La bota militar ahoga Myanmar
Con los pol¨ªticos encarcelados, los monjes defienden el derecho de los birmanos a una vida digna
El asomo del hambre y el encarcelamiento de todos los dirigentes pol¨ªticos llevaron a los monjes birmanos a tomar la antorcha de la defensa de un pueblo reprimido y maltratado por m¨¢s de 40 a?os de dictadura militar. La actual junta, que gobierna el pa¨ªs desde 1988, no ha sido capaz de hacer frente al reto de la globalizaci¨®n y ha arrojado a Myanmar -nombre con el que rebautiz¨® a Birmania en 1989- a una crisis econ¨®mica que ahoga a la mayor¨ªa de sus 47 millones de habitantes.
Las nuevas tecnolog¨ªas han contribuido a que los birmanos conozcan la cala?a de la junta
Los generales heredaron la supercher¨ªa, la megaloman¨ªa y la desconfianza de Ne Win
Ayer, pese a que miles de soldados controlaban las calles de la antigua capital, Yangon, a la ca¨ªda de la tarde, cuando estaba prevista la llegada del enviado de Naciones Unidas, Ibrahim Gambari, hubo nuevos conatos de protestas. Seg¨²n la emisora de la oposici¨®n en el exilio en Tailandia, Mizzima, al menos un ni?o muri¨® y otras dos personas fueron hospitalizadas con impactos de bala. El exilio asegura que ya son 200 los muertos en la llamada revoluci¨®n azafr¨¢n, por el color del h¨¢bito de los monjes, pero oficialmente los muertos son 16.
Myanmar, cuyo subsuelo es rico en gas, petr¨®leo, minerales y piedras preciosas, tiene una de las rentas per c¨¢pita m¨¢s bajas de Asia y, al contrario de sus vecinos, que han experimentado un espectacular despegue econ¨®mico en la ¨²ltima d¨¦cada, la incapacidad de sus gobernantes la ha dejado sumida en la pobreza. Aunque los militares han tratado de mantener el pa¨ªs aislado del mundo para garantizarse la permanencia en el poder, en los ¨²ltimos a?os se ha incrementado considerablemente el n¨²mero de compa?¨ªas chinas, indias, rusas y de los pa¨ªses vecinos que se ha instalado en Myanmar, lo que ha abierto los ojos de muchos birmanos.
Las nuevas tecnolog¨ªas tambi¨¦n han contribuido a que la poblaci¨®n conociera la cala?a de sus dirigentes. Un v¨ªdeo colgado el a?o pasado en YouTube mostr¨® la boda de la hija del jefe supremo del Ej¨¦rcito y de la junta, general Than Shwe. La novia aparec¨ªa engalanada con brillantes como garbanzos. Asimismo abundan en la Red las denuncias de activistas y defensores de los derechos humanos sobre las conexiones del n¨²mero dos, general Maung Aye, con las mafias que controlan el narcotr¨¢fico y el contrabando de armas y piedras preciosas en el llamado tri¨¢ngulo de oro, que se encuentra en la frontera entre Myanmar, Laos y Tailandia.
Con una inflaci¨®n el a?o pasado del 20% y de casi el doble en lo que llevamos de a?o, la decisi¨®n de los militares, de agosto pasado, de acabar con los subsidios al gas¨®leo y el butano duplic¨® el precio de las bombonas de gas y del transporte p¨²blico y dej¨® a muchos trabajadores ante la disyuntiva de comer o andar durante horas hasta sus empleos. Sin tener en cuenta las consecuencias, los militares eliminaron los subsidios para frenar la inflaci¨®n, como les hab¨ªa aconsejado el Fondo Monetario Internacional (FMI). Esta instituci¨®n, al igual que el Banco Mundial, tiene, sin embargo, prohibida la concesi¨®n de cr¨¦ditos al r¨¦gimen birmano, castigo impuesto por Estados Unidos ante la negativa de la junta a liberar a la opositora y premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi.
La l¨ªder de la Liga Nacional para la Democracia (LND) lleva casi 18 a?os bajo arresto domiciliario (incluyendo algunos periodos cortos de libertad vigilada), desde la victoria aplastante de su partido en las elecciones generales de 1990, en las que gan¨® 392 de los 485 esca?os. La junta, que acept¨® las elecciones porque pens¨® que las ganar¨ªa el partido que dominaban los militares, se neg¨® a reconocer los resultados. Muchos de los diputados electos fueron encarcelados, otros optaron por el exilio.
La represi¨®n del activismo pol¨ªtico desde entonces ha sido a sangre y fuego. Hay m¨¢s de 1.100 presos. De ah¨ª que los monjes tomaran el relevo, tras las detenciones masivas del pasado 28 de agosto por la protesta de la oposici¨®n contra la carest¨ªa del combustible.
