El r¨¦gimen birmano golpea a Buda
S¨®lo India y China pueden parar a los dictadores militares del pa¨ªs asi¨¢tico
Cu¨¢nto tiempo, Dios m¨ªo, vivir¨¢n los hombres atropellados, / pisoteados por los m¨¢s ¨ªnfimos e insignificantes / de los hombres?".
El poeta ingl¨¦s del siglo XIX Alfred Tennyson no pod¨ªa ver en YouTube im¨¢genes del aplastamiento de la revuelta en Polonia, pero sus versos representan a la perfecci¨®n la sensaci¨®n de rabia impotente que produce ver c¨®mo las fuerzas de seguridad de Birmania (Myanmar) golpean y cubren de gas lacrim¨®geno a los monjes y monjas que se manifiestan de forma pac¨ªfica. Hace 19 a?os que se produjeron en dicho pa¨ªs las primeras movilizaciones en favor de la democracia, en 1988, y hace 17 que el partido de Aung San Suu Kyi, la Liga Nacional para la Democracia, obtuvo un claro mandato popular en unas elecciones libres. Sin embargo, dirigida por un r¨¦gimen militar digno de Orwell, esta hermosa tierra se ha hundido todav¨ªa m¨¢s en la pobreza y la opresi¨®n. ?Cu¨¢nto tiempo, Dios m¨ªo, cu¨¢nto tiempo?
Aunque se aplaste esta oleada de protestas, el mundo ya ha recibido una alerta espectacular y conmovedora sobre la apremiante situaci¨®n
Mientras escribo aparecen en mi pantalla noticias espantosas que hablan de violencia, incluidas las informaciones de que han muerto varias personas. No sabemos si las protestas van a continuar, como prometen algunos de los j¨®venes monjes, o si ser¨¢n r¨¢pidamente aplastadas. Pero hay dos cosas que ya est¨¢n claras. Aunque el ministro de asuntos religiosos, el general Myint Maung, clama contra los "partidarios externos e internos de la destrucci¨®n" y el siniestro papel de "los poderes mundiales que ejerce el hegemonismo", las ra¨ªces del levantamiento son totalmente locales. Una brusca subida de precios en el mes de agosto fue la gota que colm¨® el vaso de la frustraci¨®n. No hubo nadie fuera de Birmania, ni en Washington, ni en Londres, ni ning¨²n otro sitio, que abriera el grifo. Es una protesta local que adem¨¢s, hasta ahora, ha sido de lo m¨¢s pac¨ªfica.
Tengo delante de m¨ª una declaraci¨®n conjunta de la Alianza de Monjes de Birmania y los Estudiantes de la Generaci¨®n del 88, que comienza con una frase extraordinaria: "Todo el pueblo, encabezado por los monjes, est¨¢ llevando a cabo una protesta pac¨ªfica para salir de la crisis general en la pol¨ªtica, la econom¨ªa y la sociedad recitando el Metta Sutra". El Metta Sutra es una reflexi¨®n sobre la virtud budista del metta, el amor y la bondad incondicionales. ("Esto es lo que debe hacer / alguien que sepa ser bueno / y conozca los caminos de la paz"). Hab¨ªa una pancarta en la que se le¨ªa: "El amor y la bondad deben vencer a todo lo dem¨¢s".
?Qui¨¦n es capaz de no conmoverse con esas im¨¢genes, transmitidas por Internet y procedentes de c¨¢maras digitales y tel¨¦fonos m¨®viles, en las que se ve a monjes y monjas que marchan al mismo ritmo, vestidos con sus t¨²nicas de color granate, rosa y azafr¨¢n? ?Y con esa ¨²nica foto granulada de Aung San Suu Kyi rezando en la puerta de su casa, bajo la lluvia, mientras los monjes pasan por delante y gritan: "?Una vida larga y sana para Aung San Suu Kyi, que encuentre pronto la libertad!"? Eso es a lo que los generales -te¨®ricamente budistas y que gustan de exhibir su devoci¨®n en las p¨¢ginas del pravda local, La Nueva Luz de Myanmar- est¨¢n respondiendo con sus disparos, sus bastonazos y su gas lacrim¨®geno. En realidad, lo que est¨¢n haciendo es golpear a Buda.
Retorcernos las manos como Tennyson no va a ayudar al pueblo de Myanmar. ?Qu¨¦ podemos hacer, entonces? Para empezar, los dirigentes mundiales, todos los que sea posible, deben exigir que acabe inmediatamente la represi¨®n violenta. En estos d¨ªas est¨¢ reunida la Asamblea General de la ONU en Nueva York; seguramente es imposible conseguir que env¨ªe un r¨¢pido mensaje de condena. Sin embargo, el Consejo de Seguridad se reuni¨® el mi¨¦rcoles por la noche para discutir la situaci¨®n de Myanmar, algo a lo que, hasta el momento, se hab¨ªan resistido siempre China y Rusia. Por su parte, el secretario general ha pedido que se permita volver a entrar en el pa¨ªs a su enviado especial, y China, por lo menos, tiene que apoyar esa petici¨®n.
