Operaci¨®n Recovery Plus, cuando los muertos no esperan
El contingente espa?ol en Afganist¨¢n se moviliz¨® para recuperar siete cad¨¢veres
?Vale la pena arriesgar la vida para dar sepultura a un muerto? Desde la mentalidad occidental, es probable que muchas personas respondan negativamente. Pero desde la cultura isl¨¢mica las cosas se ven de manera muy distinta. "Nunca pospongas tres cosas", dijo el profeta, "el Salat [la oraci¨®n], cuando su tiempo ha llegado; el funeral, cuando la muerte haya sido confirmada; y el casamiento de una viuda o divorciada cuando se haya encontrado al hombre adecuado para ella".
Los responsables del Ministerio de Defensa tuvieron que plantearse este dilema a mediados de agosto. El pasado d¨ªa 10, una patrulla espa?ola acudi¨® en auxilio de una columna del Ej¨¦rcito afgano, que cay¨® en una emboscada talib¨¢n. En los combates, en los que intervinieron cazas Mirage 2000 franceses bajo mando de la OTAN, no se produjo ninguna baja espa?ola, pero perdieron la vida una veintena de insurgentes y siete militares afganos.
"Los afganos est¨¢n muy agradecidos. Nos hemos jugado el pellejo por respeto a sus creencias"
El problema es que los cuerpos de estos ¨²ltimos fueron recogidos por polic¨ªas de la vecina localidad de Bala Murghab, a unos 90 kil¨®metros al norte de la base espa?ola de Qala-e-Naw y nadie estaba dispuesto a ir a por ellos. La ruta que une ambas poblaciones est¨¢ infestada de talibanes y de narcotraficantes y la propia Bala Murghab fue objetivo en junio de dos ataques en los que resultaron destruidas la sede de la alcald¨ªa y tres comisar¨ªas.
En teor¨ªa, la cuesti¨®n no era urgente. Los muertos no tienen prisa y pod¨ªan esperar a que la seguridad en la zona mejorase antes de ser trasladados. Sin embargo, los deudos de los difuntos son menos pacientes. Y los mandatos del islam al respecto son taxativos: los cad¨¢veres de los musulmanes deben enterrarse antes de las 72 horas, tras un lavado purificador, directamente sobre la tierra y mirando a La Meca.
Tras no pocas dudas, el Estado Mayor de la Defensa dio luz verde a la Operaci¨®n Recovery Plus (M¨¢s Recuperaci¨®n, pues en el pasado se hicieron otras operaciones para recuperar heridos o veh¨ªculos).
El 12 de agosto, cuando s¨®lo faltaban 24 horas para que se cumpliera el plazo fijado por el mandamiento religioso -que coincide con lo que aconsejan razones de salubridad p¨²blica
- salieron de Qala-e-Naw dos secciones de la Brigada Paracaidista, unos 50 efectivos. A los militares espa?oles les acompa?aban polic¨ªas afganos ya que, por rencillas intestinas, los agentes de Bala Murghab s¨®lo estaban dispuestos a entregar los cad¨¢veres a sus hom¨®logos y no al Ej¨¦rcito.
La operaci¨®n fue dirigida desde Qala-e-Naw por el responsable del contingente espa?ol, el coronel Pedro Rol¨¢n, y desde la base de Herat por el jefe del Mando Regional Oeste (RCW), el general italiano Antonio Satta. De la base de Herat salieron un helic¨®ptero Chinook, utilizado para trasladar los cad¨¢veres, y dos Mangusta que le dieron escolta.
La posibilidad de que se produjera un nuevo ataque no era descabellada. El 23 de julio, una patrulla hispano-afgana fue tiroteada a 40 kil¨®metros al noroeste de Qala-e-Naw. Cuando dos d¨ªas despu¨¦s regres¨® a la zona para recoger evidencias del primer ataque volvi¨® a ser atacada.
En esta ocasi¨®n, sin embargo, no fue necesario avisar a los aviones de combate de la OTAN, que hab¨ªan sido alertados. La ¨²nica huella de batalla con que se tropezaron los militares espa?oles fueron los siete pick-up del Ej¨¦rcito afgano destruidos en la emboscada del 10 de agosto y el Vamtac (Veh¨ªculo de Alta Movilidad T¨¢ctica) que ellos mismos quemaron despu¨¦s de que se le rompiera la ballesta y para evitar que cayese en poder de los talibanes.
Los paracaidistas regresaron sin novedad a Qala-e-Naw y los helic¨®pteros llevaron los cad¨¢veres a Herat donde, en una ceremonia, fueron entregados al general de mayor rango del Ej¨¦rcito afgano en la zona.
En Madrid, los responsables del Ministerio de Defensa respiraron aliviados. Lo que a priori pod¨ªa parecer una locura acab¨® convirti¨¦ndose en una de las operaciones m¨¢s exitosas del Ej¨¦rcito espa?ol en Afganist¨¢n. "Los afganos est¨¢n profundamente agradecidos. Les hemos demostrado que respetamos sus creencias y que estamos dispuestos incluso a jugarnos el pellejo para que cumplan sus obligaciones religiosas", explica un mando militar.
Y esa gratitud no es s¨®lo ret¨®rica, sino que tiene consecuencias pr¨¢cticas. De momento, la compa?¨ªa del Ej¨¦rcito afgano que estaba temporalmente en la provincia bajo responsabilidad espa?ola se ha quedado all¨ª hasta nueva orden. Lo que significa mayor seguridad para los propios espa?oles.
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