El Atl¨¦tico, ni s¨ª ni no

De c¨®mo perder un partido por culpa de un c¨®rner a favor. El Atl¨¦tico se encontr¨® con eso, con un saque de esquina, una escena habitual en esto del f¨²tbol, un pasillo que a uno puede acercarle al ¨¦xito. En fin, nada raro. Con un c¨®rner se encontr¨® el Atl¨¦tico, s¨ª, lo que en este equipo no se sabe si es bueno o no, siendo como es el rojiblanco un grupo ¨¢gil en el despiste. Al ¨¢rea del Mallorca vol¨® la pelota, bombeada desde la esquina por Simao, que atrap¨® sin demasiados problemas el talludo Moy¨¢. Se le ocurri¨® al portero del Mallorca, siendo como es de buenos brazos, sacar en largo, con la mano, all¨¢ a la banda derecha, donde corr¨ªa atento Jon¨¢s, un tipo h¨¢bil con el bal¨®n en los pies aunque avance a velocidad de crucero. El argentino ote¨® el horizonte, comprob¨® c¨®mo G¨¹iza superaba a Seitaridis, el ¨²nico rojiblanco que defend¨ªa (o algo as¨ª) y puso delante de su compa?ero un chollo de bal¨®n. G¨¹iza, encantado de conocerse, control¨® la pelota, regate¨® al vendido Leo Franco y marc¨® a puerta vac¨ªa.

No se hab¨ªa cumplido el minuto 20 y al Atl¨¦tico ya le tocaba remar. Antes de que llegara el gol, el partido ya hab¨ªa anunciado jolgorio. Porque desde el primer momento ambos equipos hab¨ªan ense?ado sus cartas. El Atl¨¦tico tiene un discurso bien distinto al de tiempos pasados. El equipo se abre a las bandas, va directo, al grano, sin negociar, deprisa, deprisa. De ello tiene buena culpa Simao, que ayer protagoniz¨® ratos espl¨¦ndidos. Le falta al equipo, sin embargo, continuidad en su juego. Ra¨²l Garc¨ªa y Maniche, los encargados de la sala de m¨¢quinas, parecen jugar a arreones.

No aprovech¨® el Atl¨¦tico sus arreones del inicio y el Mallorca se encontr¨® con el viento a favor gracias a un c¨®rner en contra. El Atl¨¦tico se sinti¨® herido durante un buen rato, perdidos muchos de sus jugadores, con Forl¨¢n quem¨¢ndose al retrasar su posici¨®n en busca de esos balones que no llegaban, en una escena que llevaba a la memoria a acordarse de un tal Fernando Torres. Fueron momentos en los que el Mallorca pudo hacer a¨²n m¨¢s da?o, siendo como es el de Manzano, ¨¦ste y todos los anteriores, un equipo que no elucubra.

Al regreso del descanso se vivi¨® la jugada del partido, en un chutazo de Pern¨ªa que sac¨® maravillosamente Moy¨¢. El Atl¨¦tico no se atrev¨ªa a lanzarse en tromba, precavido como le oblig¨® a ser un Mallorca que sigui¨® asom¨¢ndose al territorio rival. Estaba anunciado que, de producirse el empate, algo tendr¨ªa que ver Pern¨ªa en el asunto. As¨ª fue. Se arranc¨® el lateral, que tir¨® la pared a Ag¨¹ero (menos brillante ayer que en el Bernab¨¦u). No control¨® el argentino y la pelota rebot¨® en Basinas, con tan mala suerte (para ¨¦l) de que volvi¨® a la pierna izquierda de Pern¨ªa, la peor pierna a la que pod¨ªa llegar. Chut¨® ¨¦ste y firm¨® el empate. Podr¨ªa suponerse que de ah¨ª al final el Atl¨¦tico iba a tocar a rebato. No toc¨® a nada. Era tanto el respeto que le impon¨ªa el Mallorca que se limit¨® a amenazar sin golpear, dejando que muriera el partido con un resultado que cuestiona el proyecto rojiblanco. Un proyecto que tiene, sin duda, mucho mejor aroma que los anteriores. Pero eso f¨¢cil. Muy f¨¢cil.

Un punto para el Atleti

El Atl¨¦tico no pasa del empate