Lorenzo puede con todo

Jorge Lorenzo est¨¢ que se sale. Al espa?ol le alcanzan sus manos y la mec¨¢nica de su Aprilia para demostrar que es el mejor motociclista del momento. No hay nadie en toda la parrilla de la categor¨ªa intermedia que consiga med¨ªrsele en corto durante una carrera. La mayor parte de las ocho victorias que acumula este curso han sido incontestables, cristalinamente claras. Si, adem¨¢s, la Honda de Andrea Dovizioso, el ¨²nico corredor que suele incordiarle, sufre un estrepitoso gatillazo como el que le sobrevino ayer mientras se las ten¨ªa tiesas con el mallorqu¨ªn, el resultado no puede ser distinto de otro de los paseos en solitario que se est¨¢ hartando de dar este a?o el vigente campe¨®n del mundo de 250cc.

La pr¨®xima temporada, Lorenzo competir¨¢ en MotoGP y tendr¨¢ como compa?ero de taller a Valentino Rossi. Pero su intenci¨®n es la de irrumpir en esa categor¨ªa por la puerta grande. As¨ª ser¨¢ si logra mantener el nivel de pilotaje que ha demostrado hasta ahora. Por lo que se respira en el paddock y en los talleres, no parece que vaya a aflojar. De momento, ya es el espa?ol que m¨¢s victorias suma (16) en la historia de los mundiales del dos y medio, por delante de las 15 de Sito Pons y Dani Pedrosa, ambos bicampeones del mundo. A expensas de que se produzca un final de curso a la Hitchcock que lo alborote todo, tambi¨¦n ¨¦l lograr¨¢ el doblete. Como lleva demostrando desde que se subi¨® a la Aprilia al principio de la temporada, Lorenzo puede con todo y con todos.

Poco importa a qui¨¦n deba medirse en la pista, y, menos a¨²n, en qu¨¦ circuito rodar. En Misano, un trazado marginado desde hace 10 a?os, con una pista corta y estrecha y llena de baches, Giorgio sigui¨® su gui¨®n desde hace meses y, como en la mayor¨ªa de carreras, acab¨® enfilado a las estriberas de su moto para representar un vistoso caballito al cruzar la meta, solo, agarrando el manillar con una mano y la otra apuntando al cielo.

Pero hay un factor que distingue la victoria que se llev¨® ayer de San Marino. Diez vueltas antes de que el comisario ondeara la bandera, el panorama no pintaba tan despejado para Lorenzo. Es cierto que su escenario preferido aparece con las ¨²ltimas vueltas, cuando todo el mundo comienza a ir justo de neum¨¢ticos y ¨¦l aprovecha sus dotes privilegiadas. Sin embargo, con Andrea Dovizioso pegado a ¨¦l como una lapa y en un circuito tan corto, parec¨ªa dif¨ªcil que pudiera escaparse. Adem¨¢s, Dovizioso estaba completando la carrera del a?o. Es normal si se atiende a que circulaba ante su hinchada y a que su Honda, con menos chicha que la Aprilia de Lorenzo, rodaba ligera por un trazado en el que la velocidad punta pierde protagonismo en favor de la manejabilidad.

Pero Dovi est¨¢ de pega. O, m¨¢s bien, hipotecado por una moto que flojea despu¨¦s de que Honda haya admitido que se niega a invertir un yen en desarrollo de una m¨¢quina de dos tiempos que considera va a extinguirse. Para colmo, el motor de la Honda de Dovizioso se clav¨® en el momento m¨¢s delicioso: a falta de siete vueltas, cuando ¨¦l y Lorenzo marchaban a m¨¢s de dos segundos del resto y la atm¨®sfera entre ellos estaba caldeada. Tanto calor no lo soport¨® la moto, que se fundi¨® y dej¨® tirado como una colilla a su piloto, humillado ante sus fans. A¨²n as¨ª, el italiano plant¨® batalla hasta que la mec¨¢nica se le afloj¨®, y ya es mucho si se repara en el material del que dispone y en que se enfrenta a un rival en estado de gracia. "Es una l¨¢stima que Andrea no haya acabado. Nos est¨¢bamos divirtiendo mucho", lament¨® Lorenzo.