"Se han hecho esculturas de m¨¢s"
La tarea es complicada. A Francisco Leiro (Cambados, 1957) le resulta sencillo desbastar una mole de granito hasta encontrar una escultura desgarradora, pero no le hace pizca de gracia conceder una entrevista. Al traspasar el port¨®n de su taller de Cambados, el universo Leiro, reconocido en todo el mundo, sobrecoge.
Pregunta. ?Por qu¨¦ es tan reacio a conceder entrevistas?
Respuesta. Nunca me gust¨®, sin m¨¢s. Y s¨¦ que en mi profesi¨®n de vez en cuando me toca.
P. ?Esta conversaci¨®n es un brete?
R. Pues s¨ª.
P. Tiene estudio en Cambados, Madrid y Nueva York ?Qu¨¦ representa para usted su pueblo?
R. Cambados es mucho m¨¢s que un pueblo. Es el centro de una comarca que es un verdadero espect¨¢culo. Cambados es el sitio en el que nac¨ª. Ya lo dijo Cabanillas: "Cambados, pobre, hidalgo y so?ador". Lo resume todo. Los pobres eran los marineros, aqu¨ª hab¨ªa muchos hidalgos con sus pazos y es un sitio de bohemios. Es muy f¨¢cil nacer aqu¨ª y tener la tentaci¨®n de ser artista.
"Yo en Santiago y en Madrid me mov¨ªa m¨¢s en la onda anarquista y me sigue tirando. Adem¨¢s, mi religi¨®n es el arte"
"Cambados es mucho m¨¢s que un pueblo. Ya lo dijo Cabanillas: 'Cambados, pobre, hidalgo y so?ador'. Lo resume todo"
P. No me diga que de peque?o quer¨ªa ser escultor.
R. Pues s¨ª. Soy de familia de artistas. Mi abuelo era ebanista, ten¨ªa un hermano pintor, mi madre es pintora aficionada, mi bisabuelo era m¨²sico...
P. Cambados, Madrid, Nueva York son sus coordenadas vitales.
R. Mi referencia urbana siempre fue Madrid. Llegu¨¦ con 17 a?os. Es algo l¨®gico porque, a nivel profesional, desgraciadamente en Galicia no hay una gran ciudad que absorba el negocio del arte. Y Nueva York, fant¨¢stico. Fui gracias a una beca. Iba estar diez meses y, desde hace 20 a?os, no puedo vivir sin ir cada poco tiempo. Suelo combinar el trabajo la mitad del a?o en Nueva York y la otra entre Madrid y Cambados.
P. ?Contin¨²a siendo necesario salir para triunfar en su oficio?
R. Hoy no tiene por qu¨¦. Lo que tiene que salir es tu trabajo y proyectarte. Puedes trabajar en un pueblo perdido de la India si tienes escaparates por el mundo.
P. ?Pas¨® hambre en los comienzos?
R. Hambre no, pero s¨ª dificultades econ¨®micas. Aunque, lo cierto, es que yo me mov¨ªa en un ambiente que no se necesitaban muchas cosas.
P. ?Qu¨¦ hizo cuando lleg¨® a la Gran Manzana?
R. Llam¨¦ a un amigo pintor que viv¨ªa en Brooklyn. Me ayud¨® a encontrar un local y esa misma noche lo alquil¨¦ y me puse a trabajar.
P. ?Se siente valorado? Y no lo digo por el precio de sus esculturas.
R. En este mundo todos los artistas tenemos el momento para dar a conocer el trabajo. Luego, lo importante es mantenerse, trabajar sin tener miedo a los cambios est¨¦ticos que se dan continuamente y creer en que lo que haces est¨¢ bien. Hay gente que te sigue y otros que te ponen a caer de un burro.
P. Hablando de palos, su escultura El Sireno fue al principio muy criticada y ahora es uno de los s¨ªmbolos de Vigo ?Le doli¨®?
