El t¨²nel del AVE, a 30 metros de Barcelona
A menos de 30 metros de Barcelona y a 27 de profundidad hay ahora mismo un hombre golpeando el terreno. Cuando ha conseguido abrir un peque?o hueco, fija la tierra sobre su cabeza con unas tablas y sigue excavando. Hace mucho calor y la humedad es alt¨ªsima. Pero no se puede parar. Se trabaja las 24 horas para que el 21 de diciembre pueda pasar por ah¨ª el tren de alta velocidad. Porque el t¨²nel se encuentra ahora en el barrio de la Torrassa, en L'Hospitalet. Pero el terreno es muy poroso. Para paliarlo y poder trabajar, se inyecta una soluci¨®n de agua y cemento. El subsuelo absorbe una parte y rechaza otra. El operario golpea la tierra arcillosa, blanda, mojada. El agua cae casi a chorro, luego se acumula en una balsa artificial en el propio t¨²nel y se saca de ¨¦l con cubas arrastradas por tractores.
La estaci¨®n de El Prat est¨¢ casi concluida y en los t¨²neles de Bellvitge y la Torrassa se instalan ya las v¨ªas
La obra est¨¢ acabada entre Madrid y Sant Joan Desp¨ª, y se trabaja en todos los frentes en los 12 kil¨®metros restantes
La excavaci¨®n del ¨²ltimo tramo ha sido acometida desde siete puntos y estar¨¢ terminada dentro de un mes
Sobre el trabajador hay metros de tierra y, tambi¨¦n, una playa de v¨ªas por las que pasan, de media, unos 400 trenes diarios. Pero una vez que se alcance la calle de la Riera Blanca, a cosa de metros, se iniciar¨¢ ya el ascenso hacia el aire libre, hacia el t¨²nel que entra en la estaci¨®n de Sants.
El t¨²nel avanza a una media de entre 40 y 50 metros por mes. El total que se ha de horadar entre ese punto y Sants no alcanza los 300 metros. A lo que hay que a?adir otros 30 metros a la entrada de la estaci¨®n de El Prat, justo bajo las v¨ªas actuales.
Los ingenieros del Adif no est¨¢n preocupados. En su lucha contra la naturaleza, conf¨ªan en salir victoriosos porque conocen sus leyes. "Si no surge un imprevisto muy raro, llegamos. Seguro que llegamos". Su estimaci¨®n es clara: "Hemos atacado los ¨²ltimos metros por siete puntos diferentes. A una velocidad ¨®ptima de entre 40 y 50 metros al mes, en 30 d¨ªas el t¨²nel estar¨¢ terminado. Es decir, a principios de noviembre se podr¨¢ recorrer ¨ªntegramente a pie el trayecto entre Atocha, en Madrid, y Sants, en Barcelona.
En el t¨²nel de la Torrassa no s¨®lo se excava, tambi¨¦n se aplana el terreno y se va adecuando para dejarlo expedito para poner, dentro de nada, las v¨ªas.
Los ingenieros cuentan orgullosos que, de forma m¨¢s que inusual, "se trabaja en todos los frentes al mismo tiempo. En todas partes se hace de todo". Es decir, se excava, se encofra, se hormigonea, se ponen las v¨ªas, se echa el cemento, se instalan los postes que sujetar¨¢n electrificaci¨®n y se?ales. Sin prisas, pero sin pausas.
En estos momentos ya est¨¢ todo listo desde Madrid hasta Sant Joan Desp¨ª. Quedan por ultimar 12 kil¨®metros y en cada palmo de ellos hay alguien trabajando.
La vor¨¢gine empieza en el viaducto de m¨¢s de 800 metros que cruza el Llobregat frente a Sant Boi. All¨ª se est¨¢ instalando la catenaria. Los postes ya est¨¢n puestos y en no pocos tramos se ha colocado tambi¨¦n el cable de alimentaci¨®n el¨¦ctrica. Queda el de contacto con el tren a trav¨¦s del pant¨®grafo. Y tambi¨¦n se est¨¢ instalando en algunos puntos; por ejemplo, dentro del t¨²nel que arranca unos metros m¨¢s all¨¢ del viaducto y que se introduce bajo tierra en el parque agr¨ªcola del Baix Llobregat. Hace unos meses aquello era un hervidero de todo. Ahora hay unas plantas de alcachofa que dar¨¢n la cosecha cuando llegue el invierno y, casi al lado, unos pocos melocotoneros esperan los frutos para la pr¨®xima temporada. Es decir, el terreno ha recuperado su antigua fertilidad.
