Par¨ªs inaugura una gran Ciudad de la Arquitectura
El museo, de 23.000 metros cuadrados, recorre el nacimiento y la historia del urbanismo
Hab¨ªa que resucitar las "m¨¢scaras mortuorias de la arquitectura", los moldes sacados a finales del XIX de grandes monumentos franceses rom¨¢nicos, g¨®ticos y renacentistas, muchos de ellos destruidos por sucesivas guerras. Esos moldes, de "tama?o natural", ya estaban conservados en Chaillot, en una de las colinas de Par¨ªs, en un museo que ardi¨® en 1997 y que se hab¨ªa quedado viejo.
Transformado en Cit¨¦ de l'Architecture (Ciudad de la Arquitectura), ahora se abre al p¨²blico un lugar de 23.000 metros cuadrados. En 10 a?os de obras se ha dotado de una biblioteca, un auditorio, espacio para exposiciones, salas repensadas para esos moldes, restaurante, un lugar concebido para el p¨²blico infantil -ah¨ª encontramos una gigantesca Sagrada Familia hecha a base de piezas de mecano- y una galer¨ªa de 1.500 metros cuadrados dedicada a la arquitectura moderna, de 1851 -a?o en que se levant¨® el Crystal Palace de Londres- hasta ahora. Un arquitecto espa?ol, Fernando Marz¨¢, ha sido el comisario de ese espacio que ahora quedar¨¢ en manos de Corinne B¨¦lier, conservadora.
Sarkozy recorrer¨¢ el lunes el lugar y cenar¨¢ luego en el El¨ªseo con 11 arquitectos
Este museo, ¨²nico en el mundo dedicado a la evoluci¨®n de la arquitectura y al nacimiento del urbanismo, obvia algunos periodos. Los previos a la existencia de la propia Francia como naci¨®n, pero tambi¨¦n el barroco o el neocl¨¢sico impuesto por la Revoluci¨®n de 1789 en su af¨¢n de dotarse de respetabilidad. Esos periodos son olvidados por las mismas razones pol¨ªtico-est¨¦ticas que pone en marcha la elaboraci¨®n de los moldes como testimonio de un genio art¨ªstico espec¨ªficamente franc¨¦s.
Si los moldes se presentan desde un criterio historiogr¨¢fico y est¨¦tico, las maquetas, dibujos y filmes de la arquitectura reciente responden a otros criterios museol¨®gicos. "La arquitectura del siglo XX tiene como gran principio rector el tener que construir para mucha gente", explica Marz¨¢. De ah¨ª la atenci¨®n que se presta al urbanismo junto al mar o en la alta monta?a, pensado para vacaciones de masas.
El arquitecto Tony Garnier juega un papel de protagonista: "Es el primer arquitecto franc¨¦s en imaginar la ciudad moderna, industrial, desde criterios higienistas, teniendo en cuenta los servicios culturales o la necesidad de un ¨¢rea especializada en cuestiones comerciales. Tras ¨¦l vienen dos grand¨ªsimas figuras: Le Corbusier y Andr¨¦ Lur?at. El primero -de ¨¦l se ha reconstruido a escala 1/1 una de sus m¨ªticas viviendas en Marsella- es m¨¢s conocido porque, adem¨¢s de ser muy bueno, era un hombre que sab¨ªa vender lo que hac¨ªa, mientras que el segundo era militante comunista y sus clientes eran ayuntamientos humildes", dice Marz¨¢.
Arquitectura y poder, la altura y la luz, la generalizaci¨®n del prefabricado, las instalaciones deportivas y culturales son algunos de los temas que ilustran las maquetas -un 70% realizado expresamente para el museo-, libros, planos y otros tipos de documentos. En algunos casos, tres maquetas contempor¨¢neas declinan un mismo tema. Es el caso de los tres palacios de Justicia. Si el de Nantes -Jean Nouvel- retoma para modernizarla una idea cl¨¢sica de la justicia, vista como una m¨¢quina implacable e inhumana, Christian de Portzamparc, en Grasse, ofrece a los magistrados y justiciables un espacio afable, casi escolar, mientras Richard Rogers, en Burdeos, no distingue las salas de audiencia de los multicines o de los almacenes. En las pantallas, a veces de manera muy did¨¢ctica y no exenta de humor, se ilustra la continuidad y l¨®gica de las fases que las maquetas tienden a aislar. La relativamente reciente obsesi¨®n por la piel de los edificios aparece as¨ª explicada por la estandarizaci¨®n constructiva, hecha de plataformas id¨¦nticas que s¨®lo reclaman ser cubiertas con paredes-piel de cristal y acero, a veces serigrafiadas, en otras oportunidades transformadas en espejo, como si la inanidad de la propuesta arquitect¨®nica quisiera camuflarse en la reproducci¨®n del entorno. Es el caso de la f¨¢brica Aplix, de Dominique Perrault.
En total, la Cit¨¦ de l'Architecture remozada habr¨¢ costado 80 millones de euros, dispone de un presupuesto anual de 20 millones y emplea a 130 personas. Se trata de un equipamiento presidido por Fran?ois de Mazi¨¨res y sometido, desde su inauguraci¨®n, a la l¨®gica de rentabilidad impuesta por el presidente Sarkozy al Ministerio de Cultura y que puede resumirse en dos objetivos claros: 500.000 visitantes al a?o y capacidad para buscar cada a?o seis millones entre patrocinadores privados o beneficios generados por la explotaci¨®n.
La apertura al p¨²blico coincide con un debate -en Le Havre- sobre la evoluci¨®n de cuatro utop¨ªas urbanas: Brasilia o la confianza en el progreso concebida por Oscar Niemeyer; Chandigarh o la modernidad internacional seg¨²n Le Corbusier; Le Havre o el racionalismo al servicio de la reconstrucci¨®n r¨¢pida bajo la orientaci¨®n de Auguste Perret; Tel Aviv o la mediterraneizaci¨®n de la ciudad-jard¨ªn defendida por Patrick Geddes. De momento, el pr¨®ximo lunes, el presidente Sarkozy recorrer¨¢ el lugar y cenar¨¢ luego en el palacio del El¨ªseo con 11 arquitectos mundialmente conocidos, una operaci¨®n de relaciones p¨²blicas en la que el poder pol¨ªtico desti?e sobre los creadores mientras el poder creativo de ¨¦stos desti?e a su vez sobre el pr¨ªncipe. O cuando menos ¨¦sa es la idea.
Babelia
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