Una historia de mafiosos
Cronenberg inaugura el Festival de San Sebasti¨¢n con 'Promesas del Este', un 'thriller' con Viggo Mortensen
El azar ha permitido que coincidieran ayer dos inauguraciones de muy distinto signo y consideraci¨®n: un grupo de profesionales mayoritariamente vascos ha conseguido inaugurar el Festival Internacional de Cine de San Sebasti¨¢n en su 55? edici¨®n con un presupuesto de seis millones de euros y unas expectativas interesantes desde el punto de vista de la calidad de algunas de sus pel¨ªculas en la secci¨®n oficial a concurso y varios ciclos monogr¨¢ficos que suelen alimentar la voracidad de los cin¨¦filos. Ayer tambi¨¦n se inaugur¨® el reconstruido aparcamiento de la T-4 de Barajas, con un presupuesto de 24 millones de euros y dos v¨ªctimas mortales imposibles de reconstruir, destruido por un grupo terrorista vasco. Son dos formas de entender la vida: la b¨²squeda de la belleza y la inteligencia, de un lado; la muerte y la destrucci¨®n, de otro.
Promesas del Este, del inquietante David Cronenberg, con Viggo Mortensen, Naomi Watts y Vincent Cassel en los papeles protagonistas, inaugur¨® el certamen. Un excelente thriller de mafiosos rusos en el Londres de hoy, realizado desde la ortodoxia narrativa de las producciones s¨®lidas que miran a la taquilla sin mala conciencia y a la que el realizador a?ade sus toques personales: violencia descarnada y fascinaci¨®n por lo m¨®rbido. El canadiense Cronenberg (La rabia, Cromosoma 3, Inseparables, La mosca, Crash, Una historia de violencia y El almuerzo desnudo, entre otras) es uno de los escasos profesionales que han conseguido realizar una obra personal e integrarse al mismo tiempo en las leyes del libre mercado tan admiradas por Hollywood. Capaz de adaptar al cine una novela de J. G. Ballard o de William Burroughs, realizar una nueva versi¨®n del cl¨¢sico La mosca o aceptar un relato de Stephen King como argumento.
Origen familiar
Es probable que su eclecticismo se deba, al menos en parte, a su origen familiar: hijo de una familia lituana y jud¨ªa afincada en Toronto, de padre periodista y madre pianista (es la s¨ªntesis del viejo chiste "no le dig¨¢is a mi madre que soy periodista. Ella cree que toco el piano en un prost¨ªbulo"), lo cierto es que su dedicaci¨®n al cine se debi¨® en buena medida a las ayudas del Gobierno canadiense y a su pol¨ªtica de financiaci¨®n cinematogr¨¢fica basado en beneficios fiscales. Una ventaja a?adida a su lugar de origen es que no ha tenido que soportar ninguna campa?a de desprestigio de los medios de comunicaci¨®n m¨¢s reaccionarios y, parad¨®jicamente, menos identificados con las ra¨ªces culturales nacionales tan propia de nuestros funambulistas de la opini¨®n. En resumen: una excelente inauguraci¨®n de un certamen con pocos medios y un evidente profesionalismo.
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