Asediado por todos los frentes

La divisi¨®n y la falta de unidad del principal partido de la oposici¨®n es cada vez m¨¢s evidente. Nunca un l¨ªder de una fuerza pol¨ªtica que en su d¨ªa lleg¨® a gobernar Espa?a, como Mariano Rajoy, debi¨® soportar tanta carga sobre s¨ª mismo en lo relativo a la herencia de su ambiciada posici¨®n, teniendo tan s¨®lo, adem¨¢s, una derrota electoral a sus espaldas. La presi¨®n que el sector moderado del partido ejerce sobre la c¨²pula dirigente (recu¨¦rdese el regreso de Rato o las insistencias de Ruiz-Gallard¨®n, entre otros), as¨ª como el ansia de poder por parte de Esperanza Aguirre o la omnipresencia de Aznar, dejan a Rajoy en una posici¨®n extremadamente delicada. En el hipot¨¦tico e improbable caso de que obtuviese la victoria en marzo de 2008, la oposici¨®n del mismo Partido Popular llegar¨ªa a tal punto que lo obligar¨ªan a retirarse, m¨¢s tarde o m¨¢s temprano, antes de que terminase la legislatura. Los espa?oles son conscientes de ello y por tanto nunca permitir¨ªan la victoria de una agrupaci¨®n pol¨ªtica dividida y cuyo ¨²nico programa es la contradicci¨®n de la l¨ªnea dictada por el resto de partidos del Congreso. El PP viaja contra natura hacia su destrucci¨®n o total renovaci¨®n. No obstante, el l¨ªder popular opta por desatenderse de su serio problema (aunque de inter¨¦s para toda la sociedad espa?ola) y reclama de nuevo la ilegalizaci¨®n de ANV intentando as¨ª desviar la atenci¨®n hacia el ¨²nico tema que conoce: ETA.