C¨®mplices del instante
Como Wallace Stevens que, ocupado en la rutina de su despacho de abogado y agente de seguros, fue capaz de crear una de las obras po¨¦ticas m¨¢s elegantes y profundas de la poes¨ªa del siglo XX, William Carlos Williams (Rutherford, Nueva Jersey, 18831963) siempre vivi¨® en su ciudad natal dedicado a la profesi¨®n de m¨¦dico y con la misma intensidad a la escritura: all¨ª produjo una obra renovadora y brillante, radicalmente alejada de las normas tradicionales en t¨¦cnica y forma, empe?ada en dar cuenta de las emociones y experiencias de una realidad concreta y cotidiana a trav¨¦s de un lenguaje distante del sentimentalismo, la ret¨®rica y el artificio. A diferencia de Eliot o de Pound, y de otros poetas de su generaci¨®n, Williams tom¨® partido por sus ra¨ªces americanas. Dispuso as¨ª una poes¨ªa que, centrada en los mecanismos de la vida corriente y urbana, hace uso del habla de la gente, del American idiom, del lenguaje del entorno norteamericano y de las palabras escuchadas. Una poes¨ªa "que tiene la apariencia / quebradiza / del // hielo nuevo en / un estanque / del campo".
AL RITMO DE LA VIDA. Cuadros de Brueghel
William Carlos Williams
Traducci¨®n y pr¨®logo
de Juan Antonio Montiel
Lumen. Barcelona, 2007
217 p¨¢ginas. 14,90 euros
Creador de un "g¨¦nero de ha
bla" concentrado y depurado, de un trabajo estil¨ªstico progresivamente trascendente en su compleja sencillez, la suya es una po¨¦tica de la presencia, del instante capturado, de las cosas mismas mostradas en su imprevisi¨®n, sin explicaciones ni forzadas composiciones: de una realidad en proceso. Pronto defini¨® su b¨²squeda: "Ninguna idea / salvo en las cosas". Un modo de ver la realidad eminentemente pict¨®rico que alcanza su mayor expresi¨®n en Cuadros de Brueghel, en una capacidad visual capaz de capturar el detalle extremo e intenso. Sus poemas transmiten sensaciones, haciendo sorprendente lo m¨¢s com¨²n y ordinario; son artefactos ¨¢giles, intensamente vivos y naturales, objetos verbales. "O¨ªdo y ojo se acuestan / juntos en la misma cama", y entre uno y otro, crece el poema. Williams midi¨® sus versos al modo de la respiraci¨®n, de la entonaci¨®n de la palabra hablada, dando un nuevo ritmo a la poes¨ªa moderna, y en eso tuvo que ver su temprano conocimiento del espa?ol (su madre era de ascendencia puertorrique?a) y la asunci¨®n de su medida: "El poder de la m¨²sica, / de la composici¨®n, la uni¨®n de los sonidos, / borde contra borde".
De ah¨ª su concepto m¨¦trico del pie variable dentro del verso libre: cada l¨ªnea de escritura es una unidad de medida, un paso sostenido en el movimiento final que despliega el poema. Frente a las abstracciones del intelecto y la conceptualidad de las ideas, predominan los sentidos y las sensaciones, la devoci¨®n concreta por las cosas, por lo pr¨®ximo e inmediato, lo vivo y lo presente. Sus poemas son representaciones exteriores, elocuentes gu¨ªas visuales, pormenores muestras de la inapreciable pureza de lo cotidiano. Adem¨¢s de los diez poemas dedicados a Peter Brueghel el Viejo, el hombre "que lo vio todo" y "fielmente / lo registr¨®", y al que ya dedic¨® un poema en el Libro V de Paterson (1958), Cuadros de Brueghel re¨²ne en su mayor parte composiciones de madurez, mesuradas y emocionadas visiones de una realidad vivida en primeros planos, con rasgos y detalles cruciales eficazmente registrados en medio de la acci¨®n de los poemas. Las palabras ganan eficacia cuando son c¨®mplices de las im¨¢genes, y ambas adquieren una fuerza mayor, son como "una rosa / para el fin de los tiempos".
As¨ª los poemas de este ¨²lti
mo libro de Williams, cargados de una belleza suplementaria que a nosotros, lectores y espectadores, nos llevan a sentir una emoci¨®n po¨¦tica que no hubi¨¦ramos llegado a alcanzar. Traducir a Williams no es sencillo, y esta versi¨®n de Juan Antonio Montiel est¨¢ certeramente ajustada a una forma personal de representaci¨®n y composici¨®n po¨¦ticas, a un orden r¨ªtmico preciso y concentrado que trata de romper la distancia entre las cosas y las palabras, alcanzando por momentos excelentes resultados. Sin embargo, a veces, las opciones de sentido de algunos poemas desdibujan una lectura final alejada de su precisi¨®n esencial, m¨¢s cuando el sentido oficia de potencia activa y verbal. Williams capt¨® el sonido y el movimiento de una realidad que, m¨¢s all¨¢ de lo contingente, se hace universal, como ese joven pastor y sus ovejas que, en el poema "El alto puente sobre el r¨ªo Tajo en Toledo", llenan el recuerdo al fin de una larga jornada existencial: "En la vejez recorren los sue?os del anciano y a¨²n caminan / en sus sue?os, continuando mansamente en su verso / para siempre".
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