El obstinado veto a TV3

No ser¨¢ ese su prop¨®sito, pero es muy probable que el presidente Francisco Camps acabe siendo el blavero del a?o, un t¨ªtulo anacr¨®nico que no se corresponder¨ªa con sus pretendidos cr¨¦ditos liberales, pero que bien puede merecer si consigue cerrar, como parece inminente, las emisiones de TV3 en el Pa¨ªs Valenciano. La mordaza es acompa?ada adem¨¢s de una exorbitante multa de 300.000 euros a la entidad Acci¨® Cutural (ACPV), considerada para el caso como si fuera una gran corporaci¨®n medi¨¢tica implicada en una grave trasgresi¨®n, cuando se trata de una asociaci¨®n sin ¨¢nimo de lucro que ha respondido a una tenaz demanda social. Tal es el rigor y la inquina de la sanci¨®n que habr¨ªa de ejecutar la Agencia Tributaria.

Para consuelo del presidente hemos de anotar, sin embargo, que su p¨ªrrica haza?a no es original, pues ha tenido notables precedentes a lo largo de los 20 a?os en que se vienen difundiendo estas emisiones. En 1985, con el PSOE gobernando en Madrid y Valencia, ya se intent¨® clausurar manu militari el repetidor que hac¨ªa posible la llegada de la se?al, lo que provoc¨® una reacci¨®n c¨ªvica que, con su resoluci¨®n y aportaciones econ¨®micas, financi¨® la instalaci¨®n de los nuevos centros emisores de Bartolo, Calicanto y Carrasqueta, entre otros de menor potencia. TV3 ampli¨® as¨ª su cobertura, convirti¨¦ndose de hecho en el tercer canal de la Comunidad Valenciana hasta 1989.

Pero en ese mismo a?o, y debido a la aparici¨®n de Canal 9, estall¨® el segundo conflicto. Las emisiones catalanas ocupaban las frecuencias destinadas a la televisi¨®n auton¨®mica, incompatibilidad que el ministro Jos¨¦ Barrionuevo y la Guardia Civil solucionaron precintando los centros emisores de Acci¨® Cultural y obsequiando de este modo a la ne¨®fita TVV con una cuota de audiencia del 95%, ahorr¨¢ndole asimismo a los espectadores del nuevo canal los tr¨¢mites de poner antenas y sintonizar los receptores. Excelente bot¨ªn. Pero la historia no acab¨® aqu¨ª porque la mentada entidad, ACPV, ¨¦mula de S¨ªsifo, consigui¨® volver a emitir cambiando las frecuencias de sus emisores, lo que reprodujo el proceso relatado: multas millonarias y campa?a de donativos que acabaron invirti¨¦ndose de nuevo en la ampliaci¨®n de los receptores de se?ales y ondas catalanas que propiciaron la recuperaci¨®n de las audiencias. Tras tanta agitaci¨®n sobrevino un acomodo con el gobierno auton¨®mico en virtud del cual los emisores de ACPV no transmitir¨ªan los partidos de f¨²tbol en beneficio de Canal 9. ?Qu¨¦ mortificaci¨®n para los responsables de Burjassot!

Con el presidente Eduardo Zaplana, en 1997 estall¨® otra vez la coexistencia en raz¨®n de la pol¨ªtica ling¨¹¨ªstica del canal auton¨®mico denunciada por ACPV. A modo de protesta, volvieron a emitirse los partidos de f¨²tbol y t¨¦cnicos adscritos al departamento de difusi¨®n de Canal 9 fueron sorprendidos saboteando los centros emisores para malograr la imagen. Denuncias y querellas no llegaron a puerto y, en cambio, una suerte de pacto de no agresi¨®n televisiva se prolong¨® hasta 2006, cuando la cadena estatal La Sexta ha ocupado las frecuencias y gravita el cierre arriba anotado de emisiones de TV3.

La rememoraci¨®n de todas estas incidencias delata sobradamente que se trata de un problema pol¨ªtico que no ha querido resolverse de la ¨²nica manera posible: pol¨ªticamente. Y que no se apele al imperio de la ley porque precisamente en la administraci¨®n del espacio radioel¨¦ctrico vige el principio de la ilegalidad, alegalidad y arbitrariedad. Por otra parte, y sin perdernos en los detalles t¨¦cnicos, el actual paso de las emisiones digitales a las anal¨®gicas facilita la soluci¨®n que la Generalitat impide por ahora, pero que viene avalada por la raz¨®n y la democracia. ?O es acaso razonable y democr¨¢tico que se vete a una TV vecina, con la que compartimos la lengua y, a mayor abundamiento, exhibe una envidiable calidad profesional?

Y lo parad¨®jico de este asunto es que Canal 9 y Punt 2 est¨¢n emitiendo desde 1998 para las Islas Baleares as¨ª como para las provincias de L¨¦rida y Tarragona. ?No ser¨ªa llegado el momento de formalizar -e incluso fomentar- la reciprocidad entre televisiones p¨²blicas del mismo ¨¢mbito ling¨¹¨ªstico y dejarse de recetas fascistoides como el cierre de las emisiones de TV3 y la multa que glosamos?