R. No, fue divertido. Cuando qued¨® instalada me qued¨¦ muy satisfecho y no me quit¨® ni media hora de sue?o. Luego me fui a Nueva York y al estar all¨ª lo ves de otra manera, con distancia. Si viviese en Vigo, quiz¨¢ podr¨ªa resultar insoportable.
P. ?Y ahora, ya consagrado, le hacen mucho la pelota?
R. Creo que no. Tampoco me muevo en los ambientes propicios para que te la hagan. Mi vida es de trabajar en el taller. S¨®lo salgo a cenar con mis amigos.
P. ?Lo del talento son pamplinas?
R. La autodisciplina es b¨¢sica. Es necesario el talento, pero hay que trabajar mucho.
P. Manoel Soto, ex alcalde de Vigo, sembr¨® la ciudad de esculturas. ?Hace falta otro tipo as¨ª?
R. En Espa?a se han hecho esculturas de m¨¢s. Hay pueblos que parecen un parque infantil de mu?ecos. Ahora, en aquel momento, a finales de los 80, lo que se le ocurri¨® a Soto fue una novedad. Yo no recuerdo que antes se haya hecho algo parecido.
P. ?Nunca le pidieron que apoyase a un partido pol¨ªtico?
R. No, no.
P. ?No lo har¨ªa?
R. Yo en Santiago y luego en Madrid me mov¨ªa m¨¢s en la onda anarquista y me sigue tirando. Adem¨¢s, mi religi¨®n es el arte.
P. Ya que lo ha mencionado, ?es ateo?
R. No. Creo en el arte.
P. ?Hay mucha frivolidad en su negocio?
R. La frivolidad se propaga en todas las actividades humanas. Hay algo de frivolidad, de esnobismo, de estupidez...
P. ?Est¨¢ la gente preparada para interpretar el arte moderno?
R. Una cosa es la formaci¨®n que pueda tener un individuo delante de una obra y otra es la sensibilidad. Aunque ¨¦sta sea una palabra un poco cursi, es cierto.
P. ?Est¨¢ de acuerdo con que Bellas Artes sea carrera universitaria?
R. ?Y por qu¨¦ no? A m¨ª me da igual. Para ser pintor no hace falta colgar en el estudio un diploma, ahora sirve para dedicarse a la docencia.
P. Muchos j¨®venes se matriculan en Bellas Artes por moda.
R. Pasa, pero tambi¨¦n en otras carreras.
P. ?Y triunfan los buenos?
R. No s¨¦ si la palabra triunfar es un poco fuerte, pero algo as¨ª pasa.
P. ?Qu¨¦ le falta por hacer?
R. (Se r¨ªe) Esta noche tengo que hacer la cena.
P. ?C¨®mo le va al arte gallego?
R. Est¨¢ nivelado con el resto del mundo, por utilizar un t¨¦rmino de alba?iler¨ªa.
P. ?Y el nivel est¨¢ alto o bajo?
R. Nivelado.
P. Aunque ya aburre, ?qu¨¦ piensa de la Ciudad de la Cultura?
R. No pienso nada. No tengo mucha informaci¨®n, aunque escuch¨¦ que se ha gastado mucho dinero.
P. Como el que hace falta para comprarle una escultura.
R. No, no hace falta tanto.
UN ARTISTA CON MUCHA MANO.
Desde peque?o y alimentado por una familia con inquietudes art¨ªsticas, Leiro se quiso dedicar a la escultura. Distribuye el a?o entre Cambados, Madrid y Nueva York. Es hombre de palabras contadas y de saraos discretos. De mucho taller. Su talento es reconocido mundialmente. ?l es un tipo noble y co?ero cuando aparece la confianza. Tiene dos hijos de 12 y 14 a?os que se dedicar¨¢n "a lo que les venga en gana". Leiro tampoco se enrol¨® en el negocio de muebles de su padre.
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