retiran. Practican mucho el pase tocado, con todo el empeine, o con el empeine y el interior. Esto hace que la pelota no vaya llorando. Va recta, r¨¢pido y sin girar porque el golpeo es seco, como un golpe de k¨¢rate. O como un taconazo de billar", compara.
Si Guti destaca por su creatividad en la elecci¨®n y en la ejecuci¨®n del pase, Sneijder asombra por su regularidad. Cada control, cada toque, cada golpeo, parecen salir de un molde. El anterior es m¨¢s o menos como el siguiente. Como en una cadena de montaje. A sus 23 a?os, la ¨²ltima perla del Ajax es un digno representante de su cantera. Un maestro del golpeo que le pega mejor a la pelota que cualquiera de los delanteros del Madrid.
El a?o pasado, en la Liga holandesa, Wesley Sneijder marc¨® 18 goles en 30 partidos. La estad¨ªstica es propia de un punta. ?l la consigui¨® jugando m¨¢s retrasado, apareciendo desde la segunda l¨ªnea, generalmente desde la media punta. Su lugar preferido en el campo es el carril del diez. As¨ª lo hizo saber cuando se present¨® en Madrid: "En principio, donde me siento mejor es por detr¨¢s del delantero". "En la parte m¨¢s avanzada del centro del campo", termin¨® puntualizando.
Los antecedentes de Sneijder hablaban de un rematador. Sin embargo, el Madrid lo fich¨® pensando que contrataba, sobre todo, un organizador. El club no pag¨® poco por estos servicios: unos 26 millones de euros. Los efectos secundarios sobre la moral del vestuario se hicieron sentir de inmediato. Al d¨ªa siguiente de su presentaci¨®n en el Bernab¨¦u, un extra?o rumor situ¨® a Guti en la esfera del Tottenham. El segundo capit¨¢n madridista viaj¨® a C¨¢diz con el semblante desencajado. Despu¨¦s de haber sido el jugador m¨¢s relevante de la plantilla en la pretemporada, se imagin¨® relegado al banquillo por otro reci¨¦n llegado. Un a?o m¨¢s.
Guti ten¨ªa raz¨®n. En la primera ocasi¨®n que tuvo, Bernd Schuster, el t¨¦cnico, le mand¨® entre los suplentes. Fue en la final de la Supercopa, y Sneijder jug¨® de titular. La experiencia result¨® frustrante para los dos. De modo que Schuster los junt¨® para empezar la Liga. El s¨¢bado, en el partido contra el Atl¨¦tico, coloc¨® al holand¨¦s a la izquierda y a Guti en el medio centro. Hasta el gol de Ra¨²l (1-1), a los 15 minutos. Entonces Schuster llam¨® a Guti y le pidi¨® que ordenara a Sneijder que se despegase de la banda y que se intercambiara con Robinho en la media punta. Fue entonces cuando el Madrid empez¨® a levantar de los asientos a su p¨²blico.
Cuando se dispon¨ªa a lanzar la falta, Guti vio al holand¨¦s por el rabillo del ojo. Fue un instante. Luego mir¨® la barrera, como midiendo la distancia. Avanz¨®, perfilado para lanzar la falta con un golpe directo, pero en el ¨²ltimo instante gir¨® la cadera y el tobillo. La defensa del Atl¨¦tico se dej¨® enga?ar. En lugar de pegar directo a la porter¨ªa, Guti dio un pase con freno hacia su izquierda. El bal¨®n rod¨® diez metros y se acomod¨® a un metro de la media luna del ¨¢rea. Como una pelota de golf en el green, lista para el toque industrial de Wesley Sneijder, que cerr¨® el derby de un derechazo.
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