Bibliotecaria cibern¨¦tica
Carmen G¨®mez ha modernizado la biblioteca de la Fundaci¨®n Sancho el Sabio, el mayor centro documental de cultura vasca
Acaba de llegar de Barcelona, donde ha participado en un congreso internacional sobre software vinculado con su trabajo como documentalista. Carmen G¨®mez (Palencia, 1945), directora del Centro de Documentaci¨®n de la Fundaci¨®n Sancho el Sabio, tiene la fortuna -ella misma lo reconoce- de disfrutar de un trabajo que le lleva del libro antiguo a Internet, con el reto actual de un cambio de sede para su biblioteca del c¨¦ntrico y elegante palacio de Zulueta a las nuevas instalaciones de Beto?o, en lo que se plantea como el nuevo ensanche cultural de Vitoria.
Licenciada en Filosof¨ªa y Letras, Carmen G¨®mez considera que todo fue fruto de la curiosidad. "Siempre me pareci¨® apasionante el mundo de la informaci¨®n, tanto la hist¨®rica como la actual, quiz¨¢s por mi car¨¢cter curioso, aunque tambi¨¦n porque nac¨ª en una sociedad monocolor y pertenezco a una generaci¨®n que buscaba otras salidas", comenta. En ese inter¨¦s por hallar nuevas respuestas, se encontr¨® con el mayo de 1968 en Par¨ªs.
No era una revolucionaria. "Hab¨ªa ido a trabajar de au pair para perfeccionar mi franc¨¦s, ya que estaba estudiando Filolog¨ªa en esa lengua. Me pase todo el verano all¨ª, siguiendo con pasi¨®n aquellos acontecimientos. Recuerdo que en aquellos meses se publicaron much¨ªsimos libros sobre la filosof¨ªa del movimiento". Reconoce que no fue un deslumbramiento. "Hay que hacer justicia a lo que ocurr¨ªa en Espa?a en aquellos a?os. La Universidad viv¨ªa momentos efervescentes, en un mundo de ilusiones que luego resulta que no se han cumplido y todos nos hemos convertido en burguesitos", dice no sin cierta iron¨ªa.
Afirma entregarse a cada etapa de su vida con intensidad, lo mismo en aquellos momentos en que se quer¨ªa cambiar el mundo que cuando lleg¨® a Vitoria en 1969, reci¨¦n casada, y tuvo su primer hijo. "Me pareci¨® algo tan maravilloso ser madre que dediqu¨¦ todos los esfuerzos a esa tarea. No me acuerdo ni c¨®mo era la ciudad entonces. Cuando mi hijo empez¨® a ir al colegio, me matricul¨¦ en la UNED para acabar la carrera de Historia y regres¨® ese inter¨¦s intelectual por mantenerme al tanto de todo lo que ocurr¨ªa", explica.
Fue entonces cuando empez¨® a trabajar en el Archivo de la Diputaci¨®n de ?lava y a perge?ar el principio que ha guiado su tarea investigadora: "Ponga usted un fil¨®sofo en su vida'. Siempre he pensado que ante el estudio de la informaci¨®n, sea cual sea, es necesaria la reflexi¨®n. Y en la Fundaci¨®n Sancho el Sabio, lo he conseguido, con informaci¨®n de todos los colores".
Sorprende esa pasi¨®n por el mundo vasco de Carmen G¨®mez. "Mucha gente me lo ha preguntado. Est¨¢ claro que, en primer lugar, las circunstancias personales te condicionan [por su vinculaci¨®n familiar con Vitoria], pero sobre todo me enganch¨® el mundo de la investigaci¨®n. Me pareci¨® tal lujo trabajar en aquel 1983 en un centro en el que se pudiera estudiar todo lo relacionado con lo vasco..."
