Las violetas de Honor¨¦ de Balzac
COMO OCURRE con ciudades como Londres o Nueva York, en Par¨ªs se esconden rincones con el encanto de las historias peque?as, apartados de las hordas de turistas.
A mediados del siglo XIX, el bar¨®n Haussmann transform¨® la capital francesa al demoler una parte de su pasado medieval y abrir avenidas y bulevares. El plan de remodelaci¨®n conlleva asimismo construir peque?os pueblos y villas alrededor de la ciudad. El pintoresco barrio de Passy fue uno de ellos. Un recorrido por ese vecindario permite disfrutar de un paseo relajado y tener la oportunidad de descubrir espacios alejados de las ruidosas aglomeraciones de toda gran capital.
El novelista realista Honor¨¦ de Balzac escogi¨® un curioso emplazamiento para librarse de sus molestos acreedores. En el barrio de Passy vivi¨® durante siete a?os bajo el seud¨®nimo de se?or de Breugnol. La peculiar residencia fue transformada, hace ya unas cuantas d¨¦cadas, en un acogedor museo donde se exhiben numerosas obras de arte relacionadas con la vida y la obra del escritor decimon¨®nico. A diferencia de otros lugares similares, mucho m¨¢s concurridos -como la casa museo de Victor Hugo-, la visita a las tres plantas del edificio es tranquila y relajada. El visitante descubre la personalidad del escritor de Pap¨¢ Goriot y de La comedia humana a trav¨¦s de muebles, manuscritos, grabados, esculturas y retratos firmados por maestros como David d'Angers, D'Antan o Rodin. Una de las habitaciones est¨¢ dedicada a la se?ora Hanska, con la que Balzac se cas¨® tras 18 a?os de correspondencia. La mesa en la que escribi¨® La prima Bette, El primo Pons y Esplendor y miseria de las cortesanas har¨¢ las delicias de los apasionados de la literatura.
Como colof¨®n, el jard¨ªn que rodea la casa de este escritor infatigable invita a perderse entre violetas y a relajarse antes de volver a la bulliciosa ciudad de la Tour Eiffel.
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