Dios en el d¨®lar
Hoy hace 50 a?os que el billete verde cambi¨® su lema para introducir el famoso "In God we trust" ("En Dios confiamos"), que se convirti¨® tambi¨¦n en el oficial de Estados Unidos frente al anterior y mucho m¨¢s secular "E pluribus unum" ("Uno hecho de varios"), propio de un Estado federal, y de la sociedad multicultural de hoy. Pero as¨ª, casi sin quererlo (aunque fue una concesi¨®n electoralista de Einsenhower) se uni¨® el sentido profundamente religioso (uno de los m¨¢s fuertes en el mundo) de la sociedad americana con su veneraci¨®n por el dinero; la equiparaci¨®n de triunfo espiritual y financiero. Es quiz¨¢s el ¨²nico gran pa¨ªs del mundo donde se da esta coincidencia.
In God we trust se fragu¨® en la guerra civil americana tras la cual comenz¨® a acu?arse en las monedas, y movimientos protestantes hicieron campa?a, sin ¨¦xito, para introducir una referencia a Dios en la Constituci¨®n. El salto de Dios al billete s¨®lo lleg¨® el 1 de octubre de 1957, en parte como reacci¨®n anticomunista y antiatea en plena guerra fr¨ªa. Desde entonces, la sociedad americana se ha vuelto incluso m¨¢s religiosa, con consecuencias para su postura internacional. As¨ª, hoy el lobby israel¨ª (que no es lo mismo que el lobby jud¨ªo) se apoya m¨¢s en los movimientos evang¨¦licos.
S¨ª, los americanos conf¨ªan en Dios. Pero tambi¨¦n en el d¨®lar, moneda de referencia (?por cu¨¢nto tiempo?) cuya actual debilidad les afecta poco. De hecho, les favorece. Es el mundo exterior -europeos, chinos e incluso los pa¨ªses productores de petr¨®leo- los que est¨¢n sosteniendo en buena parte la econom¨ªa y el consumo, e incluso las guerras, de los americanos, como pasara en la ¨¦poca de Vietnam. En el fondo el resto del mundo teme que los estadounidenses dejen de confiar en s¨ª mismos y de consumir, pues EE UU puede haber perdido importancia relativa como locomotora econ¨®mica del mundo, pero estos d¨ªas estamos viendo que, dadas las interdependencias y conexiones, lo que le ocurra nos afecta.
Mientras llegaban los primeros efectos de la crisis de las hipotecas de baja solvencia (subprime) los americanos y el resto del mundo est¨¢n muy pendientes no s¨®lo de las Bolsas y del mercado inmobiliario y bancario, sino tambi¨¦n de saber si los ciudadanos de la primera potencia econ¨®mica del mundo segu¨ªan en su fervor consumista o no. Y de ah¨ª la atenci¨®n prestada a los resultados de Wal-Mart, la mayor cadena de supermercados en EE UU, que en agosto se?al¨® que sus ventas en el pa¨ªs hab¨ªan crecido un 7,8% sobre el a?o anterior. ?Hasta cu¨¢ndo? Pues ya hace a?os que el resto del mundo le dice a los americanos "consumid, consumid, malditos" y les da facilidades para ello, ya sea comprando bienes del tesoro o con un euro a 1,4 d¨®lares. EE UU necesita tomar prestado 2.500 millones de d¨®lares diarios del extranjero para servir su deuda. Pero por primera vez el a?o pasado, las familias americanas empezaron a deber m¨¢s de lo que ingresaban, y a pesar de las ventas de Wal-Mart de agosto el ¨ªndice de confianza de los consumidores americanos est¨¢ en ca¨ªda abrupta desde julio.
Algo m¨¢s falla. Como se?alaba recientemente en el International Herald Tribune Hamid Varzi, un banquero de Teher¨¢n, hoy, "los mejores coches, los mejores puentes y autopistas, los trenes m¨¢s r¨¢pidos todos se encuentran fuera de las fronteras americanas". Puentes que se caen o lo que puso de relieve el Katrina indican que Estados Unidos necesita gastar menos en armamento e invertir m¨¢s en s¨ª mismo.
Seg¨²n el Centro Pew de investigaci¨®n demosc¨®pica, un 90% de los americanos apoya el lema en el d¨®lar. Su constitucionalidad, en raz¨®n de la separaci¨®n entre religi¨®n y Estado, nunca ha llegado a ponerse en duda ante el Tribunal Supremo, aunque otros tribunales de nivel inferior s¨ª se han pronunciado, a favor, considerando que se trata simplemente de un "de¨ªsmo ceremonial". Pero hay algo m¨¢s que ceremonia en esto, frente, por ejemplo, a unos billetes de euro sin lema, s¨®lo con puentes, puertas y ventanas, reflejo de una Europa que s¨ª podr¨ªa hacer suyo ese E pluribus unum desechado por EE UU. aortega@elpais.es
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.