El espejismo Wariner
El estadounidense a¨²n debe equilibrar su gasto de energ¨ªa para batir en los 400 metros el legendario r¨¦cord de Michael Johnson
Cuando se habla de Jeremy Wariner, hay que tener cuidado con las apariencias, que a veces cuentan todo lo contrario de lo que pasa. Por ejemplo, Wariner es muy r¨¢pido, rapid¨ªsimo, pero no es negro. Es una excepci¨®n absoluta: el estadounidense es el ¨²nico blanco caucasiano que ha ganado una medalla de oro en las pruebas de pista de los Campeonatos del Mundo, el ¨²nico de origen no africano junto al chino Liu Xiang en los 110 metros vallas.
Otro espejismo: visto el relax casi zen, viva Jap¨®n y el budismo, con que Wariner ejecuta la ¨²ltima recta de los 400 metros, exhibici¨®n que ayer repiti¨® cerrando el relevo largo norteamericano en su caza del oro, no hay quien no proclame que es inmune a los efectos del ¨¢cido l¨¢ctico sobre el organismo; que no se agarrota as¨ª le aspen; que posee un motor que nunca se gripa; que es capaz de correr en sexta sin revolucionarse, sin exigirse, y manteniendo una alta velocidad de crucero, a diferencia de su mentor, ¨ªdolo, espejo, su compatriota Michael Johnson, cuyo r¨¦cord acabar¨¢ batiendo, que era como un todoterreno con la reductora a tope, superrevolucionado, de pasito corto, mucho m¨¢s derrochador de energ¨ªa.
Johnson era un atleta de 300, un 'sprinter'; Wariner es de 600, un mediofondista corto
Falso.
El an¨¢lisis comparativo de los tiempos de paso de su final de 400 metros (43,45s) con las mismas referencias marcadas por Johnson en Sevilla 99, cuando logr¨® el r¨¦cord mundial (43,18s), deshacen el equ¨ªvoco. Mientras Johnson fue el rey del equilibrio y bas¨® su ¨¦xito en una perfecta distribuci¨®n del esfuerzo acorde con la energ¨ªa disponible (lo que equivale a dos 200 casi similares: 21,22s y 21,96s) y un ¨²ltimo 100 plet¨®rico (11,52s), Wariner (calle seis), que sufri¨® el tir¨®n de Brown, en la calle ocho, y el empuje de los ambiciosos Taylor y Merrit, en las cuatro y cinco, se pas¨® en el 100 con unos exagerados 10,75s, un derroche que le impidi¨® mantener la velocidad de crucero hasta los 300, donde alcanz¨® su umbral m¨¢ximo (31,58s, frente a los 31,66s de Johnson, despu¨¦s de un 200 excesivo en 20,92s), lo que se tradujo en un ¨²ltimo 100 de sufrimiento (11,87s, 35 cent¨¦simas m¨¢s lento que Johnson: se qued¨® a 27 cent¨¦simas de su plusmarca), con el ¨¢cido l¨¢ctico por las nubes pese a las apariencias de flexibilidad, vuelo de zancada y ausencia de rictus de agon¨ªa.
Johnson, que le telefone¨® desde Londres nada m¨¢s acabar la final, tambi¨¦n se vio confundido por las apariencias y por el parecer general sobre Wariner. Mientras a Johnson, que tambi¨¦n tiene el r¨¦cord mundial de los 200 metros (19,32s) se le considera un atleta puro de 300, un sprinter, a Wariner, que en 200 luce unos modestos 20,19s, se le toma m¨¢s bien por uno de 600, un mediofondista corto. Los tiempos de paso lo desmienten, en cierta manera.
Lo cual no quiere decir que Wariner, en cuanto equilibre el gasto de energ¨ªa, clave et¨¦rea del 400, prueba en la que el atleta siempre se encuentra en el filo de la navaja (o se pasan o se quedan cortos), no bata el r¨¦cord de Johnson e incluso, como adelanta, sea capaz de bajar de 43s. Johnson as¨ª lo cree, pese a que ¨¦l, si se hubiera visto presionado, tambi¨¦n podr¨ªa haber descendido por debajo de la barrera de los 43s.
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