El viejo debate
Surge de nuevo el viejo debate sobre si es m¨¢s conveniente una pol¨ªtica dura, de aislamiento del r¨¦gimen militar mediante sanciones, o una estrategia de "compromiso constructivo". Seguramente, en los ¨²ltimos a?os, podr¨ªamos haber hecho m¨¢s esfuerzos para cooperar con la sociedad civil birmana y demostrar a los generales y coroneles las ventajas de salir del aislamiento. A largo plazo, tienen que comprender que, si negocian con Aung San Suu Kyi y otros l¨ªderes de la oposici¨®n, si se abren al mundo exterior, los beneficios para el pa¨ªs ser¨¢n inmensos. Tambi¨¦n necesitan saber que eso no har¨¢ que terminen ahorcados en farolas ni encerrados en la c¨¢rcel. Como me dijo la propia Aung San Suu Kyi cuando hablamos en Yangon hace varios a?os (cuando todav¨ªa permit¨ªan entrevistarse con ella), quiz¨¢ incluso ser¨ªa posible darles garant¨ªas de que podr¨¢n conservar parte de lo que ella muy bien llama "ganancias mal habidas". El cambio de jefe supremo de la Junta, que ahora es el envejecido y obstinado general Than Shwe, ser¨ªa una buena oportunidad para reiniciar esa conversaci¨®n. Pero esa estrategia de estimular la transici¨®n pac¨ªfica mediante el compromiso constructivo no es una pol¨ªtica para hoy. Por ahora, debemos lograr que dejen de matar a manifestantes pac¨ªficos.
El presidente Bush ha anunciado sanciones m¨¢s estrictas para impedir que los generales y sus familias viajen y trasladen sus bienes a EE UU, una medida que la UE aplica desde hace a?os. Un veterano observador que conoce la mentalidad de los militares birmanos -que puede calificarse de supersticiosa o devota, seg¨²n los gustos- me sugiere que otra medida mucho m¨¢s eficaz ser¨ªa que alguien les convenciera de que golpear a los monjes engendrar¨¢ muy mal karma para ellos, sus familias y su pa¨ªs. Pero no es f¨¢cil imaginar a un dirigente occidental como Gordon Brown transmitiendo semejante mensaje. No tiene que ser el hijo de un pastor protestante quien lo haga, sino un sacerdote de una pagoda.
La carta de Brown
En conjunto, por desgracia, las potencias occidentales pueden hacer muy poco por s¨ª solas. Es sintom¨¢tico que la primera acci¨®n positiva de Brown haya sido enviar una carta a la presidencia portuguesa de la UE en la que insta a la Uni¨®n a adoptar una postura firme. Pero ni siquiera la UE y EE UU juntos, en perfecta armon¨ªa, podr¨¢n cambiar la situaci¨®n mientras los vecinos de Myanmar no alcen la voz. Todo el mundo tiene la mirada puesta en China, el vecino de m¨¢s tama?o y el que m¨¢s intereses tiene en el pa¨ªs. China asegura que desea la "estabilidad" para Myanmar. Desde luego, no quiere tener un ba?o de sangre que amenace sus intereses comerciales y estropee el periodo de preparaci¨®n de los Juegos Ol¨ªmpicos de Pek¨ªn. En los ¨²ltimos tiempos ha habido alg¨²n ligero indicio de que China sabe que, para que Myanmar tenga estabilidad, son precisos cambios. Pero los cambios desencadenados por manifestaciones callejeras no son algo que los viejos gobernantes comunistas miren con muy buenos ojos.
Se presta muy poca atenci¨®n al otro gran vecino asi¨¢tico de Myanmar, India. Aunque es la mayor democracia del mundo, hasta ahora se ha mostrado muy pusil¨¢nime en sus relaciones con los dictadores birmanos. Da la impresi¨®n de que le preocupa m¨¢s la competencia de China a la hora de tener influencia (y contratos energ¨¦ticos) que la naturaleza del r¨¦gimen. Como consecuencia, los dirigentes birmanos han podido crear enfrentamientos entre India y China, y viceversa. Una cosa que podr¨ªan hacer EE UU y la UE es sugerir en¨¦rgicamente a nuestros amigos indios que ¨¦sa es una postura con poca visi¨®n de futuro. Lo ideal ser¨ªa que indios y chinos se reunieran tambi¨¦n para ver si en la desgraciada tierra situada entre los dos, adem¨¢s de los intereses contrapuestos, tienen otros en com¨²n. No puede ser que un pigmeo manipule con tanta facilidad a dos gigantes.
No obstante, no parece probable que ninguna de estas cosas vaya a acabar ahora mismo con las dr¨¢sticas medidas de los generales. Todav¨ªa hay una posibilidad de que la represi¨®n no triunfe. La historia siempre es un libro abierto. E incluso aunque se aplaste esta oleada de protestas, el mundo ya ha recibido la alerta, espectacular y conmovedora, sobre la apremiante situaci¨®n de Myanmar; sus vecinos asi¨¢ticos ya se han visto sacudidos en medio de su indolente pasividad, y confiemos en que la oposici¨®n no violenta del pa¨ªs haya sacado algo de la experiencia, que le sirva la pr¨®xima vez. Si es as¨ª, los monjes no se habr¨¢n manifestado en vano.
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.