Las llamas ocultas por la nieve
Antonio Rivero recorre la juventud de Cernuda en un libro ganador del Premio Comillas
Solitario, exquisito, con un car¨¢cter dif¨ªcil que basculaba entre la generosidad y la distancia, Luis Cernuda es posiblemente el escritor espa?ol que m¨¢s ha influido en los poetas de las ¨²ltimas d¨¦cadas. El escritor Antonio Rivero Taravillo acaba de ganar el prestigioso Premio Comillas con la primera parte de una biograf¨ªa del poeta sevillano. Un jurado compuesto por Jorge Sempr¨²n en calidad de presidente, Miguel ?ngel Aguilar, Josep Fradera, Jos¨¦ Mart¨ª G¨®mez, Josep Ramoneda y Antonio L¨®pez Lamadrid en representaci¨®n de Tusquets Editores acord¨® conceder por mayor¨ªa el XX Premio Comillas a la biograf¨ªa Fuego con nieve. La vida de Luis Cernuda. A?os espa?oles (1902-1938).
Rivero considera "un gran honor" haber recibido este galard¨®n. "Pero, al mismo tiempo, siento que no lo he ganado s¨®lo yo, sino tambi¨¦n Cernuda. Tanta parte o m¨¢s tiene el biografiado en la obtenci¨®n de este premio", precisa. El libro ser¨¢ editado por Tusquets en la primavera de 2008. Rivero prev¨¦ que la biograf¨ªa constar¨¢ de dos tomos. La obra premiada llega hasta 1938. "Es el momento en que Cernuda se va de Espa?a. Su salida del pa¨ªs marca un hito. Es un ecuador en su vida que separa sus a?os espa?oles de los del exilio", comenta el bi¨®grafo.
"Cuando Cernuda se sent¨ªa codiciado por alguna mujer, pon¨ªa tierra por medio"
El t¨ªtulo Fuego con nieve hace alusi¨®n a un verso de uno de sus poemas y es aplicable a "su propia personalidad". "Cernuda era fr¨ªo por fuera, pero con unos sentimientos muy intensos que no siempre exteriorizaba. Su tan tra¨ªdo y llevado dandismo no es sino una coraza que ¨¦l mismo se impuso. Hubo varias mujeres que se enamoraron de ¨¦l. Felicidad Blanc [esposa del poeta Leopoldo Panero] fue una de ellas. Cuando Cernuda se sent¨ªa codiciado por alguna mujer, pon¨ªa tierra por medio", se?ala Rivero, que es autor de Los siglos de la luz: h¨¦roes, mitos y leyendas en la ¨¦pica y la l¨ªrica medieval (Berenice) y Viaje sentimental por Inglaterra (Almuzara), entre otras obras.
Rivero se?ala algunas dificultades a la hora de escribir la biograf¨ªa. "Hay periodos sobre los que falta informaci¨®n. La mayor¨ªa de las cartas que escribi¨® se conservan. Pero Cernuda no conserv¨® pr¨¢cticamente ninguna de las que recib¨ªa. Por su car¨¢cter no acumulaba nada. Adem¨¢s, su propia peripecia vital facilit¨® esta situaci¨®n. Cernuda abandon¨® Sevilla y vivi¨® en Toulouse, Madrid y Valencia antes de ir al exilio. Pr¨¢cticamente, viv¨ªa con lo puesto", evoca.
"Se ha publicado bastante sobre Cernuda, gracias al influjo que ha ejercido sobre poetas y amantes de la poes¨ªa desde hace 40 o 50 a?os. Con todo, en muchas ocasiones se han acumulado inexactitudes sobre su vida. Hac¨ªa falta hacer una labor de limpia y poda para establecer lo cierto y eliminar errores acumulados", se?ala. Rivero recalca que su libro hace que la "escala del mapa" de Cernuda sea "mucho m¨¢s detallada".
"El libro permite ver de forma m¨¢s precisa la aportaci¨®n de Cernuda a las Misiones Pedag¨®gicas. He podido fijar aquellos a?os de trashumancia compartidos con Ram¨®n Gaya y otros misioneros en los a?os de la II Rep¨²blica. El libro aporta un episodio desconocido: en la Valencia de 1937 Concha de Albornoz perdi¨® unas claves secretas de una legaci¨®n diplom¨¢tica, y ella misma y sus amigos, entre ellos Luis Cernuda, se vieron implicados en una rocambolesca historia. Concha de Albornoz se iba a Sal¨®nica (Grecia) y perdi¨® un malet¨ªn con las claves secretas. Cernuda y algunos compa?eros fueron interrogados. Eran claves secretas para el uso del consulado de Espa?a en Sal¨®nica", relata Rivero.
"Cernuda era muy susceptible. Lo que pasa es que, en ocasiones, ten¨ªa parte de raz¨®n por las intrigas a las que se vio sometido. No fue mala persona; fue una persona voluble y dif¨ªcil. En muchos momentos mostr¨® grandes rasgos de generosidad. Cuando estuvo en Inglaterra tras la Guerra Civil y durante la II Guerra Mundial, su implicaci¨®n fue tremenda atendiendo a los ni?os vascos refugiados all¨ª. La muerte de uno de esos ni?os, pr¨¢cticamente en sus brazos, le caus¨® una impresi¨®n terrible", concluye Rivero.
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