Franco puede hacer lo que quiera
Battiato arrasa en Madrid en un sorprendente concierto acompa?ado por un grupo 'indie'
Le queda poca voz, pero canta con tanto gusto que apenas importa. A sus 62 a?os, Franco Battiato arras¨® el viernes en Madrid en un concierto que comenz¨® como recital con piano y que acab¨® en apoteosis propia de U2: con cuatro guitarras met¨¢licas acompa?ando las cl¨¢sicas melod¨ªas del italiano y con el p¨²blico entregado junto al escenario, lejos de las aburridas butacas del abarrotado Palacio de Congresos.
Battiato manej¨® con maestr¨ªa su extenso y famoso repertorio. Vestido con un sobrio traje, sali¨® al escenario acompa?ado de un piano y comenz¨® lentamente, casi musitando, canciones de su ¨²ltimo disco, (Il vuoto, El vac¨ªo, de 2007). Franco -compositor, cantante, pol¨ªglota, director de cine y pintor, histri¨®n- demostr¨® que puede hacer lo que le d¨¦ gana cuando se arranc¨® en alem¨¢n con una canci¨®n de Bach "cantada como un cantante de m¨²sica ligera". Despu¨¦s, y tal vez advirtiendo el alzamiento generalizado de cejas, avis¨®: "Luego llegar¨¢ m¨¢s gente".
Y tanto que llegaron. Tras Povera patria, a mitad de N¨®madas, la primera canci¨®n que enton¨® en espa?ol, se sum¨® el grupo indie italiano MSC. Los tres chavales dieron dureza al concierto pero a la vez consiguieron un sonido ¨²nico junto al piano, el ¨®rgano y la voz de Battiato. El asombroso recital comenzaba a subir. Aquello no ten¨ªa nada que ver con el Battiato que toc¨® en Madrid hace un a?o acompa?ado por una orquesta sinf¨®nica. Camale¨®nico Franco.
Y a¨²n hab¨ªa m¨¢s: luego entr¨® en escena un cuarteto de chicas de punk met¨¢lico que se hacen llamar MAB. Las chicas, con un aspecto entre g¨®tico y punk -pelos de colores, faldas cortas, guitarras ca¨ªdas-, armaron un sonido a¨²n m¨¢s pesado, mientras la cantante alcanzaba notas inveros¨ªmiles.
De repente hab¨ªa nueve m¨²sicos en escena: un ¨®rgano, un piano, cuatro guitarras a cual m¨¢s dura, un bater¨ªa, una percusionista... Battiato se mov¨ªa entre ellos como una especie de profesor chiflado con enormes auriculares -los llev¨® todo el recital- y dirig¨ªa con las manos la orquesta. Ruby tuesday, Strani giorni, y tantas otras sonaban contundentes y directas.
Los nuevos arreglos mejoraban las viejas melod¨ªas. El p¨²blico, fiel a Battiato desde los 80, estaba entregado. Franco saltaba del italiano al franc¨¦s y al espa?ol. Con L'era del cinghiale bianco, la gente comenz¨® a agolparse junto al escenario. Lo que sonaba ya no era propio de un patio de butacas sino, de un estadio. El primer bis, con Yo quiero verte danzar y Cucurrucuc¨², encendi¨® a¨²n m¨¢s los ¨¢nimos. El segundo, con temas m¨¢s tranquilos -L'animale ("Vivir no es muy complicado / si puedes renacer despu¨¦s")-
no logr¨® enfriar el ambiente. Para el tercer y ¨²ltimo bis, Battiato reserv¨® una mezcla de temas de sus temas m¨¢s populares -La estaci¨®n de los amores, Perspectiva Nevski...- y concluy¨® con Centro di gravit¨¢ permanente.
Por entonces, los m¨¢s enfervorizados amagaban con subirse al escenario mientras los menos se conformaban con chocarle la mano. Franco hab¨ªa demostrado que puede hacer lo que quiera.
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