Melchor
Extra?o, ha sido extra?o, pero ya pod¨ªa ser as¨ª todos los d¨ªas. Aunque bien mirado, si fuera as¨ª todos los d¨ªas dejar¨ªa de ser extra?o para convertirse en rutinario, y tampoco es eso, que a m¨ª en el fondo me gusta la competici¨®n. Es cierto que tambi¨¦n ha sido doloroso en momentos puntuales, pero netamente agradable si lo miro globalmente.
Y es que despu¨¦s de la tensi¨®n que hemos ido acumulando estas dos semanas, por fin llegaba ayer el d¨ªa de tomarse las cosas con relajaci¨®n. Hab¨ªa que correr, s¨ª, eso era inevitable. Incluso hasta apetec¨ªa un poco mientras el tiempo estuvo estable. Se trataba de una contrarreloj individual de tan s¨®lo 20 kil¨®metros, por un terreno te¨®ricamente llano (luego result¨® ser m¨¢s rompepiernas de lo esperado, sin llegar a ser excesivamente duro) y sin complicaciones t¨¦cnicas.
El dolor vino por la fractura en la concentraci¨®n, que es a lo que hice referencia el s¨¢bado. El viernes se termin¨® nuestro trabajo como equipo, as¨ª que pasar la etapa de ayer era un mero tr¨¢mite para nosotros. Exceptuando a Denis, claro est¨¢, pero eso era ya cosa suya. Si como sostienen algunos el dolor es un mecanismo de defensa, mis piernas debieron sufrir una invasi¨®n viral o bacteriana, lo mismo me da, pero reaccionar s¨ª que reaccionaron. Eso fue ayer, entre Collado Villalba y Torrelodones, lo recalco por si las autoridades sanitarias (las mismas de los paquetes de tabaco, creo) creen necesario dar alg¨²n aviso de epidemia, porque creo que no fui el ¨²nico.
Fue curioso comprobar c¨®mo a los espectadores voluntarios que se acercaron a animarnos a pie de asfalto se les sumaron una gran cantidad de espectadores involuntarios que circulaban en aquel momento por la carretera de La Coru?a. La carrera discurr¨ªa por la v¨ªa de servicio, en paralelo a la autov¨ªa, tanto a la ida como a la vuelta, y con un poco de suerte y atenci¨®n, cualquiera que pasase por all¨ª en aquellos momentos pod¨ªa presenciar sin propon¨¦rselo alguno de los retos deportivos que a¨²n quedaban en el aire, como esa disputa que hubo por los puestos del podio (el de Menchov era inamovible). A m¨ª concretamente me animaron unos cuantos, unos con el claxon, otros con chillidos ininteligibles, pero tambi¨¦n alguno llam¨¢ndome por mi propio nombre, lo que no deja de ser sorprendente para uno que sin m¨¢s pasaba por all¨ª.
Tambi¨¦n, por eso de que soy del mismo equipo, alguno me anim¨® llam¨¢ndome Menchov (quiz¨¢ no sab¨ªan que ¨¦l deb¨ªa ir de amarillo). Y ya lo que consigui¨® arrancarme una carcajada y hacerme olvidar durante un rato el dolor fue otro que me dijo: "?Vamos Melchor, que eres el mejor!" Fuese o no intencionado el pareado, a¨²n me hace gracia recordarlo. As¨ª que amigo an¨®nimo con esp¨ªritu de poeta: gracias por los ¨¢nimos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.