'Expiaci¨®n' pierde la partida
La pel¨ªcula de Joe Wright no logra trasladar a la pantalla la compleja y densa novela de Ian McEwan
Es dif¨ªcil encontrarle defectos a Expiaci¨®n, una espl¨¦ndida novela de Ian McEwan. Pero resulta bastante f¨¢cil encontr¨¢rselos a la pel¨ªcula, basada en el libro, que abri¨® ayer la Mostra de Venecia. Expiaci¨®n no es una mala pel¨ªcula, ni mucho menos. Junto a los defectos (una secuencia b¨¦lica risible, unas deplorables im¨¢genes finales, alg¨²n instante de cursiler¨ªa), ofrece tensi¨®n narrativa, un montaje de calidad y, sobre todo, una historia potent¨ªsima.
Entre las muchas banalidades que suelen escucharse a la salida de un cine, una destaca por su inanidad: "Me gust¨® m¨¢s la novela". En esta ocasi¨®n, nadie que haya le¨ªdo a McEwan y vea la pel¨ªcula ser¨¢ capaz de call¨¢rsela. El director, Joe Wright, y el guionista, Christopher Hampton, pueden alegar atenuantes leg¨ªtimos. La novela en cuesti¨®n es un artefacto literario de gran complejidad y numerosas opciones de lectura, la m¨¢s profunda de las cuales explora la relaci¨®n del autor, un dios menor e inseguro, con sus indefensos personajes. Esas sutilezas se resisten a trasladarse a una pantalla. El propio Wright reconoci¨®, tras la proyecci¨®n, que le hab¨ªa costado mucho adaptar una obra tan densa y que, finalmente, hab¨ªa tratado de ser "fiel a las sensaciones", m¨¢s que al relato en s¨ª.
Saoirse Ronan, la jovenc¨ªsima actriz irlandesa, ser¨¢ probablemente la gran revelaci¨®n de esta Mostra
Por fortuna para Wright y para el p¨²blico, el relato sobre el que McEwan engarza sus reflexiones es lo bastante vigoroso como para soportar con dignidad las simplificaciones impuestas por el lenguaje cinematogr¨¢fico. Una ni?a eg¨®latra, por error y por despecho, acusa de un grave crimen al amante de su hermana. La falsa acusaci¨®n pesa sin remedio sobre el destino de los tres personajes, y deja a la ni?a, cuando crece, ante una dif¨ªcil pregunta: ?es posible reparar un da?o de esa magnitud?
Saoirse Ronan, la jovenc¨ªsima actriz irlandesa que interpreta a la ni?a acusadora, ser¨¢ probablemente la gran revelaci¨®n de esta Mostra. M¨¢s discutible resulta el trabajo de la ubicua Keira Knightley, que reconoci¨® no haber le¨ªdo el libro hasta despu¨¦s de leer el gui¨®n, sin especificar qu¨¦ le hab¨ªa parecido mejor. Cabe agradecerle a Knightley un cierto autocontrol en el despliegue de sus portentosos labios. Vanessa Redgrave, en el papel de la ni?a ya anciana, aparece en los minutos finales para ofrecer las claves del drama: est¨¢ maravillosa. La pel¨ªcula deber¨ªa acabar ah¨ª. Por desgracia, a alguien le pareci¨® buena idea a?adir unas im¨¢genes de los dos antiguos amantes en una playa. El arrebato de cursiler¨ªa hiere la vista.
No hiere, pero molesta, el amaneramiento general en una escena multitudinaria que intenta reflejar, como indica uno de los personajes, la "tragedia b¨ªblica" de Dunkerque, la playa en la que murieron miles de soldados brit¨¢nicos a la espera de evacuaci¨®n tras ser derrotados por las tropas alemanas, en los compases iniciales de la Segunda Guerra Mundial. Los figurantes se mueven como en un escenario de opereta, forzados a sincronizarse porque a Wright le apeteci¨® sacar la c¨¢mara de paseo y embarcarse en un travelling torpe y perfectamente prescindible. La mirada de un ping¨¹ino contiene m¨¢s horror b¨¦lico que ese fragmento de la pel¨ªcula.
Joe Wright (a quien este corresponsal atribuy¨® ayer, en un delirio inexcusable, el gui¨®n de El hombre del brazo de oro, escrito casi dos d¨¦cadas antes de su nacimiento) consigue por el contrario que la primera parte del filme, la que culmina con la falsa acusaci¨®n, funcione con extrema precisi¨®n. Hace falta pulso para crear un clima amenazante con un tono de comedia, y para moverse con agilidad entre los continuos flash-backs que exige el relato. Wright consigue ambas cosas.
Ayer se proyect¨® tambi¨¦n, fuera de concurso, la ¨²ltima pel¨ªcula de Jaume Balaguer¨® (un habitual de la Mostra). REC, codirigidapor Balaguer¨® y Paco Plaza, es cine de horror, m¨¢s que de terror, y abunda en la especializaci¨®n de Balaguer¨® en un g¨¦nero delicado por la peligrosa cercan¨ªa a lo grotesco y lo rid¨ªculo. Con una c¨¢mara vertiginosa, siempre al hombro, para recrear la tensi¨®n de una transmisi¨®n en directo (el espectador de vista sedentaria corre peligro de mareo), y con un gui¨®n eficaz, REC garantiza a los amantes del g¨¦nero un estupendo mal rato.
Demolici¨®n
El Palacio del Cine, junto al antiguo casino de la isla del Lido, no se adorna este a?o con los tradicionales leones dorados. Los leones han sido desplazados por una gigantesca esfera que abre un boquete en la fachada del edificio, y simboliza las esperanzas de renovaci¨®n de la Mostra veneciana. El director del certamen, Marco Muller, tiene previsto presentar hoy el proyecto de un nuevo Palacio del Cine, con una sala para 2.400 espectadores y varias dependencias complementarias, que deber¨ªa estar listo en 2011.
La ficticia (por el momento) demolici¨®n de la fachada constituye, en realidad, la certeza de que a la Mostra, nacida hace 75 a?os por voluntad de Benito Mussolini, le queda mucha vida por delante. El a?o pasado se tem¨ªa por la competencia de la Fiesta del Cine de Roma. El temor se disip¨® en cuanto Roma celebr¨®, en octubre pasado, su primera Fiesta: un simple jolgorio de fiestas, alfombras rojas y caras famosas, combinado con algunas proyecciones de moderado inter¨¦s. La Fiesta es un invento del alcalde Walter Veltroni, que el mes pr¨®ximo, coincidiendo con el evento cinematogr¨¢fico, asumir¨¢ el liderazgo de la centroizquierda italiana. Con Veltroni ocupado en otros menesteres, la Fiesta corre serio peligro de desaparici¨®n.
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