El ¨²ltimo dent¨ªfrico de La Toja
Henkel apag¨® para siempre las m¨¢quinas de su planta coru?esa con la promesa de que el jab¨®n seguir¨¢ llevando sales gallegas
Licor del Polo y Vademecum, dec¨ªan a modo de despedida los ¨²ltimos tubos de pasta de dientes que escupieron las m¨¢quinas antes del apag¨®n final. El viernes 28 estaba marcado en rojo en el calendario de los trabajadores de la f¨¢brica de La Toja en Culleredo (A Coru?a) desde hac¨ªa meses. Era el fin de un plan de desmantelamiento que comenz¨® a principios de a?o con la banda sonora de las manifestaciones de los 153 trabajadores por las calles de A Coru?a. Primero se dejaron de producir la crema de afeitar y la gomina, y en agosto el gel de ducha de marcas tan conocidas como Fa o La Toja. La maquinaria de cada l¨ªnea se fue enviando a las factor¨ªas extranjeras de Schwarzkopf & Henkel, la multinacional propietaria de la planta.
Algunos de los empleados llevaban 40 a?os fabricando jab¨®n y otros productos
Hace tres semanas le toc¨® el turno a la tecnolog¨ªa encargada de extraer esas sales que hicieron famoso el jab¨®n de La Toja. El agua llegaba en cisternas desde la isla y, en Culleredo, se obten¨ªan de ella los minerales que, sumados a otros m¨¢s escasos, hab¨ªan dotado ya en 1905 al jab¨®n gallego de propiedades ¨²nicas. Las pastillas que produc¨ªa la factor¨ªa de la isla, fundada por el Marqu¨¦s de Riestra, ten¨ªan la rara virtud de hacer infinita espuma, incluso (y esto era lo incre¨ªble) en el agua del mar.
Las pastillas de color beis asalmonado y aquellas otras negras que nacieron 50 a?os m¨¢s tarde, las de Magno, fueron, en realidad, las primeras que anunciaron la muerte de la f¨¢brica. Despu¨¦s de empezar a producirse en A Toxa y despu¨¦s de que el conde de Fenosa, Pedro Barri¨¦ de la Maza, le comprase la marca a los marqueses, la factor¨ªa fue trasladada a A Coru?a, y m¨¢s tarde a Culleredo. Entre 1985 y 2000, la empresa cambi¨® cinco veces de manos (Gillette, Nobel, Orive, Henkel Ib¨¦rica y Schwarzkopf & Henkel), pero hace ya una d¨¦cada, cuando la casa era Henkel, los m¨ªticos jabones se dejaron de fabricar en Galicia.
La producci¨®n se traslad¨® a Polonia, y all¨¢ eran enviadas las sales una vez desecadas en la nave cullerdense. Ahora, desde la oficina de Schwarzkopf & Henkel en Barcelona, se asegura que, aunque se ha desmantelado la secci¨®n de extracci¨®n de minerales, el jab¨®n, el gel y los dem¨¢s productos La Toja "seguir¨¢n conteniendo sales de la isla". "Mantendremos gente en A Toxa", anuncia una portavoz de la empresa, "y el jab¨®n que se venda en toda Espa?a ser¨¢ un pedacito de Galicia que se lleven a casa aunque las pastillas se fabriquen fuera". Lo que no precisa la empresa es d¨®nde (si dentro o fuera de Espa?a) se procesar¨¢n los tanques de agua que se manden desde el balneario.
Toda la producci¨®n de Culleredo se trasladar¨¢ a las f¨¢bricas de Schwarzkopf & Henkel en Alemania y Eslovenia. "Los geles, sin embargo, se seguir¨¢n haciendo en Espa?a a trav¨¦s de un proveedor", puntualizan desde Barcelona. Esta subcontrata (cuyo nombre no se revela), se responsabilizar¨¢ de los ¨²nicos productos de la multinacional alemana que se seguir¨¢n fabricando en territorio espa?ol. Pura cuesti¨®n de ahorro, porque mientras el 88% del dent¨ªfrico que se fabricaba en Culleredo se vend¨ªa en Francia, Alemania, Italia y Grecia, toda la producci¨®n de geles se consum¨ªa en la pen¨ªnsula Ib¨¦rica. Lo que no es tan f¨¢cil de entender es que se carrete el agua de A Toxa para ser tratada en otro lugar.
En octubre, la firma seguir¨¢ negociando la venta de la factor¨ªa. Hay dos grupos interesados y, al parecer, dispuestos a contratar a los 83 trabajadores que no han sido recolocados o jubilados. Uno de estos grupos visit¨® el martes a la directiva de Henkel en Alemania, pero su oferta no convenci¨®. La plantilla, no obstante, cree que se llegar¨¢ a un acuerdo. Aunque esto, el viernes, no evit¨® las l¨¢grimas. Algunos llevaban 40 a?os fabricando jab¨®n y pasta de dientes.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.