Un estigma imborrable
El primer 'violador del Eixample' acab¨® en Centroam¨¦rica con el apoyo de la Generalitat y el segundo se refugi¨® en casa de su madre
La identidad de algunos violadores, como la de ciertos etarras, se acaba repitiendo tanto en los medios que en ocasiones se pronuncian de un solo tir¨®n, como si el nombre y los dos apellidos fuesen una sola palabra. Uno de ellos es Francisco L¨®pez Maillo. Tambi¨¦n en su caso, como en el de algunos etarras, resulta m¨¢s identificable con un alias. El suyo era el violador del Eixample, en referencia al c¨¦ntrico barrio barcelon¨¦s en el que actuaba.
Fue el primero, porque una segunda persona, Alejandro Mart¨ªnez Singul, sigui¨® sus pasos y acab¨® con el ordinal en su apodo. Apenas ha trascendido nada de su vida desde que fue excarcelado el pasado mes de mayo. No ocurri¨® as¨ª con L¨®pez Maillo, que tuvo el amparo del Departamento de Justicia de la Generalitat de Catalu?a al recuperar la libertad.
Mart¨ªnez Singul, que fue excarcelado en mayo, conoci¨® a su actual novia en prisi¨®n
En aquel momento, el m¨¢ximo responsable de prisiones de la administraci¨®n auton¨®mica era Ignasi Garc¨ªa Clavel, quien aguant¨® las cr¨ªticas que le llovieron de todas partes y ofreci¨® trabajo y vivienda a L¨®pez Maillo. No s¨®lo para facilitar su control, sino tambi¨¦n su reinserci¨®n. Al final, el preso acept¨® terapia psicol¨®gica, pero la realidad super¨® cualquier previsi¨®n.
Inicialmente fue a parar a una comunidad terap¨¦utica situada en un pueblo del interior de Catalu?a, alejado de los medios. Pero el problema fueron las personas con las que compart¨ªa tratamiento, que le rechazaron y exigieron su expulsi¨®n al reconocerle por las im¨¢genes de televisi¨®n.
La Generalitat le ofreci¨® entonces un traslado a Alemania. All¨ª no habr¨ªa trascendido el caso, se pens¨®. Pero no fue as¨ª. Las otras personas que compart¨ªan el tratamiento psicol¨®gico y terap¨¦utico tambi¨¦n le identificaron y nuevamente exigieron su expulsi¨®n del grupo. Y es que en la c¨¢rcel, como en la calle, el violador siempre ha sido una persona repudiada por el resto de enfermos o de presos, que pueden justificar un crimen en su c¨®digo de honor interno, pero no una violaci¨®n.
Finalmente, a la tercera fue la vencida. L¨®pez Maillo acab¨® en la Rep¨²blica Dominicana, bajo la protecci¨®n de la Generalitat. Nadie le identific¨®, pero a finales de 1999 se le diagnostic¨® una esclerosis lateral amiotr¨®fica. Poco a poco se fueron paralizando los m¨²sculos de su cuerpo a causa de esta enfermedad degenerativa. Un a?o despu¨¦s regres¨® a Espa?a en silla de ruedas, fue internado en un hospital y all¨ª falleci¨® el 17 de mayo de 2001.
Mart¨ªnez Singul recogi¨® el testigo de L¨®pez Maillo, tambi¨¦n bajo una apariencia fr¨¢gil e incluso inocente. Entre 1989 y 1991, con poco m¨¢s de 20 a?os, cometi¨® diez agresiones sexuales, algunas contra ni?as de nueve a?os. La justicia le conden¨® a 65 a?os de c¨¢rcel. Pas¨® 16 en la c¨¢rcel de Quatre Camins.
Su excarcelaci¨®n tambi¨¦n provoc¨® una gran alarma social. Sobre todo porque, a juicio de los expertos, y, como el caso del violador del Vall d'Hebron, tampoco est¨¢ rehabilitado y puede reincidir. Los primeros d¨ªas, Mart¨ªnez Singul se instal¨® en casa de su madre, en un municipio de Barcelona. A petici¨®n de la Fiscal¨ªa, los Mossos d'Esquadra se convirtieron en su sombra de modo discreto, pero continuo. La vigilancia policial no evit¨® el malestar de los vecinos, que protestaron frente al domicilio familiar.
El violador abandon¨® el municipio a las pocas semanas. Aunque hay una discreci¨®n extrema sobre su paradero, podr¨ªa encontrarse junto a su novia, a la que conoci¨® en la c¨¢rcel. Seg¨²n la Generalitat, est¨¢ dispuesto a someterse a tratamiento psicol¨®gico. En el juicio, el forense asegur¨® que sufre una "neurosis grave rayana en la psicosis" que no afecta a su capacidad de actuaci¨®n. Es decir, que obr¨® siendo consciente del da?o que hac¨ªa. Sin embargo, algunos expertos subrayan que su conducta neur¨®tica es m¨¢s proclive a la rehabilitaci¨®n que, por ejemplo, la de un psic¨®pata.
Para Mart¨ªnez Singul, violar a sus v¨ªctimas era una forma de compensar sus insuficiencias personales. Eso opinan al menos los expertos que le trataron, que no dudan en calificarle como una persona insegura, tremendamente fr¨¢gil y con tendencia a la depresi¨®n. Su fracaso para desenvolverse en la sociedad se convirti¨® en su ruina y, de paso, en la de sus v¨ªctimas.
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