Bofetada al Betis

Cuando un estadio entero dedica una ovaci¨®n a un gol del contrincante, el gol, adem¨¢s, que abocaba a su equipo a la derrota, es que pasa algo muy gordo. La gran mayor¨ªa de los espectadores que ayer acudieron al Ruiz de Lopera dejaron claro con sus aplausos a Joaqu¨ªn tras el segundo gol valencianista que el hombre que le puso su nombre al estadio se les antoja peor a¨²n que las derrotas. Manuel Ruiz de Lopera ya s¨®lo tiene m¨¢s acciones del Betis que nadie. Su liderazgo es ¨²nicamente mercantil, legal.

El encuentro fue importante en lo emotivo (para los b¨¦ticos), mientras que el discurso futbol¨ªstico fue bastante pobre. Aunque l¨®gico. El Valencia se impuso en Sevilla por pura inercia, porque es mejor equipo que el Betis y tiene mejores futbolistas. Antes de que el bal¨®n empezara a rodar, ya se pod¨ªa barruntar gran parte de lo que estaba por venir. H¨¦ctor C¨²per quiere que su equipo gane, obviamente, pero le preocupa m¨¢s que no pierda. Para los b¨¦ticos, el f¨²tbol es en estos momentos un curro, los partidos son a cara de perro sin asomo de gozo o diversi¨®n. No se vive, se sobrevive. El entrenador verdiblanco no tuvo reparos ayer en regalarle la pelota a los visitantes con el a?adido de una buena porci¨®n del terreno de juego.

El Valencia reaccion¨® con frialdad al paisaje del partido que propon¨ªa el Betis. Arizmendi, Silva, Villa y Joaqu¨ªn demostraron una y otra vez su exquisita t¨¦cnica individual y circularon entre las l¨ªneas verdiblancas como el que supera pivotes en un entrenamiento. En la primera media hora, los valencianistas desperdiciaron hasta cinco oportunidades de marcar. Silva, con un duro disparo que despej¨® Ricardo, o Helguera, que no acert¨® con la porter¨ªa pese a a que le dejaron cabecear sin oposici¨®n alguna el saque de una falta desde la derecha, estuvieron muy cerca de poner a su equipo en ventaja. Pero fue Arizmendi el que fall¨® lo que parece imposible fallar con un disparo que se fue al cielo y que culminaba una jugada que ¨¦l mismo hab¨ªa comenzado en la banda, y en la que hab¨ªan participado Silva, Joaqu¨ªn, Fernandes y Villa. El Valencia era evidentemente superior, pero parec¨ªa falto de objetivo, como si esperara que el encuentro cayera de puro maduro en su cesto.

La poca dinamita del Betis estaba en las botas de Sobis. El brasile?o, escorado ayer a la derecha, amenazaba con comerse a Moretti de un momento a otro. Pero la defensa valencianista, a pesar de que nunca dio la impresi¨®n de solidez que se le supone, no le dej¨®.

En la segunda mitad del encuentro, el cansancio del Valencia qued¨® patente. Fernandes y Marchena hab¨ªan manejado la zona de creaci¨®n con correcci¨®n. Nunca con superioridad. El portugu¨¦s estuvo ayer m¨¢s virguero que efectivo y el sevillano llega hasta donde llega. El Betis no dej¨® pasar el baj¨®n de sus contrincantes y achuch¨®, por primera vez, con opciones de gol. Y las tuvo Edu, que se qued¨® solo ante Hildebrand gracias a un taconazo de Fernando, pero chut¨® con m¨¢s pasi¨®n que cabeza y el bal¨®n vol¨® casi fuera del estadio.

En plena crisis, los valencianistas se encontraron con un regalo b¨¦tico. Miguel empez¨® a correr con la pelota, sigui¨® y sigui¨® sin que nadie le molestara hasta que lleg¨® al ¨¢rea y meti¨® gol. As¨ª de mal defendi¨® el Betis.

M¨¢s tarde, un contraataque acab¨® con el gol de Joaqu¨ªn, el hijo preferido de la cantera b¨¦tica y que se fue porque no aguantaba m¨¢s al propietario. Y los aficionados b¨¦ticos le aplaudieron. Tambi¨¦n le ovacionaron cuando Quique Flores decidi¨® sustituirle. Los b¨¦ticos dec¨ªan as¨ª lo que quer¨ªan, lo que quieren que sea su equipo. Ese gol forma parte ya de la historia del Betis, a pesar de que se produjera en un partido insulso.