El t¨²nel llega hasta la estaci¨®n de El Prat. Casi: faltan unos 30 metros, los que hay bajo la carretera C-31 y las v¨ªas del tren convencional. Nadie teme por ese tramo, sobre todo porque la estaci¨®n, que no estaba previsto que estuviera terminada en diciembre, lo estar¨¢. Ahora tiene ya los tres ojos (pasos) abiertos. El central acoger¨¢ una v¨ªa en cada sentido y ser¨¢ utilizado por los trenes que no paren en El Prat. Los dos laterales, de 400 metros de longitud, tendr¨¢n una v¨ªa y un and¨¦n cada uno de ellos. En algunas zonas, la v¨ªa ya est¨¢ puesta. En, otras, se trabaja en la cementaci¨®n del suelo. Quedan dos aberturas cenitales que se utilizan para la entrada y salida del material. Y una rampa de tierra, antes del ¨²ltimo puente sobre el Llobregat en direcci¨®n a Barcelona, que se desmontar¨¢ cuando ya no tenga que ser utilizada por los camiones de la obra. Despu¨¦s del puente, se llega ya a Barcelona, aunque en un tramo escaso, antes de que la v¨ªa se adentre en L'Hospitalet a trav¨¦s de Bellvitge. El tramo de Barcelona discurre al aire libre, paralelo a la v¨ªa convencional. Tiene la plataforma hecha y se est¨¢n ultimando la v¨ªa y la electrificaci¨®n.
En Bellvitge, el AVE entrar¨¢ en un t¨²nel que ya est¨¢ construido. En su interior hay tramos con la v¨ªa instalada y cementada; otros con los ra¨ªles fijados, a la espera del cemento, porque la inclinaci¨®n que deben tener las v¨ªas cuando se produce la m¨¢s ligera curva hace que se instalen los ra¨ªles antes de echar el cemento para fijarlos.
En esta zona ha quedado un "pantal¨®n" (un desv¨ªo) que est¨¢ apuntado, pero se terminar¨¢ m¨¢s adelante. Los trenes lo tomar¨¢n para ir hasta la zona de Can Tunis para el avituallamiento. El paso se har¨¢ por debajo del resto de las v¨ªas, en lo que los ferroviarios llaman un "salto del carnero invertido". Invertido porque habitualmente se hace por encima. El t¨²nel sigue a trav¨¦s de L'Hospitalet hasta llegar a la zona de Santa Eul¨¤lia y el barrio de la Torrassa. En la primera parte la obra est¨¢ esencialmente terminada y se trabaja en los acabados de las v¨ªas y de la se?ales. Junto a los pasos se estaba cementando la canalizaci¨®n y se estaban sellando los poros que pudieran quedar en el t¨²nel.
Queda el ¨²ltimo tramo: Sants. Trescientos metros que nadie en el Adif quiere llamar fat¨ªdicos. "Todo controlado", afirma un responsable directo de las obras. "Hay una zona donde tenemos que excavar y eso es pan comido", dice, en referencia al trecho que se ve desde el inicio del t¨²nel que lleva a Sants. Es el tramo donde ir¨¢ (sobre las v¨ªas del trene convencional) el caj¨®n que har¨¢ que los vecinos dejen de sufrir el ruido del paso de los trenes. Desde all¨ª a la estaci¨®n, en cuyo interior se trabaja ahora sin los agobios de tener un tren en funcionamiento a escasos metros, es "pan comido", aseguran los ingenieros de la obra.
Lo m¨¢s duro es el subsuelo. Es duro por las condiciones de trabajo. Se trabaja a turnos, imponiendo los descansos a los operarios, "porque no aguantar¨ªan m¨¢s de la jornada reglada", afirman. El ambiente, dentro, es tranquilo. Un trabajador pica con un martillo neum¨¢tico. Otro arrastra las arcillas, m¨¢s all¨¢ se conducen las materiales inyectados y rechazados por el terreno. A veces se produce un punto de silencio y da la sensaci¨®n de que se oye, as¨ª de cerca est¨¢ la cosa, el bullicio de la estaci¨®n de Sants. Es un espejismo fruto de la ilusi¨®n y la esperanza. "?La esperanza?" dice uno uno de los ingenieros. Y responde: "No, la confianza".
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