La guerra de nunca acabar
La misi¨®n, no cambia, aunque ha variado desde la invasi¨®n: ahora es la de imponer la seguridad en Irak y la reconciliaci¨®n entre iraqu¨ªes. En lo primero poco se ha avanzado; y en lo segundo, retrocedido. Los medios se reducen, pues se van a retirar algunas tropas. El plazo: ni se sabe, en todo caso, la guerra durar¨¢ m¨¢s all¨¢ de la presidencia de Bush, como ¨¦l mismo ha reconocido. El general Petraeus no se ha atrevido en sus pron¨®sticos a ver allende el verano que viene, cuando el nivel de tropas americanas -si todo va bien, e incluso si va mal pues no hay m¨¢s- ser¨¢ superior al que hab¨ªa el pasado oto?o antes de la crecida (surge) de 30.000 soldados suplementarios. Y a esto, escud¨¢ndose tras el general, se ha agarrado Bush para proponer por primera vez una peque?a reducci¨®n, basada, seg¨²n ¨¦l, en el ¨¦xito de su estrategia.
Cuatro a?os y medio despu¨¦s de la invasi¨®n, Irak va camino de convertirse en una guerra de nunca acabar. Puede resultar significativo que Bush haya mencionado estos d¨ªas el modelo de Corea: Estados Unidos se encargar¨ªa de la seguridad exterior -esencialmente de frenar a Ir¨¢n-, con menos tropas, y los iraqu¨ªes, de la interior. Pero los surcoreanos quer¨ªan que se quedasen los americanos, no hab¨ªa milicias varias contra ¨¦stos. En todo caso, ?piensa Bush en que tropas americanas se quedar¨¢n m¨¢s de 50 a?os en Irak como lo han hecho, y hacen, en Corea del Sur? No es descartable.
Pod¨ªa esperarse que los dem¨®cratas, que ganaron las elecciones al Congreso en noviembre pasado sobre una plataforma contra la guerra, frenar¨ªan a la Administraci¨®n de Bush. Pero no ha sido as¨ª. Entre los candidatos dem¨®cratas, Barack Obama claramente se muestra a favor de una retirada r¨¢pida, mientras Hillary Clinton es mucho m¨¢s matizada y sigue sin admitir haberse equivocado al votar en su d¨ªa a favor de la guerra, cuando soplaban otros vientos. Aunque hay m¨¢s que matices entre ellos, los dem¨®cratas ahora parecen buscar terrenos intermedios de entendimiento con el sector m¨¢s cr¨ªtico de los republicanos. En todo caso, muchos dem¨®cratas han votado en el Congreso m¨¢s dinero para la guerra, y Bush est¨¢ convencido de que no le negar¨¢n una nueva petici¨®n de fondos.
Cuando los americanos vayan a votar en noviembre de 2009, habr¨¢, en el mejor de los casos, a¨²n bastante m¨¢s de 100.000 de sus soldados en Irak. La guerra puede acabar volvi¨¦ndose contra ¨¦l o la candidata dem¨®crata si no ofrece una clara estrategia de salida. Los dem¨®cratas han criticado el enfoque de Bush -"un insulto a la inteligencia del pueblo americano", seg¨²n la presidenta de la C¨¢mara de Representantes, Nancy Pelosi-, pero como partido no han elaborado una alternativa real, una estrategia clara y cre¨ªble de salida en un plazo razonable. Pretend¨ªan que Bush hiciera todo el trabajo sucio y el presidente ha venido a decir que no, que est¨¢ ganando y que despu¨¦s de ¨¦l, el diluvio. Y cuidado, pues hoy por hoy no est¨¢ asegurado que un dem¨®crata entre en la Casa Blanca en enero de 2010, ni que lo haga con un plan para realmente salir de Irak. A¨²n puede ganar un republicano.
Fueran cuales fueran, esta guerra no tiene ya nada que ver con los objetivos de la equivocada e ilegal invasi¨®n del pa¨ªs ¨¢rabe, pues el conflicto ha cambiado la realidad a la que hay que enfrentarse, que no es s¨®lo interna de Irak, sino regional e incluso global. La ¨²nica posibilidad de controlarla ser¨ªa, si acaso, un pacto global de Estados Unidos con Ir¨¢n -que Teher¨¢n ha ofrecido en m¨¢s de una ocasi¨®n-, y una implicaci¨®n de los Estados de la regi¨®n, junto a un horizonte claro de salida de las tropas americanas que reclaman algunos grupos sun¨ªes y chi¨ªes para poder colaborar. No parece que Bush vaya a ser capaz de tal paso, dada su pol¨ªtica hacia Ir¨¢n que ve, equivocadamente, como una Corea del Norte. En cuanto a su sucesor o sucesora, est¨¢ por ver. aortega@elpais.es
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