Sobre laicidad y laicismo
A la ignorancia en muchos casos y a la manipulaci¨®n, en otros, obedece la confusi¨®n sobre la necesaria distinci¨®n entre ambos t¨¦rminos que se plantea en uno de los procesos hist¨®ricos m¨¢s relevantes que es el de la secularizaci¨®n. La sospecha de que no estamos s¨®lo ante problemas de ignorancia descansa en alg¨²n otro caso pr¨®ximo. En un folleto editado por Profesionales por la ?tica sobre "Educaci¨®n para la Ciudadan¨ªa: los padres elegimos", se informa de un posible derecho a la objeci¨®n de conciencia frente a la asignatura desde dos presupuestos que resultan inexactos por incompletos. Se recoge en el art¨ªculo 27.3 de la Constituci¨®n: "Los poderes p¨²blicos garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formaci¨®n religiosa y moral que est¨¦ de acuerdo con sus propias convicciones", pero omiten el 27.2, que es el realmente atinente al caso: "... La educaci¨®n tendr¨¢ por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana en el respeto a los principios democr¨¢ticos de convivencia y a los derechos y libertades fundamentales". Al omitir en el citado folleto este precepto se est¨¢ manipulando la realidad y limitando la posibilidad de que los destinatarios del folleto, especialmente los padres, tengan un acceso completo a la informaci¨®n.
Lo mismo ocurre cuando se citan fragmentos de dos sentencias, la 15/82 del 23 de abril y la 53/85 del 11 de abril, con citas incompletas que no reflejan el verdadero sentido de la objeci¨®n de conciencia en nuestro ordenamiento. Podemos afirmar tajantemente, frente a lo que sostiene el folleto, que la objeci¨®n tiene que ser reconocida en cada caso por la jurisprudencia del Tribunal Constitucional sobre la base de la libertad ideol¨®gica y religiosa, si no est¨¢ recogida en la Constituci¨®n o en una ley. No solamente es as¨ª en la recta interpretaci¨®n de la jurisprudencia del Tribunal Constitucional, sino que es de sentido com¨²n. ?Qu¨¦ ocurrir¨ªa si, como dice equivocadamente el citado folleto, cada uno pudiera objetar en conciencia sobre cualquier tema "por ser directamente aplicable?". Volver¨ªamos al estado de naturaleza y a una situaci¨®n de anarqu¨ªa. La informaci¨®n err¨®nea se completa tambi¨¦n con la afirmaci¨®n, igualmente incierta, de que la desobediencia a cursar la asignatura no va a traer consecuencias a los alumnos afectados.
Sin duda tambi¨¦n aqu¨ª se produce un enga?o objetivo o algo peor, porque ese escenario conducir¨ªa a que los estudiantes afectados no se graduaran en los distintos niveles. Parece como si de lo que se tratase es de impulsar una situaci¨®n generalizada de desobediencia, que no de objeci¨®n, sin importar los da?os que se producir¨ªan a los estudiantes y a sus familias, ni el desorden que se producir¨ªa en el sistema escolar.
En todo caso, resulta sorprendente comparar esa actitud con la de las Iglesias protestantes, que han asumido sin reticencias la modernidad y la secularizaci¨®n y que conviven c¨®modamente en situaciones de laicidad, e incluso de Iglesias cat¨®licas nacionales, como la francesa o la alemana, con esta actitud que recuerda a las condenas de los documentos pontificios del siglo XIX, antiliberales y antiilustrados.
Curiosamente, la secularizaci¨®n, que es un rasgo distintivo de la modernidad, tiene su origen eclesi¨¢stico, de derecho can¨®nico, y que fue utilizado en M¨²nich en mayo de 1646 durante los debates sobre la paz de Westfalia por el embajador franc¨¦s Largueville para se?alar el paso de propiedades religiosas a manos seculares. Este mismo sentido se mantiene a¨²n en la voz secularizaci¨®n de la enciclopedia. La extensi¨®n sem¨¢ntica del t¨¦rmino se produce con un lento proceso de afirmaci¨®n de una competencia secular-laica y estatal sobre sectores de la realidad, de la cultura, del arte y de la ciencia hasta entonces controlados por la Iglesia a trav¨¦s de la teolog¨ªa, especialmente a partir de la ruptura de la unidad religiosa en el siglo XVI. Los juristas regios franceses, los llamados pol¨ªticos, lanzaban un eslogan para alejar a los te¨®logos de los problemas temporales: "Silete, theologi in munere alieno" ("Callad, te¨®logos en poder ajeno"). La tolerancia como respuesta a las guerras de religi¨®n supon¨ªa el derecho a adorar a Dios de acuerdo con la conciencia y tambi¨¦n el primer origen hist¨®rico de los derechos humanos. Fue un impulso grande a la secularizaci¨®n, que no da?aba a las creencias, sino a la presencia excluyente y autoritaria de la Iglesia. Estamos ante una progresiva mundanizaci¨®n de la cultura y de los saberes y de las relaciones sociales que se desarrollar¨¢n y culminar¨¢n en el Siglo de las Luces, donde la autonom¨ªa del hombre supera la necesidad de mediaci¨®n de la fe.
