?ngel Castilla, pediatra
Por las manos de ?ngel Castilla Polo, fallecido el pasado 18 de agosto en Madrid a la edad de 92 a?os, ha pasado una gran parte de la burgues¨ªa madrile?a. Puericultor del Estado, medalla de oro al M¨¦rito en el Trabajo en 1998, ha sido el pediatra por excelencia de muchos que han seguido usando su saber m¨¦dico hasta bien entrados en edad madura.
Ir a su consulta, primero en la calle de Ayala y despu¨¦s en la de Carbonero y Sol, era, para los padres, mucho m¨¢s que ir al m¨¦dico, por las sensatas, atrevidas, divertidas y directas consideraciones sobre pol¨ªtica o sobre cualquier otro tema de actualidad de este hombre culto y que practicaba el arte de la conversaci¨®n. Castilla era mucho m¨¢s que un m¨¦dico, era persona; y buena persona. Este liberal a la antigua usanza se consideraba disc¨ªpulo de Jos¨¦ Ortega y Gasset -del que su hermana Lolita fue entra?able secretaria en Revista de Occidente- y fueron esos valores los que inculc¨® a sus 10 hijos y a todos los que le rodeaban.
El doctor Castilla siempre estaba dispuesto, cuando le llamaban a cualquier hora. Para pasar consulta en su casa o en los domicilios de los ni?os enfermos, pues practic¨® hasta que la mala salud le fue retirando, a una edad muy avanzada, de la medicina domiciliaria. Y si el paciente estaba muy lejos, por ejemplo de viaje en Venezuela, como pude presenciar, le hacia toser para comprobar si ten¨ªa o no tosferina. Ten¨ªa un ojo cl¨ªnico sensacional, y sobre todo una inmensa vocaci¨®n para su profesi¨®n que ejerc¨ªa con un sentido com¨²n sin igual. As¨ª cuando una madre le ped¨ªa un calmante para un hijo que dorm¨ªa mal, ¨¦l se lo recomendaba a ¨¦sta, no para el ni?o al que no le pasaba nada por dormir poco. Son ejemplos, entre muchos, de un m¨¦dico que siempre intentaba tranquilizar a los padres, y sobre todo a las madres, que eran las que m¨¢s acud¨ªan a su consulta.
Durante 63 a?os estuvo acompa?ado de su esposa Josefina -Ina-, que pas¨® una larga enfernedad. Una pareja ejemplar. Nacido en San Sebasti¨¢n, pas¨® toda su vida en un Madrid que le echa en falta, pues, aunque tiene disc¨ªpulos, tendr¨ªa que haber creado escuela.
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