Hollywood une a tres grandes
Eastwood y Freeman llevan al cine el libro de John Carlin sobre Mandela
Dos se?ores de m¨¢s de setenta a?os se plantean hacer una pel¨ªcula sobre otro septuagenario: no es una f¨®rmula taquillera, exactamente, mucho menos si el prop¨®sito es crear un blockbuster mundial. Pero cuando esos se?ores son Clint Eastwood, Morgan Freeman y Nelson Mandela, todo cambia. Lo suficiente como para que la Warner Bros haya decidido financiar un proyecto con aroma a Oscar.
"Se?or Freeman, tengo una pel¨ªcula para usted", le dije al actor cuando lo encontr¨¦ en Clarksdale
La prensa de Los ?ngeles lo revel¨® esta semana. Eastwood est¨¢ sopesando dirigir una pel¨ªcula en la que su amigo Freeman (juntos ya han ganado oscars) interpretar¨¢ el papel de Mandela. Todo indica que Eastwood s¨ª va a hacer la pel¨ªcula, que se desenvuelve durante el primer a?o de la presidencia de Mandela y culmina con la final del mundial de rugby de 1995, que Sur¨¢frica gan¨®. La pel¨ªcula se basar¨¢ en un libro m¨ªo cuyo t¨ªtulo provisional es El factor humano.
La historia de c¨®mo hemos llegado hasta aqu¨ª nace de manera sorprendente y se desarrolla de la manera m¨¢s ins¨®lita.
En febrero del a?o pasado escrib¨ª una sinopsis del libro y se la mand¨¦ a mi agente, una neoyorquina que conoc¨ª en su ciudad favorita, Barcelona. Ella distribuy¨® la propuesta entre las grandes editoriales de EE UU, y una pic¨®. Firmamos un contrato y, para m¨ª, misi¨®n cumplida.
Pero a mi agente se le ocurri¨® despu¨¦s mandar el resumen a Hollywood y, para mi sorpresa, un d¨ªa me llam¨® una productora de Los ?ngeles, con cuyos representantes me reun¨ª.
Entonces entr¨® en escena Goyo Rodr¨ªguez, mi jefe en El Pa¨ªs Semanal. Goyo me pidi¨® una historia sobre la pobreza en el sur de Estados Unidos. Decid¨ª que lo mejor ser¨ªa concentrar la historia en un lugar espec¨ªfico y, entre cien posibles opciones, eleg¨ª un pueblo de Misisipi llamado Clarksdale. Falta espacio aqu¨ª para contar la secuencia de casualidades que de repente se empezaron a suceder (una de ellas, decisiva, fue que dos aviones se averiaron en mi viaje de Nueva York a Misisipi, v¨ªa Detroit). Basta decir que me encontr¨¦ una tarde en Clarksdale en el sal¨®n de la casa de un abogado sentado al lado de Freeman, reci¨¦n llegado tambi¨¦n al pueblo ese mismo d¨ªa.
"Se?or Freeman", le dije, s¨®lo medio en broma, "le ha tocado la loter¨ªa. Tengo una pel¨ªcula para usted". Me contest¨®, flem¨¢tico, c¨®mo es ¨¦l en sus pelis, alzando una ceja, "Ah, s¨ª... ?De qu¨¦ se trata?". "Trata de un evento que destila la esencia del genio de Nelson Mandela y la esencia del milagro surafricano", le contest¨¦. "?Se refiere usted al partido de rugby?". Casi me caigo. "?C¨®mo es posible que haya hecho la conexi¨®n as¨ª, tan r¨¢pido?". "Bueno", me dijo, "es verdad que he estado en Sur¨¢frica y conozco a Mandela. Pero la verdad es que he le¨ªdo su propuesta de libro". Me cont¨® entonces que el sue?o de su vida era hacer el papel de Mandela, que hab¨ªa comprado los derechos a la autobiograf¨ªa del l¨ªder surafricano hac¨ªa cinco a?os pero que estaba sufriendo para dar con un gui¨®n que funcionara. Cenamos juntos. Descubr¨ª que hac¨ªa una imitaci¨®n de Mandela absolutamente impecable, y al despedirnos me dijo que esperaba que sigui¨¦semos en contacto.
Esto fue en junio del a?o pasado. En noviembre firm¨¦ un contrato con Revelations, la productora de Freeman. Una semana despu¨¦s vino a verme un guionista de Hollywood, y durante una semana me exprimi¨® toda la materia prima (entrevistas con Mandela, Tutu, los jugadores y otros). En junio recib¨ª el gui¨®n, que me pareci¨® buen¨ªsimo. Ese mismo mes, Freeman, tambi¨¦n entusiasmado, anunci¨® que la pel¨ªcula la iba a hacer, y esta semana ha salido la noticia en Hollywood de que Clint Eastwood y la Warner entran en escena.
Hay algo ¨²nico en el desenlace de esta historia. En un mundo que adula la juventud, representa una victoria para la vejez. Freeman tiene 70, y Eastwood, 77, la misma edad que ten¨ªa Mandela en aquel cr¨ªtico a?o 1995.
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