La ceguera
La pol¨ªtica es riesgo y, por tanto, en pol¨ªtica econ¨®mica todav¨ªa es m¨¢s aventurado tomar decisiones. Pero desde Anthony Giddens la necesidad de asumir el riesgo es quiz¨¢ la ¨²nica arma para enfrentarse con garant¨ªas a lo que se nos viene encima. Aunque frente a ese temor a asumir el riesgo del cambio que propugnar¨¢ Rajoy en las pr¨®ximas elecciones hay dos claras alternativas. Una muy espa?ola, el tancredismo, y la otra muy filos¨®fica: la que recrea Saramago en su novela Ensayo sobre la ceguera.
Y en esas estamos en estos momentos. La ceguera de Saramago se extiende en todos los frentes. Quedaba hasta triste escuchar las propuestas del IV Congreso de Econom¨ªa Valenciana celebrado en Alicante, al mismo tiempo que en Bancaja y la CAM se mesaban los cabellos en silencio por la situaci¨®n de Llanera. Pero nadie en el congreso se atrevi¨® a mentar a Astroc o a los Gallego, no fuera a ser que aparecieran al mismo nivel de Lehman Brothers reclamando sus cr¨¦ditos. La ceguera se extend¨ªa en la novela de Saramago porque nadie quer¨ªa ver una realidad inconveniente. ?Van a salir ahora a la palestra los avalistas de Llanera y Ba?uelos? ?Qu¨¦ quilombo!
Por eso, aunque Pedro Solbes est¨¦ anunciando una ca¨ªda en consumo y construcci¨®n, yo sigo pensando que en lugar de una crisis a lo que nos enfrentamos es a una catarsis. La crisis obliga a ajustes, cambios, nuevos m¨¦todos. Pero aqu¨ª nadie quiere asumir tanto riesgo aunque lo diga Giddens. Aqu¨ª hace falta que caigan unos malos para que los dem¨¢s sintamos el alma limpia de polvo y paja. Y, si es posible y hay tesorer¨ªa, guardar en conserva los negocios de aqu¨ª e irse, por ejemplo, a Marruecos. Este peri¨®dico llevaba el jueves media p¨¢gina de publicidad para vender 109.000 metros cuadrados de suelo y 100.000 de techo, con proyecto y licencia, a no m¨¢s de 130 euros el metro cuadrado. Pues a poner ladrillos con los moros. Si aqu¨ª aprietan, nos llevamos el PIB a otro lado.
Es la catarsis no la crisis lo que nos afecta. Lo que pasa es que a ello se suman variables que nadie quiere reconocer. Dicen que desde este fin de semana sube el cr¨¦dito 83 euros mensuales por aplicaci¨®n del Euribor. ?Vaya por Dios! La ruina. Mejor dicho: la excusa. 83 euros al mes son una ca?a al d¨ªa o el caf¨¦ de Zapatero o dejar el coche en casa e ir caminando a la oficina. ?Tanto agobia de verdad la hipoteca? Alguien ha creado el p¨¢nico y ahora no sabe qu¨¦ hacer con la psicosis.
Lo que agobia es el consumo, tal como lo explica el propio Solbes y concluye cualquier soci¨®logo. Nos queremos tanto que nos creemos con derecho a todo: piso nuevo, coche nuevo, crucero y tarjeta de El Corte Ingl¨¦s a mogoll¨®n. Milton Friedman ya dec¨ªa que nunca hay que echar un cable a los insensatos. Pues aqu¨ª, aquejados de una ceguera infinita, montamos un todo a cien y que el pr¨®ximo Zapatero asuma las consecuencias. ?S¨¢lvese quien pueda! Hasta Gerardo Camps baja los impuestos y Zapatero pone en marcha una base imponible al ahorro que castiga la inversi¨®n y fomenta el dinero en el caj¨®n. Saramago dice que la ceguera es justamente la providencia de los ciegos.
Pero con estos mimbres hay que hacer la cesta. Es la tropa disponible. De entrada en la consejer¨ªa de Rafael Blasco ya han creado una Direcci¨®n General de Participaci¨®n Ciudadana que asegura la circulaci¨®n de los nuevos valores ciudadanos en un sentido. Vamos a ver si asumen el riesgo de que vayan tambi¨¦n en el sentido de abajo hacia arriba. Y hay otro ejemplo de que crear estrategias funciona. El trabajo hecho por el Centro de Estrategias y Desarrollo de Valencia ha sido m¨¢s clave para ganar concejales que el traje rojo de Rita Barber¨¢. Perdida la ceguera hace falta estrategia y dinero. Porque ahora, superada la alegr¨ªa en el PP por los pobres presupuestos de Zapatero para la Comunidad Valenciana, veremos hasta d¨®nde llega la ceguera en el reparto del presupuesto de la Generalitat entre Valencia, Castell¨®n y Alicante.
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