Preparando los PGE
A final de mes, como es preceptivo, el Consejo de Ministros aprobar¨¢ y enviar¨¢ a las Cortes el Proyecto de Ley de Presupuestos Generales del Estado para 2008 (PGE-08). El reparto final entre sus distintos cap¨ªtulos es algo que debe estar cocin¨¢ndose estos d¨ªas entre los ministerios y grupos parlamentarios, pero se conoce ya desde junio cu¨¢l ser¨¢ la cifra m¨¢xima de gasto del Estado (152.560 millones, con un crecimiento del 6,7% respecto a 2007) y desde finales de julio, el cuadro de previsiones macroecon¨®micas del Gobierno para 2007-2008, que es el marco y el punto de partida de los presupuestos. Tambi¨¦n se conocen distintas propuestas gubernamentales de nuevas "pol¨ªticas sociales" que obviamente deber¨¢n tener su aval presupuestario. Suficiente materia para empezar el debate sobre los PGE-08.
El debate sobre qu¨¦ hacemos con el actual super¨¢vit no tiene mucho fundamento
La previsi¨®n de crecimiento de la econom¨ªa de la que parte el Gobierno es del 3,3% en t¨¦rminos reales y del 6,7% en nominales (por eso aumenta el tope de gasto en ese 6,7%). Estas tasas suponen una reducci¨®n de 0,5 y 0,4 puntos porcentuales, respectivamente, respecto a las esperadas en 2007, lo que ya nos dice algo interesante: que el crecimiento del PIB se reduzca menos en t¨¦rminos nominales que reales significa que el Gobierno espera un ligero repunte de la inflaci¨®n, en este caso del deflactor del PIB, lo que me parece algo inconsistente, pues ¨¦sta se ha alimentado en los ¨²ltimos a?os, entre otros factores, del boom inmobiliario, respecto al cual todos estamos de acuerdo en que ha llegado a su fin. Por eso es previsible que la inflaci¨®n y las transacciones inmobiliarias, que han venido muy bien para llenar las arcas de las administraciones p¨²blicas, se reduzcan. Esto significa menor recaudaci¨®n de impuestos y menor super¨¢vit p¨²blico. Por eso, y por otras razones, el debate sobre qu¨¦ hacemos con el actual super¨¢vit no tiene mucho fundamento: pronto, digamos en un par de a?os, veremos que este super¨¢vit (me refiero al del Estado, dejando aparte el de la Seguridad Social, que mejor ser¨ªa no tocarlo) ha desaparecido.
Tambi¨¦n parece algo optimista ahora la tasa de crecimiento real del 3,3%. En descargo del Gobierno debemos decir, sin embargo, que no lo era en julio, al menos para el consenso de analistas de la coyuntura, como puede verse en los gr¨¢ficos, en los que se recoge la evoluci¨®n de las previsiones del panel de Funcas. Pero, tras analizar los ¨²ltimos datos y una primera aproximaci¨®n de los efectos de la crisis financiera, el consenso ha rebajado esta cifra al 3%, con un perfil trimestral que apunta a que la tasa de 2009 vuelva a reducirse. La diferencia fundamental entre el cuadro del Gobierno y el del consenso est¨¢ en el crecimiento real previsto para la construcci¨®n (3,8 y 1,9%, respectivamente). No es que las previsiones del consenso sean a priori mejores, pero en estos momentos hay muchas probabilidades de que el crecimiento de la econom¨ªa se debilite m¨¢s de lo que se pensaba en julio y que ello se prolongue m¨¢s all¨¢ de 2008. Esto ir¨ªa en la misma direcci¨®n de lo apuntado en el p¨¢rrafo anterior.
?Y qu¨¦ podemos decir de aumentar el gasto en pol¨ªticas sociales? En primer lugar, que para 2008, dado que el techo de gasto total ya est¨¢ fijado, estos nuevos gastos deber¨¢n hacerse reduciendo otros (espero que no sean las infraestructuras o la educaci¨®n). En segundo lugar, y con car¨¢cter general, que si el gasto p¨²blico se aumenta de forma permanente, ello debe financiarse con ingresos permanentes, no con cargo a un super¨¢vit coyuntural.
?ngel Laborda es director de coyuntura de la Fundaci¨®n de las Cajas de Ahorros (Funcas).
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