Birmania: la hora de la solidaridad
Hoy escuchamos al pueblo birmano expresar su deseo de democracia y justicia. Se opone a una Junta Militar que niega desde hace 17 a?os la victoria del Partido Dem¨®crata de Aung San Suu Kyi, premio Nobel de la Paz en 1991. Esta oposici¨®n no violenta, formada por manifestaciones diarias y crecientes hasta llegar a ser excepcionales, contrasta con la crueldad de la junta.
Somos testigos del renacimiento fulgurante de un movimiento democr¨¢tico birmano muy importante. Unas manifestaciones de gran envergadura que llegan a la mayor parte de las ciudades importantes de Birmania desde hace m¨¢s de una semana. El lunes, 100.000 birmanos, monjes y ciudadanos, desfilaron por las calles de Rang¨²n. Jam¨¢s, en estos dos ¨²ltimos decenios, tantos ciudadanos hab¨ªan osado desafiar a la Junta Militar.
La situaci¨®n es cr¨ªtica. El poder establecido podr¨ªa reprimir el movimiento con violencia para recuperar su autoridad. La junta tiene de hecho un grave pasado de represi¨®n: el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos ha declarado estar "gravemente preocupado por las violaciones sistem¨¢ticas de derechos humanos que contin¨²a sufriendo el pueblo de Myanmar". La Cruz Roja internacional cuenta 1.550 prisioneros pol¨ªticos en Birmania. Las organizaciones sindicales mundiales estiman que 800.000 birmanos est¨¢n sometidos a trabajos forzados. Para la Organizaci¨®n Internacional del Trabajo, "la impunidad con la que los funcionarios del Gobierno y en particular los militares tratan a la poblaci¨®n civil como a una inmensa fuerte de trabajadores forzados es un elemento de un sistema pol¨ªtico basado en la utilizaci¨®n de la fuerza".
En la hora en que los birmanos necesitan solidaridad, no podemos permanecer callados. En tanto que mujeres l¨ªderes pol¨ªticas, queremos en primer lugar dirigir un mensaje de apoyo a Aung San Suu Kyi: ¨²nica premio Nobel de la Paz privada de libertad de circulaci¨®n. Su llamamiento resuena en nosotras y queremos amplificarlo: "Utilizad vuestra libertad para promover la nuestra", clama constantemente. Esta mujer representa la aspiraci¨®n de un pueblo por la paz y la libertad. Aquellas y aquellos que, en nuestro pa¨ªs, han puesto toda su energ¨ªa por conquistar la paz y recuperar la libertad, saben cu¨¢nta importancia tiene un mensaje de apoyo internacional. Subrayamos el coraje de los birmanos que aspiran a la libertad. Han elegido la no violencia para asegurar una transici¨®n hacia la democracia.
En nuestros pa¨ªses y sobre la base de nuestras responsabilidades, reclamamos al Consejo de Seguridad y a la Asamblea General de Naciones Unidad, a la Asociaci¨®n de Naciones del Sureste Asi¨¢tico, a la Uni¨®n Europea y tambi¨¦n a los grandes poderes de esta regi¨®n del mundo que garanticen al pueblo birmano el respeto a sus derechos fundamentales as¨ª como una transici¨®n r¨¢pida hacia la democracia, ¨²nica garante de estabilidad regional.
Birmania se ha convertido en un s¨ªmbolo universal de la dictadura y la opresi¨®n. Pero tambi¨¦n un s¨ªmbolo universal de la no violencia y del coraje de los pueblos, como el Chile del general Pinochet ayer o la Sur¨¢frica de los m¨¢s oscuros a?os del apartheid. Romper el cerrojo birmano demostrar¨ªa la determinaci¨®n de la comunidad internacional a apoyar la democratizaci¨®n de Asia.
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