Este proceso alcanzar¨¢ al arte, a la pintura, la literatura, la ciencia y la pol¨ªtica a partir deMaquiavelo. Esa secularizaci¨®n la representaron Van Eyck o Vel¨¢zquez en pintura, Boccaccio o La Pl¨¦iade o Montaigne en literatura, y rehabilitando la naturaleza. En Espa?a, Cervantes o Fray Luis de Le¨®n tuvieron dificultades con la inquisici¨®n por esas desviaciones. En la ciencia, Kepler, Galileo o, m¨¢s tarde, Newton impulsaron la secularizaci¨®n, con la p¨¦rdida de importancia de la teolog¨ªa. Cuando Newton brillaba en sus descubrimientos, el poeta Alexander Pope exclamaba: "Nature and Nature's Law lay hid in night / god said, let Newton an all was light". ("La naturaleza y las leyes permanecen ocultas en la noche / Dios dijo: ven Newton, y todo fue luz".
Tambi¨¦n la ideolog¨ªa individual, el protagonismo del hombre individual, ayudar¨¢ a impulsar un orden racional, que como dice Gusdorf es una catolicidad de reemplazo. La secularizaci¨®n alcanzar¨¢ el orden pol¨ªtico y jur¨ªdico con el individuo, primero en el Estado absoluto como s¨²bdito y, despu¨¦s, con el Estado liberal como ciudadano. En el siglo XVIII Kant, contestando a la pregunta ?qu¨¦ es la ilustraci¨®n?, expresar¨¢ la nueva mentalidad: "La ilustraci¨®n es la salida del hombre de su autoculpable minor¨ªa de edad. La minor¨ªa de edad significa la incapacidad de servirse de su propio entendimiento sin la gu¨ªa de otro... "?Sapere aude!" ("?Ten valor de servirte de tu propio entendimiento!)". He aqu¨ª el lema de la ilustraci¨®n: "La persona recupera el control de las luces, secuestradas por la teolog¨ªa. Este punto de vista potenciar¨¢ la realizaci¨®n pol¨ªtica y jur¨ªdica de los siglos XIX y XX, con el constitucionalismo liberal y luego democr¨¢tico y social, con las sucesivas funciones de los derechos humanos, con el derecho de asociaci¨®n y con el sufragio universal, con el reconocimiento del pluralismo y con la separaci¨®n entre la Iglesia y el Estado en Francia a partir de 1905. En Espa?a, en la actualidad, en el art¨ªculo 16.3 de la Constituci¨®n se se?ala tambi¨¦n: "Ninguna confesi¨®n tendr¨¢ car¨¢cter estatal".
El itinerario de desarrollo de la secularizaci¨®n y su dimensi¨®n pol¨ªtico-jur¨ªdica, la laicidad, deja a la Iglesia al margen del poder. La persona de fe, el creyente, est¨¢ protegido en las sociedades democr¨¢ticas modernas por la libertad ideol¨®gica o religiosa y por las instituciones y los procedimientos de una democracia laica. La laicidad supone respeto para los que profesan cualquier religi¨®n, mientras que personas e instituciones religiosas con visiones integristas o totalizadores, lo que abunda en sectores cat¨®licos antimodernos, no respetan al no creyente. Por eso las instituciones laicas son una garant¨ªa mayor para todos. La laicidad es una situaci¨®n, con estatus pol¨ªtico y jur¨ªdico, que garantiza la neutralidad en el tema religioso, el pluralismo, los derechos y las libertades, y la participaci¨®n de todos.
A veces, desde posiciones interesadas, se le ha intentado identificar con el laicismo, que es una actitud enfrentada y beligerante con la Iglesia. Es una maniobra m¨¢s para desacreditar a la laicidad pol¨ªtica y jur¨ªdica. Bobbio, una vez m¨¢s, aclara definitivamente el tema: el laicismo es "un comportamiento de los intransigentes defensores de los pretendidos valores laicos contrapuestos a las religiones y de intolerancia hacia las fes y las instituciones religiosas. El laicismo que necesita armarse y organizarse corre el riesgo de convertirse en una Iglesia contrapuesta a otra Iglesia". Y como dir¨¢ al final de su texto: "?Para Iglesia, nos basta con una!". Aunque el creyente est¨¢ protegido con la laicidad, en sociedades democr¨¢ticas, con la Constituci¨®n o la ley, no es protagonista pol¨ªtico. Por eso, a los dirigentes eclesi¨¢sticos no les gusta este estatus y confunden laicidad con laicismo. Como casi siempre, pretenden maldecir en vez de colocar una luz en la barricada.
Gregorio Peces-Barba Mart¨ªnez es catedr¨¢tico de Filosof¨ªa del Derecho de la Universidad Carlos III de Madrid.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.