Ni centralismo ni independentismo: federalismo
Todo parece haberse conjurado: el vac¨ªo estival de noticias, los fr¨¢giles equilibrios internos de los partidos nacionalistas, las dificultades ciertas y graves que Catalu?a vive en materia de infraestructuras, y la abulia de algunos sectores de la opini¨®n publicada, radiada o televisada (o tertuliada en general), poco dispuestos a abordar asuntos que no sean los de siempre y desde los movimientos reflejos de siempre.
En las semanas que han transcurrido desde las comparecencias parlamentarias por al apag¨®n de Barcelona, la discusi¨®n pol¨ªtica catalana ha registrado los siguientes hitos: Carod Rovira ha convocado un refer¨¦ndum por la autodeterminaci¨®n para el 2014; el ex presidente Pujol, el del peix al cove, ha llamado al boicot fiscal (con la comprensi¨®n del ex presidente Maragall, ahora arrauxat a pesar de que antes dijo que el Estatuto reduc¨ªa el Estado a lo residual), y se ha encumbrado como puntos de referencia a magistrados convertidos ahora al independentismo y a profesores universitarios que se preguntan en p¨²blico si la creaci¨®n del ej¨¦rcito catal¨¢n debe ser anterior o posterior al refer¨¦ndum por la independencia. Deber¨ªamos considerar la posibilidad de vincular el debate p¨²blico en Catalu?a a la realidad.
Deber¨ªamos considerar la posibilidad de vincular el debate p¨²blico en Catalu?a a la realidad
Sin que nadie tenga que renunciar a nada en materia de autogobierno, parecer¨ªa razonable (y hasta m¨¢s acertado estrat¨¦gicamente) que en estos momentos cumpli¨¦ramos con el mandato estatutario y dedic¨¢ramos nuestros esfuerzos a criticar la actitud del Gobierno central en el despliegue del Estatuto, aprovech¨¢ramos el debate presupuestario para reclamar inversiones en las infraestructuras que hacen funcionar el pa¨ªs (no siempre coincidentes con las que monopolizan el discurso de ciertos sectores) y reforz¨¢ramos la capacidad de las instituciones catalanas para enfrentar los retos que se le presentar¨¢n al autogobierno en los pr¨®ximos meses.
No obstante, lo m¨¢s descorazonador es que, ante esta situaci¨®n, no asome en el paisaje ninguna opci¨®n alternativa que no sea la de un centralismo cada vez m¨¢s destemplado y abiertamente antiautonomista. Parece no haber nada entre el independentismo de unos y el centralismo de los otros, aunque dir¨ªase que es justamente en esta franja intermedia donde nos concentramos el grueso de la poblaci¨®n, de los partidos pol¨ªticos y de las organizaciones sociales. Los federalistas, existir, existimos, pero nos cuesta mucho aparecer. Se me ocurren un par de razones para ello. Por una parte, es evidente que no poseemos la capacidad que tienen otros para ofrecer el tipo de material que la maquinaria de la sociedad medi¨¢tica necesita para funcionar. Por otra, probablemente hemos pecado de soberbia al pensar que lo que s¨®lo tendr¨ªa que ser un souffl¨¦ es realmente un souffl¨¦. En cualquier caso, a estas alturas est¨¢ claro que no deber¨ªamos haber aplazado nuestra intervenci¨®n en el debate a la espera de que el invento con aire volviera a su tama?o natural.
Bien, no vamos a esperar m¨¢s. Debemos volver a ser proactivos al proponer el federalismo como opci¨®n. Las razones para ello son diversas. En primer lugar, para evitar las frustraciones. Es urgente que sepamos vincular el debate sobre el autogobierno a los combates que realmente podemos dar; tenemos la obligaci¨®n de vincular el largo al corto plazo. En segundo lugar, porque en Catalu?a debemos articular debates pol¨ªticos significativos. No podemos conformarnos con tener un espacio p¨²blico copado por discusiones superfluas, perennemente dedicadas al an¨¢lisis de las declaraciones y contradeclaraciones de algunos, y alejadas del examen de las pol¨ªticas y las propuestas efectivamente impulsadas por las instituciones y la sociedad. Y finalmente porque, si hacemos caso de los resultados electorales, las propuestas de car¨¢cter federal tienen un respaldo popular bien significativo y es justo y hasta sano que tengan su lugar en el debate y que sus defensores nos afanemos en presentarlas de la mejor forma posible. ?ste es nuestro empe?o.
Jordi Guillot es secretario general de ICV
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