La sostenibilidad: de valor y paradigma a simple adjetivo banal
La Historia es irreversible y su utilizaci¨®n s¨®lo es una interpretaci¨®n interesada.
Todo comenz¨® en el marco de la ONU, con el Informe Nuestro Futuro Com¨²n (1987-1988), coordinado por la ex primera ministra noruega, G. H. Brundtland. En ¨¦l se recurri¨® al neologismo 'Sostenible' para sortear la astuta advertencia hecha por el secretario de Estado de EE UU, H. Kissinger, en un telegrama dirigido a la ONU en 1974. Se opon¨ªa al uso del t¨¦rmino 'Ecodesarrollo' por estar vinculado a la Ecolog¨ªa, disciplina que, desde entonces, ha sido desacreditada frente al desarrollo, cuando precisamente es todo lo contrario: garantiza la calidad del crecimiento. Quienes viven en Bormujos y trabajan en Sevilla dejan anualmente 45 d¨ªas de su vida dentro de su coche, con el cual, involuntariamente, contaminan m¨¢s. Tienen m¨¢s bienes pero menos calidad de vida.
La Ecolog¨ªa es imprescindible para la construcci¨®n y el estudio del Oikos (hogar) humano entendido como sistema.
La Sostenibilidad (en Espa?a), o Sustentabilidad (en Hispanoam¨¦rica), es un neologismo vinculado al contenido del mencionado Informe sobre un tipo de desarrollo. Textualmente dice: "Desarrollo sostenible es el que satisface las necesidades del presente sin da?ar la capacidad de las nuevas generaciones para satisfacer sus propias necesidades".
Por lo tanto, en primer lugar, el significado de la Sostenibilidad est¨¢ asociado coherentemente a los contenidos que constan en los documentos aprobados en la Conferencia de R¨ªo de 1992, Cumbre de la Tierra, para el Medio Ambiente y el Desarrollo:
-El Programa 21. Plan de acci¨®n que define las metas ambientales y de desarrollo en el siglo XXI.
-La Declaraci¨®n sobre Medio Ambiente y Desarrollo. Derechos y deberes de los Estados.
-La Declaraci¨®n de principios sobre los bosques.
-Las Convenciones sobre el cambio clim¨¢tico, la biodiversidad y la desertificaci¨®n.
En conferencias gubernamentales sucesivas se han firmado los Acuerdos de Alborg, Carta de las Ciudades Europeas hacia la Sostenibilidad, 1994; de Kioto, Cambio clim¨¢tico por el Calentamiento Global, 1997; y de Johannesburgo, Sobre la pobreza y el Medio Ambiente, 2002. En ellos se ampl¨ªa el contenido operativo de la palabra Sostenibilidad asociada al desarrollo, a la contabilidad, al capital natural y ambiental.
Bajo este paraguas, los economistas incluso hablan de sostenibilidad d¨¦bil, fuerte y muy fuerte en funci¨®n de c¨®mo se gestionan, con sentido empresarial, los recursos naturales. A un individuo se lo puede considerar, consumidor o ciudadano. Los Estados dan preferencia a una de estas alternativas. Los intereses del empresario y del consumidor son coincidentes pero, con frecuencia divergentes de aquellos del ciudadano. Es entonces cuando el uso del t¨¦rmino depende de qui¨¦n, en qu¨¦ ¨¢mbito y en qu¨¦ contexto lo haga.
La Torre Cajasol de Sevilla, un cilindro de cristal de 180 metros de altura, en verano soportar¨¢ hasta 50 grados de temperatura. Que ¨¦sta es Arquitectura Sostenible, lo diga quien lo diga, simplemente es un disparate. El contaminante pol¨ªgono industrial de Huelva es factor de crecimiento de la riqueza cuantificable pero no de calidad ambiental.
Por otra parte, tomando en cuenta su origen, la Sostenibilidad es un concepto, y en tanto, responsabilidad social es un valor ¨ªntimamente ligado a otro, la libertad. Tambi¨¦n es un paradigma.
?C¨®mo no va a ser una responsabilidad social la despilfarradora forma de consumir los recursos naturales no renovables que est¨¢ provocando el cambio clim¨¢tico y de los cuales no podr¨¢n prescindir nuestros nietos, como son el suelo, el agua, el aire, la energ¨ªa (fuego)?
A nadie se le ocurrir¨ªa derrumbar los 500.000 contenedores de ladrillo feos y dispersos construidos en los ¨²ltimos 10 a?os en El Aljarafe para recuperar el suelo. Los combustibles f¨®siles, petr¨®leo, carb¨®n (energ¨ªa), adem¨¢s de no renovables, son contaminantes (el transporte privado m¨¢s que el p¨²blico). Debido a la calidad del suelo, para recuperar la selva amaz¨®nica se necesitar¨ªan los mismos siglos requeridos para su formaci¨®n. Y con la desertizaci¨®n, desaparecen los lagos (agua). En los ¨²ltimos 50 a?os, debido a la urbanizaci¨®n, la superficie del lago Victoria se ha reducido a menos de la mitad. En los ¨²ltimos 20 a?os, seg¨²n el Atlas de Naciones Unidas, el agujero de la capa de ozono pr¨¢cticamente se ha duplicado (aire).
Vivimos en libertad pero no podemos hacerlo sin responsabilidad. Debemos pensar en el otro, en los dem¨¢s. De eso va la Sostenibilidad; sin embargo, debido al uso banal del t¨¦rmino no solamente en el ¨¢mbito pol¨ªtico y electoral sino acad¨¦mico, por condicionamiento del mercado, se lo est¨¢ transformando en un adjetivo, en una simple declaraci¨®n de intenciones, cuando no en un comod¨ªn que roza con el absurdo.
Para comprobarlo, lea con atenci¨®n algunos documentos t¨¦cnicos, universitarios, empresariales y electorales. Seg¨²n los pol¨ªticos y los t¨¦cnicos responsables de los PGOU redactados ¨²ltimamente, se est¨¢n contribuyendo ciudades sostenibles. Visite la Vega de Granada o directamente vaya a las Fiscal¨ªas y comprender¨¢ c¨®mo se transforma un valor (Sostenibilidad) en banal adjetivaci¨®n o absurdo comod¨ªn.
Jorge Benavides Sol¨ªs es doctor arquitecto y profesor titular de la ETSA.
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