El Espanyol acaba con un ¨¦pico Sevilla

El Sevilla encaj¨® su tercera derrota consecutiva, dos en Liga y una en Champions. Algo que no le hab¨ªa sucedido desde hace tres temporadas, cuando Juande Ramos empez¨® a entrenarlo. Duele como las otras, pero fue muy distinta. El Sevilla, que tampoco perd¨ªa dos partidos ligueros seguidos desde hace tres a?os, acab¨® pagando la caraja de la primera mitad, pero luch¨®, hasta lo il¨®gico incluso, por ganar el partido. Cay¨® el equipo con orgullo y con el apoyo cerrado de sus aficionados. Cay¨® porque los errores se pagan, pero su pelea le honr¨® por encima del mercantilismo de los puntos.

La acertada necesidad de normalidad que Juande Ramos hab¨ªa querido transmitir a futbolistas y seguidores tras las dos derrotas consecutivas del Sevilla obligaba a dise?ar el encuentro sin alterar el plan de ruta preestablecido. El equipo que salt¨® al c¨¦sped del S¨¢nchez Pizju¨¢n era escasamente reconocible y el tiempo le llev¨® a ganarse la calificaci¨®n de flojito. Desde la lesi¨®n de Javi Navarro al entrenador le est¨¢ costando mucho armar una defensa que d¨¦ la suficiente confianza a sus compa?eros. El colombiano Mosquera no tard¨® ni un minuto en sacarle murmullos a la grada. Tembl¨®n e indeciso cuando la pelota llegaba cerca de donde estaba, acab¨® de sellar su destino cuando su despeje de cabeza cay¨® en los pies de ?ngel y ¨¦ste bati¨® a Palop con un dur¨ªsimo y colocad¨ªsimo disparo. En la segunda parte ya no sali¨®, Ramos prefiri¨® apostar por que su puesto lo ocupara el delantero Kon¨¦ y que Maresca ejerciera de central y, por lo menos, aportara pase largo y activara el papel de la defensa en el juego del equipo.

El Sevilla ha sido un equipo cimentado y espoleado por la defensa desde hace ya muchos a?os. Una caracter¨ªstica que ha sobrevivido a futbolistas y entrenadores y sin la que es dif¨ªcil entender al equipo. Desde la defensa sevillista tambi¨¦n nace el juego de bandas. Alves volvi¨® a parecerse al de antes y por su lado se acab¨® decantando el juego de ataque de los sevillistas en la primera mitad. Adriano y Duda no fueron capaces de dominar su zona en ning¨²n momento. Como tampoco Keita y Maresca supieron imponerse a los espanyolistas. El trabajo de Mois¨¦s y ?ngel sirvi¨® para desconectar a Renato, que apenas conect¨® ni con los medios ni con el ayer Palomero Kerzhakov. Tan s¨®lo Maresca encontr¨® una vez al ruso. Y le dej¨® solo con un pase entre las l¨ªneas espanyolistas. Pero Kerzhakov no super¨® la salida de Kameni.

El Espanyol lo estaba haciendo mejor y recibi¨® el premio del gol. Y al Sevilla tan s¨®lo le quedaba echarse al monte. Juande Ramos sac¨® a Kon¨¦ y a Capel. Eso supon¨ªa dejar a Maresca de central. Algo que acab¨® pagando cuando Riera se escap¨® del italiano y puso una pelota de gol a Luis Garc¨ªa, que no la desaprovech¨®. El rugido del p¨²blico animando a los suyos super¨® cualquier tipo de duda y el Sevilla empez¨® a acercarse al ¨¢rea espanyolista. La adrenalina se comi¨® las dudas y los tembleques y el Sevilla se fue a por el partido, que enloqueci¨® de inmediato.

Navas y Alves encontraron el camino por el que correr y desde el que nutrir de balones a los atacantes sevillistas, que ya eran pr¨¢cticamente todos. Pero fue un defensa del Espanyol el que abri¨® el marcador. Jarque desvi¨® un centro de Navas y la pelota super¨® a Kameni, que ya hab¨ªa hecho dos paradones de esc¨¢ndalo. Para que no quedaran dudas, Juande Ramos sac¨® a Kanout¨¦. A esas alturas, el dibujo de la defensa sevillista era indescifrable. El que pod¨ªa atacaba y el que pod¨ªa defend¨ªa.

Y nadie se borr¨®. As¨ª se pod¨ªa ver a Kon¨¦ sacar la pelota desde la frontal del ¨¢rea de Palop y enchufarse con genuino estilo africano hacia la porter¨ªa contraria.

Es normal que el Espanyol pareciera engullido por la situaci¨®n. Lo que ten¨ªan enfrente era un enjambre de voluntades enrabietadas que luchaban por la pelota con una determinaci¨®n impresionante. Pero el equipo de Valverde supo evitar la descomposici¨®n y esperar su oportunidad. Que lleg¨®. Tamudo, como no, acab¨® de manera magistral con una de las pocas combinaciones que lograron los espanyolistas en la segunda mitad. Y ah¨ª muri¨® el Sevilla. Si hubiera sobrevivido habr¨ªa que empezar a hablar de algo ajeno al f¨²tbol y hasta lo humano.

Nueva derrota del Sevilla