Casi el 90% de la poblaci¨®n birmana es budista y la mayor¨ªa de las familias tiene a un religioso entre sus miembros. La influencia del budismo es tal que la llamada v¨ªa birmana hacia el socialismo -fundada por Ne Win, tras el golpe de Estado de 1962- era una mezcla nacionalista de budismo y marxismo.
La actual junta -surgida al dimitir Ne Win en mitad de las protestas estudiantiles de 1988, que el Ej¨¦rcito ba?¨® en sangre- renunci¨® a los principios marxistas e introdujo la econom¨ªa privada y la libertad de mercado, pero hered¨® lo peor del dictador: la supercher¨ªa, la megaloman¨ªa y la absoluta desconfianza en quienes le rodean y en el mundo exterior. Pese a todo, los generales que hoy gobiernan a¨²n no han alcanzado la paranoia de Ne Win, que cambi¨® la numeraci¨®n de los billetes birmanos para que no apareciese nunca el cero si no era, como en 90, m¨²ltiplo de su n¨²mero de la buena suerte, el nueve.
Ni Occidente, ni sus vecinos, ni la ONU, ni los pa¨ªses con los que comparte sus grandes intereses econ¨®micos y militares -China e India- han logrado convencer a la junta de la conveniencia de facilitar la reconciliaci¨®n nacional y la apertura pol¨ªtica. La Asociaci¨®n de Naciones del Sureste Asi¨¢tico (ASEAN) decidi¨® en 1997 admitir a Myanmar en su seno con la err¨®nea esperanza de que ello impulsar¨ªa la democratizaci¨®n. El viernes, el primer ministro tailand¨¦s, Surayud Chulanont, declar¨® ante la Asamblea de Naciones Unidas "el horror y la repulsi¨®n" de la ASEAN ante el aplastamiento de la revoluci¨®n azafr¨¢n.
EE UU y la UE son partidarios de imponer nuevas sanciones econ¨®micas, aunque algunos de sus socios m¨¢s estrechos, como Australia, consideran que las sanciones har¨ªan a¨²n m¨¢s dif¨ªcil la vida del pueblo. China y Rusia se oponen, al igual que India, aunque este pa¨ªs no tiene derecho de veto en el Consejo de Seguridad.
En lo que todos est¨¢n de acuerdo es en apoyar sin reparos la misi¨®n del enviado de la ONU, Ibrahim Gambari, llegado anoche a Yangon, despu¨¦s de casi un a?o de estar esperando el visado. Nada m¨¢s aterrizar, las autoridades le trasladaron hasta la nueva y remota capital del pa¨ªs, Naypyitaw, lejos del centro de la crisis. Adem¨¢s, seg¨²n el diario brit¨¢nico The Times, la Junta le ha prohibido reunirse con Aung San Suu Kyi. Estas primeras trabas provocaron la reacci¨®n inmediata de la Casa Blanca, que anoche inst¨® a la junta birmana a permitir que Gambari se mueva con libertad, informa Reuters.
La situaci¨®n de Suu Kyi es incierta. Seg¨²n la inteligencia tailandesa, la l¨ªder de la LND fue sacada de su domicilio y se encuentra en un recinto castrense, donde el n¨²mero dos de la junta, general Maung Aye, podr¨ªa conversar con ella. Analistas occidentales establecidos en Tailandia se?alan que la salud de Than Shwe, de 74 a?os, no es buena y que el general Maung podr¨ªa estar buscando una salida. Las relaciones en la c¨²pula militar siempre estuvieron dominadas por la desconfianza. En 2002, tres nietos y el yerno de Ne Win (entonces de 91 a?os, que muri¨® meses despu¨¦s) fueron condenados a la horca por un supuesto intento golpista. En 2004, fue sorpresivamente destituido y sometido a arresto domiciliario el entonces primer ministro y n¨²mero tres de la junta, Khin Nyunt. Oficialmente fue acusado de "insubordinaci¨®n, soborno y pr¨¢cticas corruptas", pero los analistas se?alaron que los contactos con sus hom¨®logos de la ASEAN y con diplom¨¢ticos occidentales, adem¨¢s de su pretendida hoja de ruta hacia la democratizaci¨®n del r¨¦gimen militar, cavaron su tumba pol¨ªtica.
India y China, los pa¨ªses con mayores intereses en Myanmar, son los que podr¨ªan ejercer una mayor presi¨®n sobre la junta. Pero los generales, conocedores de que en su suelo se juegan los intereses estrat¨¦gicos de los dos gigantes asi¨¢ticos, pueden utilizarlos para persistir en su propia cerraz¨®n. Falta por ver el alcance de la revoluci¨®n azafr¨¢n y la resoluci¨®n de los monjes, 30 de los cuales iniciaron ayer una huelga de hambre.
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