Venganzas literarias

Si el destino de la cr¨ªtica es desaparecer detr¨¢s de la grandeza de la obra criticada, s¨®lo puede reaparecer cuando se convierte en una obra de creaci¨®n propiamente dicha. No hay memoria de una cr¨ªtica en exclusiva, la memoria literaria s¨®lo conserva la de un cr¨ªtico por haber brillado en otro terreno, como la filosof¨ªa (Arist¨®teles), la creaci¨®n (Goethe) o la historia (Men¨¦ndez Pelayo). Hasta un cr¨ªtico como nuestro Leopoldo Alas Clar¨ªn no sobrevivi¨® por su dureza cr¨ªtica, sino por su narrativa. As¨ª las cosas, ?c¨®mo explicar la supervivencia de Charles-Augustin Sainte-Beuve (Boulogne, 1806-Par¨ªs, 1869) a dos siglos de su nacimiento y m¨¢s de uno y medio de su muerte, de quien ahora aparece por vez primera entre nosotros una de sus obras fundamentales: Mis venenos, avalada por el pr¨®logo de Juan Malpartida?

De hecho, Mis venenos no es

un libro de Sainte-Beuve, pues fue publicado a m¨¢s de los cincuenta a?os de su muerte (1924), por uno de sus ant¨®logos, Victor Giraud, aunque su texto disperso fuera escrito por ¨¦l de cabo a rabo, lo que resplandece en su inimitable estilo. Pues al fin y al cabo, la grandeza del Sainte-Beuve cr¨ªtico se ve mejor en el estilo de sus cr¨ªticas que en la mesura y calidad de su estimable obra de creaci¨®n, reflejada en una novela (Voluptuosidad), algunos relatos y abundantes poemas que no le proporcionaron la fama final, que consigui¨® con una obra cr¨ªtica considerable, los cinco tomos de Port-Royal, los cuarenta de sus Retratos literarios, Charlas del lunes y Los nuevos lunes, a los que habr¨ªa que unir otros veinte de su "epistolario" y diversos vol¨²menes sueltos, sobre Virgilio, Chateaubriand y otros m¨¢s, hasta alcanzar casi los cien vol¨²menes en total.

Bien, pues aqu¨ª est¨¢ uno de los m¨¢s interesantes, escrito por ¨¦l mismo a trozos, fragmentario, recogido cuidadosamente pero que utiliza sus "venenos" en peque?as dosis, como vacunas o curativos bien usados en peque?as dosis adecuadas. Explica pues sus gustos, empezando con sus desacuerdos, sobre todo con el gran triunfador de su tiempo Victor Hugo, con quien rompi¨® tras una estrecha amistad, y de cuya esposa se enamor¨® perdidamente, pero de cuyos amores apenas quedan rastro, pues sus cartas desaparecieron, aunque queda un libro de poemas publicado p¨®stumamente, El libro de amor donde se cuenta su historia con delicadeza.

Pero ha venido un investigador, Michel Brix, quien en Victor Hugo y Sainte-Beuve. Vida y muerte de una amistad literaria (Kim¨¦. Par¨ªs, 2007) explica las razones literarias que nada tienen que ver con dichas historias de amor. Victor Hugo respetaba a Sainte-Beuve como escritor y como cr¨ªtico, quien siempre fue independiente, y hasta se pele¨® con Napole¨®n III, al final, aunque le hab¨ªa nombrado senador. ?sta es su lecci¨®n, la de su vuelta al clasicismo tras su romanticismo inicial, a las mujeres o los moralistas a la escritura sencilla y repleta de intimismo y verdad, que constituyen lo mejor de su teor¨ªa literaria. Sainte-Beuve sigue vivo a trav¨¦s de la historia y gracias a su inimitable estilo.