De todos y nadie
Tiene raz¨®n Fernando Savater cuando afirma que los votos no son propiedad de los partidos. Unos grandes partidos que se ven a s¨ª mismos, seg¨²n dec¨ªa FS en las p¨¢ginas de este mismo peri¨®dico en su tribuna del pasado viernes, como rediles donde guardar a buen recaudo (a recaudo de lobos y dem¨¢s alima?as con DNI) el reba?o de borregos/votantes. Debemos admitirlo. Adem¨¢s de no ser inocente, el lenguaje es traidor. Hemos hablado sin recato todas estas semanas de ese nuevo partido que encabezan D¨ªez y Savater y hemos especulado a modo sobre a qui¨¦n va a robarle los votos. El lenguaje nos ha traicionado porque ni Savater ni D¨ªez son, efectivamente, ladrones de ganado. Simplemente han creado un partido pol¨ªtico.
Hay un sentido patrimonial del voto y una pesca del voto y una caza feroz del votante que poco o nada ensanchan el horizonte de nuestra mejorable democracia. Hay un voto cautivo, es verdad, pero hay tambi¨¦n un voto inalienable y libre que puede dar sorpresas y las da. Porque nada es de nadie, ni siquiera la canci¨®n que el poeta Le¨®n Felipe dijo que se llev¨® al finalizar nuestra guerra incivil. "?Y c¨®mo vas a recoger el trigo / y a alimentar el fuego / si yo me llevo la canci¨®n?". Pero Le¨®n Felipe, boticario en despego en Balmeseda y blasfemo mayor de nuestra poes¨ªa, no se hab¨ªa llevado la canci¨®n ni hab¨ªa dejado mudos a los habitantes de la vieja heredad acorralada. Fue una autora bilba¨ªna, nuestra ?ngela Figuera, quien hizo desdecirse al salmista iracundo, due?o de su vibrante poes¨ªa y de su mala uva, pero no due?o ¨²nico de la canci¨®n. "Estoy avergonzado", le confes¨® a Figuera despu¨¦s de leer sus poemas, "yo no me llev¨¦ la canci¨®n. Vosotros os quedasteis con todo: con la tierra y la canci¨®n. D¨¢maso, Hierro, Figuera... Vuestros son el salmo y la canci¨®n".
Otro d¨ªa descubrimos que adem¨¢s de los grandes poetas comunistas estaban un se?or que se llamaba Eliot y un loco americano que viv¨ªa en Venecia y al que algunos llamaban "T¨ªo Ezra". Y ninguno de los dos era rojo, qu¨¦ cosa. Hay cosas que no pueden ser de nadie. Ni la canci¨®n ni el voto. Tampoco las banderas y los s¨ªmbolos. Mucho menos la lengua. Convertir una lengua en instrumento o herramienta pol¨ªtica est¨¢ mal, est¨¢ feo, est¨¢ hecho. Es algo que se lleva realizando (patrimonializar la lengua que es de todos) durante varias d¨¦cadas. Patrimonializar la formaci¨®n moral de las personas es lo que ha pretendido y a¨²n pretende la Iglesia espa?ola. Pero el reba?o tiende a desmandarse. Igual que Rosa D¨ªez cuando deja el PSOE y crea la UPD (Uni¨®n, Progreso, Democracia) con el prop¨®sito de "regenerar la democracia secuestrada por los grandes partidos". Si D¨ªez hubiera hollado la cumbre del socialismo nacional no sabemos qu¨¦ hubiera sucedido. Quiz¨¢s hubiera sido innecesario este nuevo partido o tal vez s¨ª, qui¨¦n sabe. ?Entonces todo hubiera dependido de ella? Me parece que es mucho decir y mucho depender. ?Y si Mayor Oreja y Nicol¨¢s Redondo no hubieran fracasado en el Pa¨ªs Vasco cuando se presentaron del bracete?
Es verdad lo que dec¨ªa este s¨¢bado Javier Mar¨ªas acerca del azar. Aunque cueste admitirlo, casi todo depende del azar. Y eso no es algo malo. Como tampoco es malo, sino bien el contrario, que la oferta pol¨ªtica aumente con un nuevo partido. ?No hablamos todo el d¨ªa de pluralismo? Hubo un tiempo en el que la fragmentaci¨®n pol¨ªtica fue considerada un elemento perturbador de la estabilidad del reci¨¦n estrenado sistema. Eso parece que entendimos todos. La democracia no pod¨ªa ser una jaula de grillos (o de pepitos grillos). La democracia, entonces, se ten¨ªa que basar en dos grandes partidos nacionales. Pero lo que era bueno hace unas d¨¦cadas ahora puede no serlo. Pasa lo mismo con los alimentos: lo que hoy es bueno para el coraz¨®n ma?ana es una bomba en las arterias. Todo cambia. Nada se destruye. Todo se transforma.
La democracia de los grandes partidos, asegura Boadella desde los atriles de la UPD, est¨¢ en proceso de putrefacci¨®n. Habr¨¢ que sanearla en ese caso. Entonces Savater, D¨ªez y Vargas Llosa (a quien todos se empe?an en otorgar el Nobel que a¨²n no tiene) tendr¨ªan su papel. De momento lo que quieren y precisan son votos. Esos votos que como las banderas, las lenguas, las canciones y pocas cosas m¨¢s son de todos y nadie.
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