Crisis por desconocimiento
Primero se celebr¨® en Oporto la reuni¨®n del Eurogrupo, los ministros de Econom¨ªa y Hacienda de los 13 pa¨ªses europeos que funcionan ya con la moneda com¨²n. Y s¨®lo despu¨¦s, la reuni¨®n del Ecofin, los responsables de la econom¨ªa de los 27 pa¨ªses de la UE. Ambos concili¨¢bulos fueron informales. Tiene importancia este orden -primero los del euro, luego todos- porque as¨ª se acord¨® hace meses para dar prevalencia a quienes voluntariamente van m¨¢s adelantados en la uni¨®n econ¨®mica y monetaria de Europa.
Seg¨²n informaciones publicadas, en Portugal se conoci¨® una estimaci¨®n sobre el volumen de cr¨¦ditos contaminados y de dif¨ªcil recuperaci¨®n en todo el mundo: 1,2 billones de euros. Cantidad que equivale, por ejemplo, a un poco m¨¢s de todo lo que produce durante un a?o un pa¨ªs como Espa?a, la octava potencia mundial. De todos los problemas que destilan de la crisis financiera que padecemos, el prioritario es, cada vez m¨¢s, el desconocimiento: la desconfianza que experimentan los bancos para no prestarse dinero unos a otros proviene de la falta de informaci¨®n sobre qui¨¦nes son las entidades afectadas por la titulizaci¨®n de las hipotecas de alto riesgo (origen de la crisis), los rumores extendidos en el mercado sobre las mismas (que avanzan) y los sustos puntuales (las colas de clientes intentando sacar su dinero del Northern Rock, como en ?Qu¨¦ bello es vivir!, de Capra). Se trata, cada vez m¨¢s, de una crisis por desconocimiento.
Los responsables de las econom¨ªas de todo el mundo reclaman, elevando todos los d¨ªas su ¨¦nfasis, una mayor transparencia de los instrumentos financieros. En la reuni¨®n del Eurogrupo se demand¨® un informe al Comit¨¦ Econ¨®mico y Financiero para mejorar la transparencia del sistema financiero internacional y para mejorar la evaluaci¨®n de los procesos de gesti¨®n del riesgo. Pero exigir transparencia sin poner los medios para que sea obligada, conduce a la melancol¨ªa. No es de extra?ar que el secretario del Tesoro americano, Hank Paulson, insista en la probabilidad de que la crisis se prolongue mucho m¨¢s tiempo que ninguno de los sustos financieros que han afectado al mundo en las ¨²ltimas d¨¦cadas.
Una vez que se conozca la profundidad y la distribuci¨®n de los problemas, la siguiente dificultad ser¨¢ c¨®mo modificarlos y evitar que se repitan. Aqu¨ª, los responsables econ¨®micos europeos y americanos son m¨¢s t¨ªmidos en sus declaraciones: la necesidad de regulaci¨®n de los productos financieros m¨¢s sofisticados, generados mediante t¨¦cnicas innovadoras, no es considerada adecuada de forma un¨¢nime. Y sin embargo, la crisis demuestra que la autorregulaci¨®n es un tigre de papel: sencillamente, no funciona ante los abusos. Estos productos tan alambicados, que los bancos muchas veces sacan de sus balances, terminan en manos de inversores minoristas. ?Qu¨¦ hay de la protecci¨®n al consumidor? Las palabras que repite estos d¨ªas el presidente franc¨¦s Nicolas Sarkozy, a?aden le?a al fuego. "No se puede permitir que unas decenas de especuladores echen por tierra todo un sistema internacional, adquiriendo dinero sin importar en qu¨¦ condiciones, comprando a no importa qu¨¦ precio y sin saber qui¨¦n presta", declar¨® en la reciente cumbre con la canciller alemana Angela Merkel.
Una de las armas para combatir los efectos de la crisis financiera es la pol¨ªtica monetaria. El martes, el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, probablemente baje los tipos de inter¨¦s por primera vez desde que lo es; la inc¨®gnita es si los reducir¨¢ en un cuarto o medio punto. Por el contrario, el presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, tras haber dejado el precio del dinero como estaba, no ceja de multiplicar las declaraciones de que tiene la intenci¨®n de subirlos en cuanto pueda. Al tiempo, la oficina estad¨ªstica de la UE, hac¨ªa p¨²blicos los ¨²ltimos datos sobre la inflaci¨®n en la zona euro: en agosto, el 1,7%, una d¨¦cima menos que el mes anterior, y tres d¨¦cimas menos que el techo tolerado por la UE.
?Es la inflaci¨®n, hoy, el problema principal?
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