Al alcance de la mano

Casey Stoner no quiere l¨ªos. Subido a su Ducati, un misil tintado de rojo, el piloto australiano viaja a toda velocidad con rumbo a la consecuci¨®n de su primer t¨ªtulo mundial. Lo tiene al alcance de la mano y quiere amarrarlo cuanto antes. Puede conseguirlo en Estoril, dentro de 15 d¨ªas, si gana la carrera y Valentino Rossi no consigue clasificar su Yamaha entre las cinco primeras motos. Hasta hace un par de a?os, pensar eso hubiera sido una chifladura. Pero, tras el vuelco que dio el Mundial de MotoGP esta temporada con la norma que regula el n¨²mero de neum¨¢ticos, es m¨¢s que probable que Stoner se corone en Portugal, cuatro carreras antes de que el campeonato baje el tel¨®n en Valencia.

Rossi tuvo al enemigo en casa: el motor de su Yamaha se par¨® en la quinta vuelta

Si lo logra, el australiano se estrenar¨¢ como campe¨®n en la categor¨ªa de oro, sin haberlo logrado antes ni en 125 ni en 250cc, lo que demuestra el nivel de compenetraci¨®n entre este rubiales de dientes relumbrantes y la Desmosedici GP7 con la que viaja a la velocidad del rayo. Al motor m¨¢s potente de la parrilla se le ha unido una electr¨®nica prodigiosa y unos neum¨¢ticos, los Bridgestone, que se agarran al asfalto como si de ellos colgaran tent¨¢culos. Se deber¨¢ al estudio, al trabajo de los ingenieros o a una conjunci¨®n astral, pero la m¨¢quina que la f¨¢brica italiana ha puesto entre las piernas de Stoner se adapta a ¨¦l como un guante. Si alguien le hubiera pedido al piloto que describiera su prototipo ideal, seguro que el resultado no ser¨ªa una moto tan a su gusto como la actual. Cuando se sube a ella, Stoner se siente seguro, est¨¢ confiado y resulta inalcanzable.

Saliendo desde la pole (suma ocho), el motorista de Ducati consigui¨® librarse del embotellamiento que se forma en las primeras curvas y que, habitualmente, se cobra las primeras v¨ªctimas. Ayer le toc¨® recibir a Dani Pedrosa, que sufri¨® la envestida de Randy De Puniet mientras circulaba entrampado entre el tr¨¢fico, al atacar la segunda curva. Como es costumbre, cuando Stoner se sit¨²a al frente ya no hay quien lo atrape. S¨®lo Valentino Rossi ha podido echarle mano. Fue en Assen, donde el heptacampe¨®n mand¨® callar a este irreverente joven aussie que lo viene humillando una y otra vez. Aunque ayer el mayor enemigo de Rossi result¨® tenerlo en casa: el motor de su Yamaha se par¨® mientras rodaba cuarto (vuelta 5). Il Dottore se retir¨® a los talleres y los cientos de fans que hab¨ªan venido en peregrinaci¨®n desde Tavullia, su pueblo, se quedaron planchados.

Con Pedrosa viendo la carrera desde el box y Rossi fuera de combate, Stoner se dedic¨® a controlar a las Suzuki de Vermeulen y Hopkins, que circulaban tras ¨¦l. Mientras el primero qued¨® descolgado, su compa?ero de equipo aguant¨® la estirada. Dur¨® poco. Transcurrida apenas media prueba, el l¨ªder increment¨® dos d¨¦cimas su ritmo de giro, se anot¨® la vuelta r¨¢pida de la carrera (la 12) y se larg¨® escopetado hacia la victoria. El de ayer es el tercer triunfo consecutivo para Stoner, quien, a sus 21 a?os, es el segundo piloto m¨¢s joven de la historia en conseguirlo tras Freddie Spencer, en 1982.