Jugar en casa
No exist¨ªa la menor duda sobre el fenomenal apoyo del p¨²blico con el que iba a contar la selecci¨®n espa?ola en este Eurobasket. Los primeros partidos no han hecho sino subrayar las previsiones. La grada hierve, aunque la presi¨®n de jugar en casa suscita opiniones para todos los gustos. Es dif¨ªcil gestionarla y la figura del entrenador resulta especialmente importante en este aspecto. El asunto influye de modo diferente en los jugadores. Algunos pierden el norte. Para otros supone un extra de motivaci¨®n. El apoyo del p¨²blico supone un extra de motivaci¨®n para la selecci¨®n y se me antoja importante la presi¨®n que ejercer¨¢ sobre los equipos rivales y los arbitrajes.
La historia nos proporciona ejemplos tambi¨¦n para todos los gustos. La Euroliga la ha ganado casi siempre el equipo de la ciudad donde se celebraba la final four, caso del Panathinaikos este a?o en Atenas. En cambio, el ¨²ltimo Eurobasket, en Belgrado, depar¨® la otra cara de la moneda. Serbia se desmoron¨® enseguida pese a que reuni¨® a jugadores de primer¨ªsimo nivel mundial. La selecci¨®n griega, que en principio no contaba como favorita y que es una maestra en aprovechar el factor campo, demostr¨® esa vez lejos de su pa¨ªs lo que ya ha sucedido en otras competiciones: algunos equipos son capaces de jugar mucho mejor incluso de lo que son cuando act¨²an con la tranquilidad de saber que, si pierden, no pasa nada.
Otro ejemplo en primera persona: despu¨¦s de quedar quintos en el Eurobasket de 1997, en Barcelona, logramos la medalla de plata dos a?os despu¨¦s en el que se disput¨® en Francia. En las semifinales nos enfrentamos a la anfitriona y nos aprovechamos de esa presi¨®n, de un exceso de euforia por su parte tal vez porque nosotros ven¨ªamos de clasificarnos en la ultima jornada de la primera fase, en Clermont Ferrand, ganando a Rusia en un partido de infarto pese a que uno de sus p¨ªvots, Nosov, lleg¨® a sumar 0 de 10 tiros libres. Por cierto, cuando convirti¨® su und¨¦cimo intento levant¨® los brazos en alto y se llev¨® la ovaci¨®n del p¨²blico que llenaba el pabell¨®n. De esa forma pasamos a una segunda fase en Pau antes del cruce de los cuartos, para el que nos clasificamos gracias a una victoria de Francia sobre Eslovenia. Nadie daba un duro por nosotros, pero fuimos capaces de eliminar a Lituania con una memorable defensa de I?aki de Miguel sobre Sabonis. En las semifinales nos toc¨® enfrentarnos de nuevo a Francia. Jugamos con la tranquilidad de saber que ellos eran los favoritos. Hicimos un partidazo. Alberto Herreros hizo 29 puntos y les ganamos.
Es irremediable que mucha gente d¨¦ por sentado que la selecci¨®n espa?ola, s¨®lo por el hecho de jugar en casa, quedar¨¢ campeona. La realidad es que la competici¨®n ser¨¢ dif¨ªcil y complicada, aunque los componentes del equipo dicen que se juntan para divertirse jugando al baloncesto. Eso hace que la presi¨®n se diluya. La experiencia tambi¨¦n es vital para controlarla y, si bien es cierto que, cuando las cosas van mal y en los momentos dif¨ªciles, resulta m¨¢s dif¨ªcil gestionarla, es entonces cuando un equipo demuestra que es campe¨®n. Y el nuestro lo es.
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