El barrendero gan¨® al emporio
Urbaser readmite a Silva y sube el sueldo un 40% a sus operarios en Moa?a
Sucede muy pocas veces. Un hombre contra un imperio empresarial. Un barrendero de 43 a?os, despedido, que luch¨® por un sueldo digno y un contrato estable. Enfrente ten¨ªa a la multinacional espa?ola ACS, propietaria de Urbaser, y propiedad de tres de las mayores fortunas espa?olas: Florentino P¨¦rez, la familia March y los Albertos, Cortina y Alcocer. Una n¨®mina de 618 euros quer¨ªa algo m¨¢s de un emporio con 1.250 millones de euros de beneficio neto.
Y gan¨® el hombre.
Manuel Santiago Silva volvi¨® ayer a barrer las calles de Moa?a con el uniforme de Urbaser, tras conseguir que la empresa se comprometiera a subir el sueldo (a ¨¦l y a sus dem¨¢s compa?eros) un 40% y a firmar contratos estables. Ganaba 466 euros de salario base (menos del salario m¨ªnimo interprofesional); 618 euros al mes, incluyendo las horas extras, los pluses de penosidad y las prorratas de las pagas extraordinarias. Le echaron. Plant¨® una tienda frente al Ayuntamiento de Moa?a (contratante de Urbaser) y all¨ª vivi¨® durante un mes y cuatro d¨ªas. Anteayer volvi¨® a su casa y ayer estren¨® nueva n¨®mina: salario fijo y abono de todos los d¨ªas en los que permaneci¨® sin contrato y acampado.
Los barrenderos de Moa?a pasar¨¢n de 600 a 870 euros, un pacto forzado por la CIG
La empresa se compromete a hacer indefinidos a los trabajadores. Les subir¨¢, escalonadamente y durante 16 meses, un 40% el sueldo; la jornada bajar¨¢ de 52 horas semanales a 37,5 horas. El 1 de enero de 2009 cobrar¨¢n 870 euros al mes y, adem¨¢s, Urbaser negociar¨¢ un convenio colectivo.
"S¨¦ que no es un gran sueldo ni un gran acuerdo. Pero retir¨¦ la demanda porque prefiero trabajar, aunque sigo pensando que seguiremos cobrando un sueldo basura,...pero ya es menos basura", expuso ayer Manuel Silva al salir de su primer d¨ªa de trabajo.
A pesar de que la mejora es para todos los empleados, sus siete compa?eras de trabajo ayer no le dirigieron la palabra. Ni tampoco su jefe. "As¨ª es la vida. Ya me lo esperaba. Soy el bicho raro que decidi¨® protestar", se lamenta el barrendero. "Quiero agradecer el apoyo de quienes me animaron. Al BNG [que gobierna en Moa?a] no lo entiendo,... ni un solo concejal se acerc¨® a preguntarme c¨®mo estaba", explic¨® el barrendero.
Aunque Silva emprendi¨® su batalla en solitario, seguramente no habr¨ªa llegado a nada si la superestructura de una central sindical no se hubiera tomado en serio su caso. Silva est¨¢ afiliado a la CIG y el sindicato le apoy¨®. De hecho, la presi¨®n a Urbaser fue ejercida desde su c¨²pula y el propio Xerardo Abraldes (secretario xeral de la CIG en Vigo) encabez¨® la delegaci¨®n negociadora frente a la empresa.
La central nacionalista explic¨® que, aunque el acuerdo no es para tirar cohetes, se establecen unas nuevas condiciones a partir de las que negociar en 2009 un convenio colectivo como mandan los c¨¢nones sindicales. Adem¨¢s, la CIG ha optado por mantener una denuncia ante el Ayuntamiento de Moa?a por incumplimiento del pliego de condiciones de la privatizaci¨®n de la limpuieza de calles.
Manuel Silva no esperaba ganar a ACS. Su plan era tramitar la declaraci¨®n de despido improcedente, cobrar la indemnizaci¨®n e intentarlo en otra parte. Tiene mujer, dos hijos y una hipoteca. Ha logrado ser un barrendero estable, aunque para este mes, al emporio ACS s¨®lo logr¨® arrancarle 27 euros m¨¢s de sueldo.
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