Definirse
La Comunidad Valenciana se encuentra inmersa en un mundo que no funciona. La convulsi¨®n del mercado energ¨¦tico, la crisis de las hipotecas de alto riesgo en EE UU, la moderaci¨®n de la actividad industrial en Europa y la desaceleraci¨®n en EE UU, la inflaci¨®n que amenaza la estabilidad, los tipos de inter¨¦s fluctuantes, el freno en el consumo y los malos datos del desempleo, se unen a d¨¦ficits galopantes en el comercio exterior, cuya balanza comercial se mantiene en niveles aceptables en la zona Euro, pero se desboca en EE UU y ofrece saldos negativos similares en Espa?a y el Reino Unido. ?nicamente Alemania muestra un comportamiento ejemplar en su balanza comercial que adem¨¢s da muestras de una estabilidad envidiable. Estamos en la era de la globalizaci¨®n y a pesar de las consignas lanzadas por los n¨²cleos de influencia, para emitir mensajes tranquilizadores, el horizonte deja entrever turbulencias inquietantes. Nada de cuanto ocurre en el mundo nos es ajeno.
En el marco espa?ol nos encaminamos a la tensi¨®n propia de un proceso electoral con un intervalo de nueve meses. Nada afecta tanto a la estabilidad econ¨®mica como la precariedad pol¨ªtica. Y dentro de ella cabe todo tipo de quinielas acerca de si se mantendr¨¢n o cambiar¨¢n las coordenadas del gobierno en municipios, provincias, autonom¨ªas y Estado central ?Ser¨¢n del mismo signo o existir¨¢n nuevas alineaciones? ?Hasta qu¨¦ punto la actual cohabitaci¨®n entre populares en ayuntamientos y autonom¨ªa chocan con el gobierno socialista de Espa?a o el de otras autonom¨ªas con notable peso espec¨ªfico como pueden ser Andaluc¨ªa, Catalu?a o Pa¨ªs Vasco? ?Es la grandeza de la democracia o la miseria de un sistema que no encuentra su orientaci¨®n id¨®nea?
La Comunidad Valenciana despu¨¦s de tres meses desde las elecciones locales y auton¨®micas, todav¨ªa no cuenta con su proyecto de pa¨ªs para el futuro. Esto se debe a que quienes ganaron las elecciones no sienten la necesidad de dise?arlo y a que la oposici¨®n se muestra incapaz de exigirlo y de configurarlo como alternativa capaz de inspirar confianza. No hay nada m¨¢s atractivo para el gobierno o para la oposici¨®n que los adversarios no hagan los deberes que la sociedad demanda. Y no es que la sociedad valenciana haya variado sus exigencias. Antes de las elecciones y cuando se aprestaba a afrontarlas ya se percib¨ªa que los ciudadanos se sentir¨ªan mejor gobernados si dispusieran al menos de un proyecto com¨²n de desarrollo en su circunscripci¨®n geopol¨ªtica. El an¨¢lisis y la eventual mejora de una estructura econ¨®mica, que sigue sin formularse, es una urgencia para afrontar el futuro ?La Comunidad Valenciana est¨¢ llamada a ser lo que debe de ser o por el contrario acabar¨¢ respondiendo a los intereses, a corto plazo, de unos cuantos? ?Por qu¨¦ no se produce un pacto de m¨ªnimos entre los partidos con capacidad de gobierno, para consensuar aquello en lo que todos est¨¢n de acuerdo? ?Tan dif¨ªcil es pensar en t¨¦rminos de pa¨ªs consolidado aunque despu¨¦s se disputen los matices y los flecos?
Junto al panorama econ¨®mico que se mueve entre unidad de mercado y otras disquisiciones, no cabe la menor duda de que la realidad econ¨®mica valenciana tiene sus particularidades que la convierten en peculiar. Situaci¨®n estrat¨¦gica en el litoral mediterr¨¢neo, peso del medio rural, dificultades de la industria manufacturera, y decantaci¨®n por construcci¨®n y turismo: un panorama en el que hay que reconducir los desequilibrios.
Si dirigimos nuestra mirada al terreno de la cultura, a la configuraci¨®n de los medios de comunicaci¨®n aut¨®ctonos, al vidrioso tema de la lengua -en el que no sabemos si vamos o venimos-, o a la interesante cuesti¨®n de cu¨¢l es el papel que le corresponde y le interesa a la Comunidad Valenciana en relaci¨®n con el resto de Espa?a, podemos obtener un abanico de respuestas entre las cuales ninguna tiene toda la raz¨®n aunque muchas tengan parte de ella.
?Debemos mejorar las relaciones con nuestros vecinos: Arag¨®n, Catalu?a, Castilla-La Mancha, Murcia e incluso Baleares? ?Nos conviene seguir sin definirnos y sin posicionarnos porque eso nos asemeja a un limbo muy el¨¢stico y rentable? ?Si los valencianos hemos sido hist¨®ricamente un pueblo alineado con el movimiento europeo, por qu¨¦ no tenemos conciencia colectiva de lo que representamos en Europa?
A todas estas preguntas deber¨¢n responder las propuestas que formulen los partidos pol¨ªticos. Si no se hizo, y algunos son capaces de reflexionar sobre las causas de su derrota, puede que no sea demasiado tarde para afrontar el desaf¨ªo pendiente y explicar, a la inversa, c¨®mo ven los distintos partidos el papel de la Comunidad Valenciana en la Espa?a que pretenden gobernar. Se trata de integrarnos en una oferta de gobierno plural, tolerante, flexible y eficaz que nos permita sentirnos parte de un todo, donde se comprenda el papel que desempe?amos en el conjunto de la Espa?a deseable para lo que resta del siglo XXI.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.