Por su seguridad, quitamos los sem¨¢foros
Una experiencia europea suprime se?ales de tr¨¢fico y deja la circulaci¨®n en manos de peatones, conductores y ciclistas
Si los sem¨¢foros, las se?ales de tr¨¢fico y los pasos de cebra son sin¨®nimo de seguridad vial, la visi¨®n de la calle mayor de Haren, un pueblo de unos 16.000 habitantes al norte de Holanda, resulta cuando menos inquietante. Porque est¨¢ desnuda. Le faltan las se?alizaciones habituales y los bordillos de separaci¨®n entre v¨ªas para autom¨®viles y carriles bicis. Peatones, autos y bicicletas comparten los espacios, diferenciados visualmente solo por los colores de los materiales empleados en el suelo: ladrillos rojos para los paseantes y cemento gris para los veh¨ªculos.
Todo desemboca en una rotonda singular. Una banda estrecha obliga al conductor a desplazarse m¨¢s despacio y a permitir, en horas punta, el paso de centenares de escolares de primaria y secundaria a bordo de sus bicicletas, sin regulaci¨®n de sem¨¢foros que valga.
?A qu¨¦ viene todo esto? Se trata de cumplir con los requisitos de Shared Space, un proyecto europeo de planificaci¨®n urbana iniciado en 2004. En la pr¨¢ctica, una arteria de circulaci¨®n r¨¢pida se ha convertido en la zona m¨¢s llamativa de esta peque?a ciudad.
Eso s¨ª, cruzarla a pie requiere prestar mucha atenci¨®n y una cierta pericia visual para acertar con el momento adecuado. Hacerlo por primera vez permite dar fe de que, una vez alcanzado el otro lado, la satisfacci¨®n de haberlo conseguido sin novedad compensa la tensi¨®n inicial. Un coche que avanza a los 25 o 30 kil¨®metros por hora permitidos por el Ayuntamiento (antes pod¨ªan circular a 50 kil¨®metros) baja a¨²n m¨¢s la velocidad para darle tiempo a cruzar al peat¨®n primerizo en el mundo de las calles sin fronteras. El contacto visual establecido entre ambos es fugaz, pero igualmente intenso.
"La aut¨¦ntica seguridad no la proporciona un sem¨¢foro; est¨¢ en uno mismo", asegura Willem Schwertmann, coordinador de proyectos de construcci¨®n del Ayuntamiento de Haren. En una v¨ªa central, sin m¨¢s apoyo que un par de pasos de cebra conservados tras las presiones de los numerosos jubilados residentes en la ciudad, "ambas partes tienden a proteger el espacio com¨²n y a ser educados; y entonces los coches y las bicis corren menos y los viandantes se fijan m¨¢s", seg¨²n el coordinador local del proyecto.
No es una simple peatonalizaci¨®n de un trozo de ciudad. Se trata de devolver al peat¨®n el protagonismo de los espacios p¨²blicos, sin impedir la circulaci¨®n de veh¨ªculos. Las ciudades participantes reciben fondos europeos para llevar a cabo esta prueba. En Haren se muestran muy ufanos de haberse adelantado al resto de socios comunitarios en los que se aplica el plan: Ejby (Dinamarca), Suffolk (Reino Unido) y Ostende (B¨¦lgica). La peque?a ciudad alemana de Bohmte se prepara para hacer lo mismo. El Ayuntamiento de Haren empez¨® a pensar en remodelar la calle mayor con el cambio de milenio. La tuvo lista en 2003. "Presentamos un dise?o que repart¨ªa el espacio entre todos y le daba protagonismo a las numerosas tiendas de las aceras. Hubo sesiones p¨²blicas y discusiones con el vecindario y tambi¨¦n hicimos concesiones, claro", dice Schwertmann.
El consistorio quer¨ªa adoquinar toda la calle, pero los vecinos alegaron que habr¨ªa demasiado ruido. Los adoquines fueron sustituidos por el ladrillo rojo de unas aceras enormes que desaparecen sin bordillo hasta transformarse en calzada de cemento. Adem¨¢s de los dos pasos de cebra conservados, se pusieron dos rect¨¢ngulos con adoquines oscuros al principio de la calle como freno visual para conductores.
A Jacco Smit, due?o de una tienda de ropa masculina, el largo periodo de obras le result¨® duro para las ventas. "Pero con la acera m¨¢s grande, la gente pasea con mayor tranquilidad y eso siempre ayuda a vender". Una anciana muy elegante, que se ayuda con un andador ¨²ltimo modelo, se siente tranquilizada por la permanencia de algunos pasos de cebra. "La calle es m¨¢s grande y amable, pero yo me sigo apoyando en esos pasos para cruzar", cuenta sonriente.
Que las ciudades holandesas sean pioneras no sorprende si se tiene en cuenta que el padre de la idea es Hans Monderman, un ingeniero holand¨¦s. Los defensores del programa de Shared Space siguen con inter¨¦s no solo las ciudades donde ya se aplica la experiencia, sino otras que consideran inspiradas en el esp¨ªritu de su programa: entre ellas, iniciativas tomadas en Copenhague, Lyon o Estrasburgo. Y tambi¨¦n, de Barcelona.
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