Lleg¨® fichada por la Vital para modernizar un fondo domental puesto en marcha en 1964 gracias a la tarea, entre otros, de Jes¨²s Olaizola, su bibliotecario. El encuentro con Olaizola no estuvo exento de fricciones por la diferencia de edad y criterios de ambos. "Durante el primer a?o, creo que ten¨ªa miedo de sentirse desplazado, hasta que hablamos claramente, superamos los recelos y entendimos que no s¨®lo ten¨ªamos que trabajar juntos, sino que era necesario para el futuro de la Sancho el Sabio mi aportaci¨®n t¨¦cnica", rememora.
Libros de anta?o
Y reivindica el talante abierto de aquel apasionado por la cultura vasca: "Olaizola era un hombre conservador y muy religioso, pero su pasi¨®n por lo vasco le hab¨ªa llevado a incorporar a los fondos de la fundaci¨®n material de todas las tendencias. Aunque he de reconocer que en una ocasi¨®n le escond¨ª una publicaci¨®n. Era la primera revista porno vasca: si se entera, igual le da un infarto".
Olaizola era un experto absoluto en libro antiguo vasco, pero no lleg¨® a las nuevas tecnolog¨ªas. "Ten¨ªa un ojo certero al adquirir libro antiguo, quiz¨¢ porque hab¨ªa vivido el renacer del inter¨¦s por la bibliograf¨ªa vasca, cuando ¨¦l hab¨ªa comprado en los a?os sesenta obras del XVII por dos duros". Carmen G¨®mez habla de quien le inici¨® en los misterios de los primeros hijos de Gutemberg. "Coincidi¨® con el momento en que los libreros descubrieron que el libro vasco era una mina, t¨ªtulos en su mayor parte de evangelizaci¨®n religiosa, tiradas muy cortas y mala calidad, que no se han conservado, lo que motiv¨® que queden muy pocos ejemplares de cada t¨ªtulo", indica. As¨ª, los criterios de valoraci¨®n de libro antiguo en castellano o ingl¨¦s no sirven para los escritos en euskera. "Es quiz¨¢ tanto o m¨¢s dif¨ªcil que estar al d¨ªa con las ¨²ltimas tecnolog¨ªas".
La Red y la nueva sede
Carmen G¨®mez reivindica la labor de equipo en la Sancho el Sabio -"somos 12 personas volcadas en nuestro trabajo"- y reconoce que la colaboraci¨®n con otros centros resulta imprescindible en retos como la digitalizaci¨®n de sus fondos o su difusi¨®n en Internet. "Ya ofrecemos un amplio cat¨¢logo en libro antiguo o en revistas del siglo pasado. L¨¢stima que por problemas de derecho de autor no se puedan colgar en la Red libros de los a?os sesenta, que surgieron en la clandestinidad, hoy imposibles de encontrar, o los peri¨®dicos de hace lustros".
Esta presencia cibern¨¦tica vive un ¨¦xito de p¨²blico. La web de la fundaci¨®n (www.fsancho-sabio.es) es la primera referencia que surge cuando se teclea "biblioteca vasca" en los principales buscadores. Ha recibido m¨¢s de un mill¨®n de visitantes este a?o. Acaban de colgar su amplia colecci¨®n cartogr¨¢fica y hace dos meses, una investigadora de Murcia present¨® su tesis doctoral sobre carteles de toros en el Pa¨ªs Vasco basada en los archivos de la fundaci¨®n.
Carmen G¨®mez destaca la ausencia de competencia con otros centros de documentaci¨®n. La relaci¨®n con el archivo de los Benedictinos de Lazkao o con el Instituto Labayru es extraordinaria. "Aita Agirre [de Lazkao] es encantador", afirma. "Somos complementarios por una sencilla raz¨®n: como aqu¨ª no ha habido instituciones p¨²blicas propiamente vascas hasta la autonom¨ªa, que tuvieran el esp¨ªritu de recuperar documentaci¨®n hist¨®rica, esa labor ha estado en manos de la Iglesia. Eso merece un reconocimiento".
Ahora llega el cambio a la sede de Beto?o. "El traslado supondr¨¢ much¨ªsima nostalgia para todos los que trabajamos en el palacio de Zulueta. Estoy segura de que la despedida la celebraremos con champ¨¢n, aunque el nuevo edificio sea necesario", concluye.
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